Una mujer sumisa, dedicada a su hogar, amando a su esposo incondicionalmente vive en el mundo perfecto... Hasta que su esposo la engaña y humilla, por lo que escapa y descubre que es mucho más fuerte de lo que creía, además de que tiene la oportunidad de volver a enamorarse y darse cuenta lo que verdaderamente es amar y ser amado.
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"9"
Despierto sobresaltada con un escalofrío recorriendo todo mi cuerpo que se siente entumecido y acalambrado por la pesadilla que acabo de vivir.
Radel me estaba moliendo a golpes mientras escuchaba la risa de su amante detrás de nosotros, después se convirtieron en alientos para que no se detuviera y me matara.
Me abrazo a mí misma mientras siento como las lágrimas cubren mi rostro humedeciéndolo, sintiendo un fuerte vacío creciendo dentro de mí, una inseguridad abrazadora y un dolor agonizante.
Me levanto de la cama y salgo del cuarto, recorro en silencio los pasillos y voy a patío sentándome en la orilla de la alberca, mirando el agua cristalina con el resplandor de la luna, estaba soplando un viento refrescante que me consolaba y me abrazaba, susurrándome que todo estaría bien, que solo fue una pesadilla y que yo estaba muy lejos de Radel, sin usar las tarjetas de crédito o el celular, no podría rastrearme jamás.
-Buenas noches Aysel -dicen a mis espaldas y me sobresalto al instante
Me pongo de pie rápidamente al ver a la señora Tutu mirándome con cierta ternura, pero también con algo de preocupación.
-Lo siento pequeña, no quería asustarte
-No se preocupe, es solo que no podía dormir y bajé, lamento si he quebrantado alguna regla de huéspedes...
-Aysel, tranquila -dice mientras me toma de los hombros con gentileza y calidez -Eres libre de venir aquí cuantas veces quieras, eres una de mis huéspedes así que no tienes que pedir permiso para hacerlo
Me relajo en ese instante y una paz llena de tranquilidad todo mi cuerpo.
-Ahora cuéntame ¿Tuviste una pesadilla?
-Sí, pero no quiero hablar de eso
-Está bien, lo entiendo y lo respeto -dice mientras me mira a los ojos tratando de descifrarme, pero sin dejar de lado esa mirada de abuelita tierna -Solo dime una cosa
-¿Qué? -pregunto con miedo
-¿Soñabas con el monstruo que te hizo eso en la mejilla?
Mis ojos por alguna extraña razón se llenaron de lágrimas, el nudo se volvió a formar en mi garganta y no pude hacer nada más que asentir con la cabeza.
Ella me abre sus brazos y sin dudarlo ni un segundo busco refugio en ellos, la calidez de su ser tan bueno me embriaga y no puedo contener el llanto, empiezo a llorar desconsoladamente, la señora Tutu me acaricia con cariño la espalda para consolarme.
-Ya estás a salvo Aysel, nadie te pondrá una mano encima aquí
-Gracias -susurro apenas audible
La soledad que sentía se pudo ir y dejarme descansar de ella, odiaba ese sentimiento y la señora Tutu logró consolarme en cuestión de segundos, me dio seguridad y comprensión. No necesite explicar nada para que ella se diera cuenta de que no estaba bien.
Que necesitaba ayuda y un abrazo, que para quizá muchos sea insignificante, pero para alguien tan solo como yo, es lo que más anhelaba en este momento.
-¿Quieres un poco de chocolate? -me dice mientras limpia mi mejilla sana con su pulgar
Sé que no se atrevió a limpiar la otra por miedo a lastimarme y lo agradezco infinitamente porque ante cualquier toque el dolor punzante se hace presente.
-No quiero que se moleste, el abrazo es más que suficiente
-Vamos que tengo ganas de una taza y sé que no regresaras a tu habitación hasta que estés tranquila
Ambas nos encaminamos con paso lento a la cocina, una muy grande y espaciosa con varias parrillas, estufas, microondas, dos refrigeradores y de todo tipo de electrodomésticos. Ella pone a calentar el chocolate en una olla y nos sentamos a esperar.
-¿Cuál es tu color favorito? -me pregunta con una sonrisa
La miro con una sonrisa, porque esa era la última pregunta que se me habría ocurrido preguntarle a una persona que acaba de llorar porque tuvo una pesadilla de su atacante.
-Bueno... solía gustarme mucho el rojo
-¿Y ya no?
-Bueno, una persona me dijo que el rojo era un color vulgar y que no quedaba con mi tono de piel
-¿Quién te dijo esa gran mentira? -pregunta enojada -Estoy segura de que tu piel resalta mucho más, además un color no puede ser vulgar ¿Con qué clase de tontos hablas? Y peor aún, haces caso de lo que te dicen
Sonrío como hace tiempo no lo hacía y la señora Tutu lo nota porque sonríe de la misma manera.
-Mira que ese mentecato de seguro solo abre la boca para expulsar pura basura, como la que acabas de confesar que te dijo, Dios no envíes a gente así a nuestro mundo por favor -dice dramáticamente mientras levanta sus brazos al cielo y hace unas señas de frustración
Río ante su tierna reacción y ella también me hace segundas.
-He visto que llevas la misma ropa con la que llegaste, no traías maletas ni nada ¿Has escapado?
-Sí
-¿Eres mayor de edad?
-Sí
-Bien, entonces no preguntaré nada más -dice mientras toma mi mano colocando las suyas sobre la mía -¿Tienes planes para mañana?
-Ir a trabajar
-¿Ya conseguiste empleo? -pregunta asombrada
-En la ciudad, como costurera
-Eso es interésate, eres buena reparando ropa
-Sí y disfruto haciéndolo
-Me alegra entonces que hayas encontrado algo que te guste hacer, bueno que te parece si antes de que entres a trabajar, pero después de desayunar, vamos de compras a unos locales que están cerca de aquí, estoy segura de que necesitas más cambios de ropa, cosas de aseo personal y probablemente maquillaje para cubrir ese gran golpe que traes en tu mejilla
-Se lo agradecería mucho
-No Aysel, no tienes nada que agradecer
-No tiene idea de cuanto le debo
-No debes nada, todo ha sido de corazón y espera a que pruebes el chocolate, estoy convencida de que mínimo tomaras tres tazas -dice emocionada mientras va a servir las tazas de chocolate caliente
Me entrega una y le doy un ligero sorbo, por suerte el chocolate no estaba tan caliente, estaba justo en su punto, listo para ser ingerido y disfrutado.
-Creo que mínimo necesitaré cinco -le digo cuando el dulce y delicioso sabor de chocolate entra en contacto con mis papilas gustativas -Esto es realmente delicioso
-Te lo dije, nadie se resiste a una buena taza de chocolate -dice feliz y orgullosa por haber logrado su cometido