Ella, se enamora de su jefe después de una noche de copas amanece en su cama, intentando ocultar todo,mientras miente sin control.
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fin del compromiso
¡Silvana, qué haces aquí, acaso ya termino tu tratamiento! — preguntó Cristián, mientras suspiraba y buscaba un poco de agua.
¡Porque preguntas eso, estoy aquí por ti, y claro que ya estoy bien, estoy lista para seguir con nuestros planes de matrimonio! —dijo Silvana, acariciando el pecho de Cristián para después dejar caer el vestido que llevaba puesto.
Cristian, ya no podía seguir más con Silvana y todo el show del matrimonio y, más aún que Ella, lo había tomado como pretexto para no estar con él.
¡No más, Silvana, me alegro mucho por ti, que ya estés bien, pero sabes muy bien que todo eso del matrimonio fue una mentira, yo jamás te lo propuse! Dijo Cristián, quitando las manos de Silvana despacio de él e intentando no lastimarla con sus palabras.
No puedes decir eso, nosotros lo hablamos, quedamos en cansarnos —dijo Silvana con lágrimas en los ojos.
Jamás, hablamos de nada, tú comenzaste a planear junto con tu madre una boda que yo no quería, se lo dijiste a todos en la oficina y yo no pude desmentir nada después de lo que paso en tu departamento.- dijo Cristián recordando que esa noche él llegó al departamento de Silvana para terminar con ella y afrontarla con todas las mentiras que estaba diciendo cuando la encontró tirada en el piso junto con un montón de pastillas.
Mi amor, sé que no lo hablamos como tal, pero yo creí que tú querías algo serio después de que tu papá te dejo su lugar en la empresa y nosotros estábamos muy bien, teníamos sexo todos los días, nuestras familias se conocen muy bien.- dijo Silvana con lágrimas en las mejillas desesperada porque Cristián no rompiera el compromiso.
Por favor, ya no sigas con esto, Silvana, yo no me quiero casar. Lo que pasó fue muy fuerte y yo no puedo seguir con esto. Discúlpame, Silvana, pero esto se acabó —dijo Cristián.
No puedes hacerme esto, Cristian, vamos a la cama a arreglarlo —dijo Silvana.
No, Silvana, vamos, vístete, te llevaré a casa. Mañana saldrá un comunicado con el fin de la mentira del matrimonio, te lo dijo para que no te tome por sorpresa y estoy haciendo bien. Yo no soy para ti, ya verás que te darás cuenta y encontrarás un hombre bueno que te ame —dijo Cristian serio.
¡Te lo ruego, Cristián, no me dejes, yo no seré capaz de estar sin ti! Dijo Silvana, queriendo volver a manipular a Cristián.
No digas tonterías, Silvana, eres bonita y educada, tienes todo para que un hombre te ame, pero yo no puedo. Lo intenté, pero no pude, dijo Cristián.
¿Tienes a alguien más, a una de esas mujeres que se acuestan contigo? —dijo Silvana frenética, abrazándolo con fuerza.
No, puedo seguir lastimándote y fingir para que tú estés bien, no te amo Silvana, lo lamento mucho —dijo Cristián, mirándola a los ojos.
Silvana lo soltó, y tomó su saco largo que estaba en el sillón y se lo puso. Sabía que no haría cambiar de opinión a Cristián.
¡Está bien, Cristián, esto se acabó, llévame a casa! —dijo Silvana.
Cristian se sorprendió al ver a Silvana aceptar todo tranquilamente y calmarse enseguida.
Salieron ambos de la casa, y subieron al auto de él durante el camino. Silvana moraba por la ventana pensativa sin decir nada. Al llegar a su casa, Silvana solo baja del coche y camina hasta la puerta de su casa para entrar, mientras que Cristian arrancaba el auto para irse.
Al entrar a su casa, Silvana, su madre, estaba tomando una copa de vino en la sala, con un peinado perfecto, al igual que su ropa.
¿Qué pasa porque estás aquí, que no pasarías la noche con Cristián?—dijo su madre.
¡El término conmigo, se acabó la boda! —dijo Silvana.
¡Cómo que se acabó, pero lo persuadiste con lo de tu enfermedad o no.! —dijo su madre molesta.
Claro que lo hice, pero ya no lo pude manipular como tantos meses. Él ya no es el mismo —dijo Silvana.