Una semana antes de su boda, Amelia, de 25 años, descubrió que su prometido la engañaba con su mejor amiga Lisa… y que ella está embarazada, sintiéndose asqueada, decepcionada y traicionada, Amelia se negó a derramar una sola lágrima porque no les daría el gusto de verla rota, así que en silencio, trazó un plan: avergonzarlo públicamente el día de la boda y poner fin a una relación construida sobre mentiras y lo que comenzó como una humillación planeada se convirtió en el primer paso hacia una nueva vida, donde Amelia ya no será la víctima, sino la autora de su propio destino.
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Capítulo X: La boda que nadie quería Parte 6
El resto de la partida de dominó transcurrió entre risa y anécdotas, pero Richard estuvo muy distraído, quería hablar a solas con Miguel, pero este deliberadamente lo evitaba, hacía bromas con Lorenzo y Esteban e incluso cuando llegaron otros amigos, la velada se volvió muy amena, pero para Richard algo se sentía mal, y a la medianoche cuando lo venció la fatiga decidió irse.
—¿Miguel todo está bien? —preguntó con una inquietud que no lograba disimular.
Miguel lo observó y asintió, porque no estaba enojado con él después de todo era un buen hombre cuyo único defecto era ser demasiado indulgente con su esposa y sabía que lo que pasaría en una semana lo lastimaría mucho pero no era su culpa porque después de todo ni el mejor de los padres puede controlar cada decisión que toma su hijo.
—Todo está bien Richard—respondió Miguel con una sonrisa serena.
—Siento que algo te molesta esta noche.
Miguel le palmeó el hombro con afecto porque debido a su vida laboral y a ser padre soltero le dejaba poco espacio para cultivar amistades sinceras por eso valoraba tanto la lealtad de Richard.
—Richard, recuerda que siempre te consideraré un gran amigo, pase lo que pase— respondió Miguel con una gravedad que no le pasó desapercibida.
El trayecto de regreso a casa fue breve y cuando llegó a casa Isabel ya estaba dormida, las palabras de Miguel lo dejaron lleno de dudas, pero de algo estaba muy seguro y es que si Tomás lastimaba a Amelia no lo iba a perdonar porque desde el principio se lo advirtió.
—Tomás por tu propio bien espero que no estés haciendo ninguna estupidez — se dijo a sí mismo con el ceño fruncido.
Observó a la dormida Isabel y pensó en lo indulgente que siempre fue con Tomas negándose a que él lo reprendiera cuando cometía un error y se preguntaba si lo que estaba ocurriendo con su hijo ella ya lo sabía.
—Finalmente llegaste — dijo Isabel con tono mimoso.
Durante los últimos años Richard comenzaba a sentirse insatisfecho con las acciones de su esposa, además de que le molestaba mucho sus comentarios sobre la imagen corporal en especial con él ya que tenía un par de libras demás.
—Juro que si tienes algo que ver esta vez no te voy a perdonar — susurró con decepción sin mirarla.
Isabel le sonrió, era una mujer muy hermosa que lo había mantenido cautivado por muchos años, pero la belleza con el tiempo cansa y un matrimonio necesita algo más para poder mantenerse con el paso de los años.
—Cariño, hoy llegaste más temprano— dijo Isabel incorporándose.
Cuando él se sentó al borde de la cama, ella insistió en masajear sus hombros, y ese gesto tan intimo que en el pasado tanto le gustaba, esta vez se sentía forzado así que el tomó su mano derecha con suavidad y le dio un beso en sus nudillos luego se levantó de forma abrupta y caminó en dirección a la salida.
—Ve a dormir, voy a la sala a ver un programa — dijo Richard con u tono de voz seco.
Cuando Richard llegó a la puerta volvió el rostro una vez mas y confirmó lo que sospechaba que lo que fuera que estuviera pasando su esposa lo sabía o de lo contrario no estaría tan sumisa, ni hubiera dejado de reprocharle que fuera a jugar dominó con Miguel hasta la medianoche.
—Sabes, Isabel —dijo desde la puerta—, hoy me di cuenta de que la vida a los 55 años aún no ha terminado.
—Richard, ¿Qué quieres decir con eso?
—Que un hombre a los 55 aún puede empezar de nuevo.
Isabel no respondió a su extraño comentario e intentó ignorar el significado de sus palabras, lo que no sospechaba era que esta era la primera vez que Richard sintió envidia de Miguel, porque si bien ser viudo había sido la experiencia más difícil de su vida, ahora se encontraba en un momento de su vida donde tenía libertad y un entorno personal más sano, y a pesar de que ambos tenían la misma edad a diferencia de él, Miguel no se sentía tan amargado.
—Richard ya estás viejo y gordo así que deja de decir tonterías — dijo Isabel con desdén, intentando de detener lo que ya era inevitable.
Sin embargo, Richard ya no era el mismo y él lo sabía y las decisiones que tomaría en los próximos días dependería de lo que hiciera su esposa e hijo.
A medida que avanzaba la noche fueron llegando mas amigos de Tomás y Yhon y su conversación se fue diluyendo entre risas, bromas y tragos como si nunca hubiera ocurrido, eran casi las tres de la mañana cuando regresó a su casa y se encontró con su padre el cual observaba un programa de ciencia forense mientras tomaba un sorbo de su bebida.
