Anastasia Williams solo quiere olvidar a aquel hombre que la destrozó cuando la dejó plantada ante el juez y sus amigos el día de su matrimonio, han pasado 2 años desde entonces, se ha negado a volver a enamorarse.
Por su parte Maikcol Vans, solo quiere buscar venganza, ha regresado para castigar a aquella mala mujer que destruyó la vida de su hermano hace dos años.
¿Que pasara cuando estas dos almas se encuentren?
Acompáñame a leer esta bella historia la cual es de mi autoría.
PROHIBIDO EL PLAGIO, OBRA REGISTRADA DEBIDAMENTE POR MI.
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Capítulo 8
David salió desesperado del departamento, pues después de discutir con Anabel por un buen tiempo, noto que era bastante tarde y ya incluso había pasado la hora en la que debía estar en el juzgado para su matrimonio.
Ana por su parte se encontraba bastante preocupada, pues hacía media hora que David debía de haber llegado.
-No lo entiendo Emma, debió sucederle algo, David es muy puntual y más lo sería el día de nuestra boda.
-Es extraño amiga, ¿Quieres que vaya a buscarlo?
-Hija ya ha pasado media hora, creo que lo mejor es posponer la fecha.
-Me parece una falta de respeto, mira George ¿Como se le ocurre a ese joven inmaduro hacerle esto a nuestra hija?, esto es imperdonable.
-¡Mónica! Por favor, deja de hacer este tipo de comentarios.
-Solo estoy diciendo la verdad, esto es una falta de respeto.
-Ana, amiga deja que vaya a buscarlo, ya que no tiene celular para ubicarlo es mejor ir a su departamento.
El juez en ese momento intervino, manifestando que por el tiempo era necesario aplazar la ceremonia para otra fecha. Ana suplico que por favor le diera quince minutos mas para espera a David, pues estaba segura de que algún inconveniente tendría su amado.
Veinte minutos después...
-Hija ya escuchaste al Juez, tiene otros compromisos por lo cual es mejor marchamos y hablar con David, te debe una explicación por dejarte plantada precisamente en esta fecha.
Decía su padre furioso y triste, por el mal momento que estaba pasando su hermosa hija.
Las lágrimas se hicieron presentes en el rostro de Ana, quien tomó su largo y hermoso vestido y salió del lugar, Emma al ver el estado de su amiga salió tras ella.
-Espérame Ana, ¿A dónde vas?
-Voy a buscar a David, él me tiene que explicar por qué me dejó plantada.
Le decía a su amiga mientras limpiaba las lágrimas de su rostro.
-Hija ¿Qué haces a dónde vas?
-Ana no respondió a su padre, por el contrario subió al vehículo con su amiga Emma.
David por su parte conducía de manera rápida para llegar al lugar, pues no se perdonaría dejar plantada a la mujer que amaba.
-Maldición, esto no puede ser.
Se decía así mismo mientras golpeaba el volante del vehículo como acto de frustración, al no poder avanzar en el Gran tráfico. Después de algunos minutos el auto avanzó hasta quedar atrás de un vehículo que se encontraba frente al semáforo.
-Mi Amor, Espérame voy por ti.
El semáforo paso a verde y los autos avanzaron, David acelero y al dar una breve mirada hacia el espejo noto las marcas rojas en su cuello y enfureció.
-Esto no puede ser, maldita sea...
El impacto fue inevitable, pues no vio venir el gran camión que pasaba el otro semáforo a gran velocidad.
Ana por su parte, iba en el auto con su amiga Emma.
-Él no me puede hacer esto, no me puede hacer esto.
-Amiga, debe haber alguna explicación.
Ambas chicas llegaron al departamento de David, Ana abrió la puerta con la llave que encontró escondida en la maseta de la entrada, al ingresar al lugar pudieron observar la botella de vino y las dos copas, en la sala todo estaba en desorden, Ana tomó una de las copas y noto que estaba manchada con labial.
-¿Esto que significa?
Preguntaba mientras enseñaba la copa a su amiga.
Bastante molesta tomó su vestido y corrió hasta la habitación, al ingresar observó la evidencia de la traición, pues las sábanas estaban en el suelo, la camisa de David estaba completamente manchada con labial, pero lo que más le dolió fue ver las bragas de encaje y el sostén que se encontraban al lado de la cama.
Ana se desplomó de inmediato y las lágrimas no tardaron en hacer presencia.
-Ana, amiga lo lamento, por favor levántate vamos.
Ana no respondía y solo tapaba su rostro con las manos mientras lloraba a mares.
-Ana por favor, levántate vámonos de aquí, él no merece ni una sola lagrima tuya.
-¿Por qué me hizo esto? Emma, dime por qué, si yo lo Amo, ¿Si no se quería casar conmigo, porque no solo me lo dijo?, dime ¿Por qué?
Le decía mientras lloraba a mares.
-Amiga, vámonos no puedes estar ni un minuto más aquí, te haces daño, vamos a tu casa.
Ana no respondió y solo se dedicó a llorar, cada minuto los sollozos eran más grandes, después de una hora retiro las manos de su rostro, seco sus lágrimas de manera violenta y se levantó, tomó una fotografía que se encontraba en la mesa al lado de la cama y la estrelló contra la pared.
-JAMÁS TE VOY A PERDONAR DAVID, JAMÁS.
Grito con furia y desilusión, después salió del lugar con su amiga.
-Amiga, lo lamento mucho, enserio.
Le decía la chica de manera sincera mientras la estrecha en un fuerte abrazo.
-Vamos, te llevo a tu casa.
-No Emma, no quiero ir a casa.
-Dime, entonces que quieres hacer, sabes que estoy contigo en todo.
-Llévame al aeropuerto.
Emma la observó de manera incrédula.
-Por favor, quiero irme lo más lejos posible, no quiero dar ninguna explicación a mis padres, por lo menos no por ahora, llévame al aeropuerto.
-Bien, pero yo iré contigo a donde quieras ir, no te voy a dejar sola.
Ana negó con su cabeza.
-De ninguna manera aceptaré una negativa de tu parte. Eres mi amiga y tu dolor es mi dolor, así que iré contigo.
Ana la abrazo mientras lloraba.
-Gracias Emma.
-No tienes que agradecer cariño, sé qué harías lo mismo por mí.
Le decía mientras acariciaba la espalda de su amiga, tratando de darle fuerza, aunque no sabía cómo hacerlo pues le dolía bastante que su amiga casi hermana estuviese pasando por todo esto, no podía entender cómo David le había podido hacer eso a Ana. Pues ella pensó que él hombre amaba a la chica y que nunca le rompería el corazón.
Mientras tanto al otro lado de la ciudad el hombre ingreso corriendo a la oficina de su jefe.
-Dime Zayd, ¿Qué pasa? ¿Encontraron algo?
-Se-señor, lo lamento.
-¿Qué es lo que lamentas? Dime ya.
El hombre pálido lo observaba con bastante horror, pues sabía que después de responder a su jefe, se desataría una furia campal.
-CONTESTA, MALDITA SEA, ¿QUÉ SUCEDE?
-Lo lamento señor, tenemos noticias de su hermano, pero nos son buenas lo siento.
-Habla ya.
El hombre informo las noticias a su jefe, el cual se desplomo de inmediato en la silla de su escritorio.