Soy Gabriela y está es mi Historia:
"El nudo en mi garganta se hace cada vez más fuerte. Dejar a mi familia es una herida que nunca sanará por completo, pero la esperanza de un futuro mejor me impulsa hacia adelante. El Nuevo Mundo me ofrece un lienzo en blanco, una oportunidad para reinventarme. Sin embargo, el miedo a lo desconocido me acecha. ¿Podré adaptarme a una nueva cultura, construir una nueva vida? Y ¿qué lugar habrá en mi corazón para el amor cuando Edward, con su mundo de éxito y poder, se cruce en mi camino?"
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Capitulo XVII Una Oportunidad
Edward llega al apartamento, que está un poco apartado, pero el sitio es bonito. Sube la escalera y toca el timbre. Escucha una música suave, pero nadie responde. Vuelve a tocar el timbre y, en ese momento, la puerta se abre.
Gabriela: (Con cara de asombro) ¿Edward? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo supiste que estaba aquí?
Edward: (Con una sonrisa nerviosa) Beatriz me lo dijo.
Gabriela piensa: “¿Beatriz? ¿Cómo me hizo esto?”
Edward: No culpes a Beatriz. Prácticamente la obligué a darme la dirección. ¿Puedo pasar?
Gabriela: (Rápidamente) No, no creo que sea conveniente.
Edward: Por favor, necesitamos hablar.
Gabriela duda por un momento, pero finalmente asiente y abre la puerta un poco más para dejarlo pasar.
Gabriela: Está bien, pasa.
Edward entra y observa el lugar. Es acogedor y refleja la personalidad de Gabriela.
Edward: (Mirando alrededor) Tienes un lugar muy bonito.
Gabriela: Gracias. ¿Qué es lo que quieres, Edward?
Edward: (Suspira) No he dejado de pensar en ti.
Gabriela lo mira, sorprendida por su sinceridad.
Gabriela: Edward, esto es muy complicado. No Sé si…
Edward: (Interrumpiéndola) No me importa lo complicado que sea. Solo quiero estar contigo. Por favor, dame una oportunidad.
Gabriela se queda en silencio, pensando en lo que Edward acaba de decir.
Edward: Hoy, cuando pensé que te habías ido, me asusté.
Gabriela: Esto es una locura. No sé qué haces aquí.
Edward: ¿No sientes atracción hacia mí?
Gabriela baja la cabeza y responde:
Gabriela: ¿Quién no la sentiría, Edward?
Edward: Entonces, ¿qué?
Gabriela: ¿Y eso qué?
Edward camina hacia ella, la toma por la nuca y la atrae hacia él. Coloca su frente contra la de ella y mantiene los ojos cerrados.
Edward: No veo el futuro, Gabriela, pero…
Toma su mano y la coloca en su corazón.
Edward: Así me tienes, Gabriela, descontrolado. No sé qué pasó desde que te vi, pero me hiciste sentir algo que nunca había sentido.
Edward empieza a rozar sus labios con los de ella, comenzando un beso suave. En ese momento, Gabriela solo quiere besarlo. Se funden en un beso que va tomando intensidad. Él la abraza y ella rodea su cuello, ya que él es más alto que ella. Edward se separa un poco y dice:
Edward: Gabriela, vamos a comenzar a salir. Puede que sea una relación duradera o no, pero tenemos que vivirla para saberlo.
Y vuelve a besarla.
Se separan, y Gabriela todavía está aturdida por los besos. Edward la mira con una sonrisa.
Edward: ¿Qué pintabas?
Gabriela: Mi habitación.
Edward: ¿Puedo ayudarte?
Gabriela, todavía sin creer lo que está pasando, responde:
Gabriela: No, ¿cómo me vas a ayudar? ¡Qué pena!
Edward: Vamos a hacer algo. Vuelvo en media hora, espérame.
Le da un beso fugaz y sale corriendo del apartamento, dejando a Gabriela sin entender.
Gabriela se queda en la puerta, viendo cómo Edward se aleja. Su corazón late rápido y su mente está llena de preguntas. ¿Qué está haciendo Edward? ¿Por qué está tan decidido a estar con ella? Mientras espera, decide continuar con la pintura, aunque su mente sigue en lo que acaba de suceder.
Gabriela decide continuar pintando, aunque no puede dejar de sentir en sus labios los besos que le dio Edward. “¡Qué hombre!”, piensa. Por un lado, se culpa por no tener resistencia, pero su corazón se vuelve loco cuando está cerca de Edward. Siempre había criticado a su madre por dejarse llevar por esos sentimientos y terminar con el corazón roto, pero en este momento solo piensa en vivir lo que sea que está pasando con Edward.
Mientras pinta, sus pensamientos vuelven una y otra vez a Edward. Se pregunta qué estará haciendo ahora, qué le dirá cuando regrese. La emoción y la incertidumbre se mezclan en su pecho, pero una cosa es segura: quiere vivir esta experiencia, sin importar lo que pueda pasar.
Alcabo de una hora, tocan el timbre. Gabriela se había duchado y cambiado; se había puesto un vestido holgado y se recogió el cabello. Al abrir la puerta, ve a Edward en pantalones cortos, una franela y una gorra. Traía un bolso y una pizza en la mano.
Edward: Ahora sí estoy listo.
Gabriela se sonrió; se veía tan sexy vestido así. Edward la miró de arriba a abajo.
Edward: No sé vale, ¿por qué te cambiaste?
Gabriela: Estaba hecha un desastre.
Edward pasa, le entrega la pizza y le da un pequeño beso en los labios. Gabriela aún no se acostumbra a la familiaridad que muestra Edward hacia ella.
Edward: (Mirando alrededor) ¿Dónde está la pintura? Vamos a terminar esto.
Gabriela sonríe y señala hacia la habitación.
Gabriela: Por aquí.
Edward; Pero primero, comamos algo.
Se sientan en la pequeña mesa de la cocina y empiezan a comer la pizza. La conversación fluye fácilmente, y Gabriela se siente cada vez más cómoda con Edward. Después de comer, se dirigen a la habitación para continuar con la pintura.
Edward: (Tomando un brocha) Vamos a ver qué tan bueno soy en esto.
Gabriela ríe y le pasa un brocha.
Gabriela: Solo no arruines mi trabajo, ¿de acuerdo?
Edward: Prometido.
Mientras pintan, la tensión entre ellos se disipa y se sienten más conectados. Gabriela se da cuenta de que, a pesar de sus dudas, quiere darle una oportunidad a lo que sea que esté naciendo entre ellos.