—No deberías llegar tan tarde — dijo Richard sin apartar la vista de la pantalla.
—Papá, no necesitabas esperarme
—No te estoy esperando, solo estoy viendo un programa
Tomás prefirió evitar a su padre porque sabía que si este se enteraba de la situación en la cual se encontraba se enojaría mucho, pero ya había tomado una decisión, así que le escribió a Lisa para decirle que el próximo viernes se casarían pero que por un tiempo debían mantenerlo discreto para que Amelia no se enterara.
—No te acuestes tan tarde papá— dijo Tomás antes de desaparecer por el pasillo rumbo a su habitación.
Richard no respondió solo bajó el volumen del televisor y se quedó mirando la imagen, algo en el tono de su hijo lo inquietó y lo hizo sospechar que algo no iba bien con la boda.
Entre tanto Amelia y Kate luego de la sesión de fotos estaban reunidas en un pub local con su equipo de fotografía y edición para revisar las imágenes y todos coincidían en que eran muy buenas, el ambiente era ameno entre bromas y anécdotas y cuando las copas hicieron su efecto y los ánimos estaban muy relajados proyectaron el borrador del video que estaba ya casi listo.
—Chicos está increíble, son los mejores — dijo Amelia muy conmovida.
—Mely, cuando necesites un favor de alguno de nosotros cuenta con ello—añadió uno de los editores alzando su copa.
En la agencia de modelos Amelia se había ganado una buena reputación, si bien al principio fue muy discriminada por sus 40 libras de exceso de peso, poco a poco debido a la calidad de su trabajo, solidaridad y profesionalismo, además de poseer una belleza que más que física era interior se ganó el cariño y respeto de sus compañeros de trabajo, llegando a ser muy admirada por todos.
—En el fondo todos estamos muy felices de que no te cases con ese bagre y que hayas descubierto que esa mujer es una suripanta—dijo Emilio el fotógrafo sin filtros.
Amelia estaba sorprendida de tantas muestras de afecto, no solo de su familia sino de sus compañeros de trabajo, y cuando Emilio el cual se caracterizaba por su severidad no solo habló a su favor, sino que se acercó y le entregó una tarjeta, y ella la tomó sin entender de que se trataba.
—¿Por qué me entregas esto?
Era la tarjeta de una terapeuta, esta no era la primera vez que alguien le sugería ir a terapia, porque su problema con el peso y la relación con la comida tenía un origen más complejo y profundo, pero esta vez la sugerencia venía acompañada de una mirada sincera y sin juicio.
—Mely, eres un encanto de persona —dijo Emilio con suavidad— pero careces de autoestima y ahora más que nunca necesitas ayuda, porque fuiste traicionada por las personas en las que más confiabas.
Esas palabras fueron como un rayo y Amelia se levantó con discreción y fue al baño, se recostó de la pared, conteniendo sus sollozos, necesitaba llorar, y se dio cuenta de que Emilio tenía razón sentía un dolor, muy profundo y real, lloraba por el amor del hombre que perdió y por la amiga a la que amaba como a una hermana, y esto era una herida que se preguntaba si alguna vez cerraría.
Amelia con los ojos llenos de lagrimas observaba esa tarjeta y se daba cuenta de que Emilio tenía razón y que algo dentro de ella necesitaba con urgencia ser escuchado.
—¿Por qué le dices palabras tan duras a Amelia? — preguntó Kate con severidad.
Emilio observó cómo se marchaba, sin sentir culpa, si bien al principio ella le desagradaba porque criticaba su trabajo con franqueza, con el tiempo se dio cuenta de que los comentarios de Amelia eran muy acertados y se había mejorado como profesional y gracias a eso obtuvo un ascenso, y aunque no lo decía en voz alta, estaba muy agradecido con esta compleja chica y le tenía un profundo afecto, y si no le gustaran los hombres ella sería exactamente de su tipo.
—Porque el duelo tiene 5 etapas —respondió Emilio con calma—y ella aún está en la negación, deseo que sea una vencedora y transforme todo ese dolor en resiliencia, pero eso no lo va a lograr si todos los que estamos a su alrededor lo único que hacemos en darle palmaditas en la espalda.
Isabel si con ese sueño te levantaste vuélvete a dormir para que sigas soñando ya Richard está viendo otro rumbo y anda con Clara aunque son amigos quien sabe cómo terminen.
Richard y Clara terminarán como pareja y se entienden muy bien.
Miguel veremos qué pasará con tu vida sentimental.
Josefina tu sospechas, te lo imaginas o ya sabes que estás en la dulce espera se adelantaron los planes me imagino tu esposo, tu papá y Amelia cuando lo sepan.
Por fin Amelia cerraste ese ciclo en tu vida ahora a seguir para delante y sin mirar atrás.
Lisa otra ilusa que creé Tomas la está defendiendo por ser su esposa que fuera de la realidad está otra más que cuando caiga de la nube el trancazo será durísimo.
Tomas ya piso tierra y sabe o se imagina lo que le espera con todo lo que hizo.
Mientras Amelia, Josefina y Kate salen de vacaciones felices yo creo que la acidez de Josefina es un bebé a bordo 🚼 veremos si la deja disfrutar de esas vacaciones.
lo que van a vivir ambos es un infierno