"El lío de Carlos" es una novela inspirada en una historieta escolar que narra las aventuras de Carlos, un joven carismático, despreocupado y amante de la diversión. Con su espíritu libre, disfruta explorando sus relaciones, coqueteando sin límites tanto con las chicas, pero tal parece que el destino cambiara el rumbo de su vida.
Por otro lado, se encuentra Janeth una joven trabajadora y determinada que enfrenta una lucha personal por encontrar una cura para su abuelo. En medio de los enredos y dramas que rodean la vida de Carlos y Janeth, sus caminos se cruzarán de formas inesperadas. ¿Logrará el amor triunfar entre tantas dificultades? Acompaña a estos personajes en una historia llena de emociones, retos y descubrimientos.
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Capítulo 15: Desiciones a destiempo
Janeth caminaba con paso apresurado por la calle, el sonido de sus tacones resonando en las aceras vacías. El día había sido largo y su mente seguía atrapada en la misma maraña de pensamientos. Aunque había tomado una decisión, sentía como si hubiera dado un paso hacia lo desconocido, un salto sin red que la mantenía en vilo.
La promesa de estabilidad que había hecho a su abuelo seguía pesando sobre ella. *¿Es esto lo correcto?* La pregunta se repetía una y otra vez en su cabeza. Había aceptado la propuesta de casarse con el hijo del señor Miller, pero, a pesar de la firmeza de su decisión, no lograba deshacerse de la sensación de que algo faltaba.
Ese mismo día, Valeria la llamó, como si pudiera leerle la mente.
—¿Cómo te sientes hoy? —preguntó, con esa tranquilidad que siempre lograba transmitir.
Janeth respiró hondo antes de responder.
—No lo sé, Valeria… siento que he hecho lo correcto, pero a veces dudo. Mi abuelo necesita que siga este camino, pero… *¿y yo?*
Valeria, desde el otro lado de la línea, comprendió que las palabras de aliento ya no bastaban.
—Es normal que dudes, Janeth. Estás tomando decisiones enormes. Pero no tienes que hacerlo todo al mismo tiempo. Solo recuerda que estás haciendo esto por un bien mayor, aunque en tu corazón, a veces, no lo entiendas.
Janeth agradeció el consejo, pero no pudo evitar sentirse aún más perdida. Sabía que debía seguir adelante, pero algo en su interior gritaba que había algo más que no estaba viendo. *¿Sería esto lo que realmente quiero?*
Por otro lado, en la casa de los Miller, Carlos había estado meditando sobre su propia decisión durante los últimos días. El regreso de su padre había traído consigo una sensación extraña. Aunque había accedido a casarse, aceptando las condiciones de su padre, un sentimiento de resentimiento se había instalado en su pecho.
*¿Lo hice por mi futuro o por miedo?* Esa pregunta lo acosaba, mientras observaba la luz que se filtraba por la ventana de su habitación. La conversación con su padre, que parecía tan sencilla y directa, había dejado muchas más huellas de las que esperaba.
—¿Decidiste casarte, entonces? —le había dicho su padre con esa seguridad tan típica de él.
Carlos había aceptado, había asentido sin más, pero ahora, en la quietud de su habitación, la incertidumbre lo consumía. *¿Es esto lo que quiero?* *¿De verdad estoy listo para algo así?* Las dudas comenzaban a devorar la seguridad que había intentado construir. Cada vez que pensaba en la mujer que sería su esposa, sentía un vacío, una desconexión. No la conocía. *¿Cómo podría comprometerme con alguien que apenas sé quién es?*
En un arranque de desesperación, Carlos llamó a Sebastián.
—Tienes que ayudarme —le dijo, con la voz cargada de angustia—. Tomé la decisión, pero no sé si fue la correcta.
Sebastián, que había estado observando el comportamiento de su amigo, entendió lo que le pasaba.
—Es normal, amigo, pero lo que importa ahora es que ya decidiste. ¿Vas a dejar que tus dudas te destruyan? La verdad es que no hay vuelta atrás, pero debes enfrentarlo con cabeza fría.
Carlos no estaba tan seguro de que pudiera hacer eso, pero sus palabras le dieron algo de calma. A pesar de todo, la incertidumbre persistía.
Por la tarde, Janeth y Valeria se reunieron como siempre en su café habitual. Janeth parecía más tranquila, pero sus ojos traicionaban la tormenta interna que seguía agobiándola. Valeria la miró con compasión.
—Te noto diferente —comentó, después de unos minutos de silencio.
Janeth no sabía cómo explicarlo. Era un nudo en su estómago que no se iba. Finalmente, miró a Valeria con seriedad.
—Tomé la decisión, Valeria. *Voy a casarme*, pero hay algo dentro de mí que sigue diciéndome que esto no es lo que quiero. Mi abuelo está enfermo y necesito hacer esto para darle estabilidad, pero… ¿y yo? ¿Qué pasa conmigo?
Valeria se inclinó hacia adelante, con ese gesto que Janeth reconocía como el preludio de una conversación profunda.
—Lo sé, Janeth. Sé que estás sacrificando mucho, pero también sé que no puedes perderte en este camino. Lo haces por tu abuelo, pero no dejes que eso te cueste tu felicidad. Cuando todo esto pase, ¿dónde vas a estar tú? *¿Qué quedará de ti?*
Janeth suspiró profundamente, mirando hacia la ventana. Las palabras de Valeria calaban hondo, pero su corazón seguía atrapado. *¿Qué quedará de mí?* Esa pregunta quedó resonando en su mente, y Janeth se dio cuenta de que, aunque había tomado una decisión, no podía seguir adelante sin enfrentar sus propios deseos.
Carlos, por su parte, no podía dejar de pensar en todo lo que había perdido para llegar a este punto. Sabía que la presión era enorme y que, en muchos aspectos, su futuro ya estaba decidido por su familia. Pero algo dentro de él se rebelaba.
*¿Y si elijo otro camino?* Pensó. *¿Y si me libero de todo esto?* Las imágenes de una vida diferente, libre de las expectativas de su padre, lo invadieron momentáneamente. Pero pronto la realidad lo alcanzó.
*No hay marcha atrás.*
Ambos terminan sumidos en sus pensamientos, cada uno luchando con el peso de su decisión y cuestionándose si realmente tomaron el camino correcto. Mientras tanto, el destino los sigue llevando en la misma dirección, aunque ninguno de los dos lo sabe aún.
