En un mundo donde las tradiciones patriarcales dictan el poder, Arya Eryndor, la hija menor de una familia noble, lucha por demostrar que es digna de liderar su clan. Tildada de inútil y subestimada por sus tres hermanos mayores—Aric, Magnus y Kael—, Arya enfrenta conspiraciones internas y externas mientras intenta consolidar su posición como líder legítima.
Su vida da un giro inesperado cuando hereda una vasta fortuna y propiedades tras la muerte de un benefactor secreto, lo que le da los recursos para enfrentarse a sus enemigos y reconstruir la posición de su familia. Sin embargo, la traición dentro de los Eryndor no tarda en surgir, con Aric liderando los esfuerzos para desacreditarla y Magnus y Kael urdiendo planes que pondrán en peligro no solo su reputación, sino también su vida.
En medio de estas tensiones, Arya invita a Darian Arkavian, un enemigo histórico de los Eryndor, a un festival con la esperanza de negociar la paz y desarmar las hostilidades. Pero la llegada de Darian
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Fracturas Internas
Una noche, mientras Arya revisaba documentos en el antiguo despacho de su padre, una mujer irrumpió en la habitación. Era una sirvienta joven, con el rostro lleno de terror.
—Milady, encontré esto en su habitación… —dijo, entregándole un pergamino doblado. Arya lo tomó y lo abrió con cuidado.
"Vete ahora. No sobrevivirás la semana."
Arya respiró hondo. La amenaza era directa, pero no le sorprendía. Sus hermanos estaban desesperados, y los aliados de su padre no confiaban en ella. Sin embargo, la caligrafía le era familiar. No de Magnus ni Kael, sino de alguien más cercano… alguien que conocía sus movimientos.
Por la mañana, convocó a su guardaespaldas personal, un joven llamado Elias, quien había sido leal a ella desde que era niña. Elias no era noble, pero su habilidad con la espada y su lealtad inquebrantable lo hacían más confiable que cualquier consejero.
—Elias, quiero que investigues quién escribió esto —le dijo, entregándole el pergamino.
Elias asintió, pero no pudo ocultar su preocupación.
—Milady, su vida está en peligro. No puedo dejar que enfrente esto sola.
Arya lo miró con una leve sonrisa.
—No lo hago sola. Tengo a mi mejor hombre conmigo. Ahora ve.
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Un encuentro inesperado
Días después, durante una inspección de las tierras del sur, Arya y su pequeño séquito fueron interceptados en un bosque por un grupo de jinetes. A la cabeza estaba Darian Arkavian.
—Lady Arya Eryndor —dijo Darian, desmontando de su caballo con una elegancia estudiada—. Qué curioso encontrarla aquí.
—¿Curioso? —Arya respondió, manteniendo la compostura—. Yo diría que sospechoso.
Los hombres de ambos lados desenvainaron armas, pero Darian levantó una mano para detenerlos.
—No vengo en busca de sangre, milady. Solo quería conocer a la mujer que ahora lidera a los Eryndor.
Arya alzó una ceja, intrigada pero alerta.
—Espero que no esté decepcionado, Lord Arkavian.
Darian sonrió, un gesto que no revelaba sus verdaderas intenciones.
—En absoluto. De hecho, creo que podríamos llegar a… entendernos.
Arya no respondió, pero sus ojos brillaban con un desafío que Darian no esperaba. Ambos sabían que este encuentro era solo el comienzo de algo mucho más grande.
La tensión en la mansión Eryndor se había vuelto tan densa que parecía impregnar los mismos muros. Arya sabía que sus hermanos no perderían el tiempo en socavar su posición. Aunque tenía el respaldo nominal del testamento de su padre, los tres hombres estaban moviendo sus propias piezas en el tablero.
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Magnus: el estratega visible
Magnus, el hermano mayor, decidió abordar la situación de manera directa. Convocó a los antiguos aliados militares de la familia para asegurarse de que lo reconocieran como el verdadero líder. En una reunión privada en la sala de armas, Magnus habló con el general Belrik, el comandante de las tropas fronterizas.
—Belrik, conoces mis méritos. He liderado hombres en batalla, he defendido nuestras tierras. ¿Crees que Arya puede manejar lo que se avecina? —preguntó Magnus, su voz grave resonando en la sala.
Belrik lo miró con cautela.
—Lord Magnus, con respeto, no está en mis manos decidir quién lidera la familia. Pero si la joven lady demuestra ser incapaz, estaré listo para actuar.
Magnus apretó los dientes, insatisfecho con la respuesta. Sabía que necesitaba más que palabras para asegurar su posición, pero confiaba en que los errores de Arya llegarían pronto.