Jugando A Lo Prohibido☆ Saga: Amores Prohibidos☆

TÍTULO: MALA MUJER.

GEA.

Luego de oír las palabras de Tomás no logré pronunciar ni una sola palabra más. Simplemente, me perdí en los pensamientos de mi pequeña cabeza.

Tomás.-- Disculpa qué te dejé aquí, pero no quiero ver a Astrid, su sola presencia me hace más daño del que quisiera.

Esté me sacó de mis pensamientos de la nada, él me tomó por sorpresa.

Gea.-- Está bien, gracias por traerme hasta aquí.-- Al detenerse el auto me bajé y vi cómo Tomás sé alejaba rápidamente.

Comencé a caminar con los pasos pesados, mi cabeza estaba hecha un desastre y necesitaba pensar cuidadosamente mis actos. No quería convertirme en una mujer cómo mi hermana, desvergonzada y sin sentimientos.

Al llegar a casa después de caminar 10 cuadras, las cuales parecieron miles de kilómetros, me adentre para encontrarme con una situación qué parecía repetirse.

Astrid teniendo sexo, pero está vez con Zack, ignoré la escena y caminé a pasos agigantados hasta entrar a mi habitación y me encerré en ella.

Astrid-- Maldita estúpida, abre la puerta.-- Frote mi rostro adormilado, al parecer a penas me tiré en la cama me quedé dormida, pero mi hermana mayor vino a molestar mi plácido sueño.

Gea.-- ¿Qué te sucede?-- Pregunté abriendo la puerta para ver el rostro de Astrid lleno de rabia.

Astrid-- ¿Por qué siempre debes arruinarlo todo?

GEA-- ¿Y ahora qué te hice?

Astrid.-- ¿Aún tienes el tupé de preguntar?

-- Arruinaste el momento, Zack no pudo terminar de complacerme por tu interrupción.

-- Tenías qué regresar para joder mi maldita vida.

-- Ojalá nunca hubieras regresado o te hubieras muerto, solo eres un maldito estorbo en mi vida.-- Miré con incredulidad a mi hermana, siempre quise ser cómo ella,  bella, decidida y capaz de conseguir todo lo qué desea, pero sus palabras deseándome mal, lastimaron mi corazón.

Astrid-- No te quedes callada, a mí no me engañas, eres una mosca muerta, sé muy bien qué te gustaría estar en mi lugar y qué Zack te follará.

(Reí al escuchar sus palabras)

Sí tan solo supiera qué su flamante prometido está detrás de mí, Astrid tendría qué tragar sus malditas palabras.

Gea.-- Déjame sola, no estoy de ánimos para soportar tu histeria.

Astrid.-- Eres una maldita puta barata, una zorra.

Gea.-- Cállate, sí quiero tengo a tu prometido o a quien quiera entré mis piernas, no me provoques o jodo tu maldito matrimonio en un abrir y cerrar de ojos.

Enar.--- ¿Qué acabas de decir?

Gea.-- Papá, yo... -- Mi padre no me dejó hablar, él me dio una bofetada callando mis palabras.

Enar.-- Me has decepcionado, creí qué había enseñado bien a mis dos hijas, pero me equivoqué, eres una cualquiera, no puedes seguir bajo mi techo, jamás apañaré a una mala mujer.

-- Y menos si tienes la intención de perjudicar la vida de tú hermana.

Gea.-- Papá, no es lo qué tú piensas, déjame explicarte toda la verdad, Astrid no es lo qué tú piensas.

Astrid-- Pará de mentir, solo quieres arruinar mi boda.

-- Papá, hoy llegué a casa y encontré a Gea teniendo sexo en el comedor con Tomás.

¿Lo recuerdas verdad? Él es mi amigo de hace mucho tiempo, pero hoy terminé la amistad qué nos unía por faltar el respeto a nuestra casa.

Gea.-- Deja de mentir, eso no es verdad, la qué sé acuesta con Tomás y Zack al mismo tiempo eres tú, eres una zorra arribista y desvergonzada.

Astrid-- Lo ves papá, ella quiere arruinar mi vida, no solo sé acostó con Tomás, también intentó acostarse con Zack, pero no lo consiguió, por qué él me ama y jamás me engañaría.

Enar.-- Sí no dejas de mentir te quemarás en el infierno por pecadora, eres la vergüenza de la familia, nos has deshonrado.

-- Astrid llama a Tomás, él tiene qué responder por sus actos pecaminosos.

Astrid.-- Sí papá.

Enar.-- Tú quédate aquí, no volverás a salir de tu habitación hasta qué solucione tus porquerías.

Gea.-- Pero papá, ella miente, la mala mujer aquí es Astrid y no yo.

Enar.-- Cállate, eres un demonio destructor,  no tienes perdón de Dios.-- Astrid logró destruir mi reputación y lo más valioso para mí, el amor y la confianza qué mi padre tenía en mí.

Me quedé en el cuarto cómo lo ordenó mi padre, no quise salir, aún faltaba encontrarme con mi madre, ella es igual qué papá, ambos son muy devotos y temerarios de dios y no quiero ni pensar en todo lo qué ella me diría, después de escuchar las mentiras de Astrid.

DÍA DOMINGO.

--Despierta hija, debemos conversar.-- Al sentir qué alguien me movía abrí los ojos con dificultad, ya qué los tenía hinchados, por tanto llorar la noche anterior.

Gea.-- ¿Qué sucede? ¿Qué hora es?

Yulene.-- Anoche no quise despertarte, pero hoy no iré a trabajar, hay muchas cosas que arreglar.

-- Levántate y báñete, debemos ir a limpiar tus pecados ante dios todopoderoso, pero antes reza y pide perdón, así limpiarás tu alma por ser una mujer sucia y ambiciosa.

Gea.-- Mamá, es mentira, no hice nada malo, déjame explicarte todo esto.

Yulene.-- No sigas mintiendo, eso es malo.

-- Actuaste de una manera ruin, te dejaste llevar por los deseos carnales, manchaste la pureza qué tendrías qué haber guardado para el hombre que debía ser tu esposo, fuiste ambiciosa, egoísta y deseaste el hombre de tú hermana. Fueron demasiados pecados juntos.-- Dicha esas palabras mi madre sé marchó dejándome sola, las lágrimas caían de mis ojos cómo fueran gotas de tormenta,  tormenta ocasionada por la infame de mi hermana.

Luego de llorar por un largo tiempo me fui a duchar, y en cuánto estuve arreglada salí.

Enar.-- Vamos, sé hace tarde.

Gea.-- Papá, tienes qué creer en mí.

Enar.-- Calla, no te culpó del todo, en parte yo también soy culpable, no debí dejar que tu abuelo te nombrará con el nombre de una diosa profana.

Mi padre me sacó de la casa apretando fuerte de mi brazo, Astrid me miraba con una sonrisa burlona cada vez qué nadie la miraba a ella.

En cuánto estuvimos fuera de la casa vi un taxi qué ya nos esperaba fuera de la casa, miré a mi padre con súplica en los ojos, ¿Por qué tendría qué pedir perdón yo?, sí no hice nada malo. La desvergonzada era Astrid, era ella quien debería pasar por esto, no yo.