En está historia veremos a una joven, dispuesta hacer lo que sea para salvar la vida de su mamá, pero, ¿Qué pasará con ella, si en el proceso se enamora? Los invito a leer.
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Cap. 18
— ¿Me está amenazando?
— Tómalo como quiera.
Sorimar se negó a irse con él, entendía que no era correcto dejar a su prometido plantado, para escapar con otro hombre que ni siquiera conocía bien. Pero Eykel era muy obstinado y persuasivo, siguió insistiendo enfadado, como si ella le perteneciera.
— Dejas de insistir, estás perdiendo tu valioso tiempo.— aclaró la chica.
— ¿Es tu última decisión?, entiendo.
Él empezó a caminar, ella lo detuvo.
— ¿Qué vas a hacer?— preguntó Sorimar
— Tengo una conversación, con un viejo amigo.
Ella era una joven que no le gustaban los escándalos, y si ellos se veían frente a frente era justamente lo que iba a pasar. Sabía que Maicol era pacífico, pero lo poco que había notado en Eykel mostraba que era un hombre agresivo. Estudiando claramente sus intenciones, supo que no estaba bromeando y decidió irse con él.
— ¿A dónde me vas a llevar?
— No hagas preguntas, te espero afuera.
La señorita respiró hondo, sabía que no era lo correcto, pero algo en su interior la empujó aceptar. Llamó a su prometido por teléfono, se disculpó por haberse ido y puso de excusa que no se sentía bien.
Salió apurada del bar, vio al imponente caballero esperándola con la puerta del auto abierta.
— Sube al auto.— le ordenó.
— Antes quiero saber a dónde me llevas.
— Vamos a ir a ese club, donde nos conocimos. Necesito hablar con la encargada, no es personal, pero no me gustan que me vean la cara de pendejo.
Ella subió al coche.
— Ya entiendo, quieres que te devuelva el doble de la cantidad del dinero que pagaste por mi virginidad.— expuso la joven.
— No me importa el dinero.— aclaró.
— ¿A no, y qué es lo que quieres entonces?
No contestó, era un hombre posesivo y ciertamente dominante, para él era denigrante saber que su peor enemigo obtuvo algo que le pertenecía.
Ella se quedó en silencio, mirando por la ventanilla del auto, no le quería confirmar que aún era virgen, si lo hacía, se iba a sentir con derecho sobre ella, pero de toda manera él iba a seguir insistiendo con el tema.
Volteó a mirarlo, no podía creer que un hombre tan hermoso sea tan egoísta, ruborizada y avergonzada, decidió decirle la verdad.
—Soy virgen, no he tenido relaciones sexuales. Me imagino que ahora quieres que vayamos a un hotel.
Él no dijo nada, la miró por unos segundos, había dudas en su mirada. Iba conduciendo a baja velocidad, en total silencio. Después de unos minutos conduciendo sin rumbo fijo, él tomó una decisión.
— Dame la dirección de tu casa.—dijo con serenidad.
— ¿Para qué?
— Joder, por qué todo tiene que ser tan complicado.— bufó el joven.
Ella le dio la dirección muy confundida, se suponía que la llevaría a un hotel para obtener su virginidad.
Continuaron el trayecto sin pronunciar palabra, hasta llegar a su destino.
— ¿Por qué no me llevaste al hotel?
— No tengo cosas más importantes que hacer.
Ella no entendía su actitud tan pedante, se bajó del auto para entrar a su casa y él la detiene con un jalón.
— Tenemos algo pendiente.
—Suéltame.— pidió nerviosa.
Llegó Inés totalmente ebria.
—¡Vaya!, la perfecta tiene dos novios, ¡por Dios!, bendito sea el vientre de tu madre papacito rico. — habló con voz estropajosa y casi no podía estar de pies.
—Vamos, entremos a la casa.— Sorimar la sujetó de los hombros y la ayudó.
Eykel subió a su auto, ahora entendió las razones que tuvo Maicol al aceptar las condiciones que él había impuesto, era evidente que estaba enamorado de ella, y lo peor, era que lo entendía perfectamente, era una mujer hermosa.
Luchi siempre observaba por la ventana, vio todo el shock que había afuera y que por desgracia fue interrumpido por Inés.
— A esa ebria tírala en la alfombra.— sugirió Luchi.
— Ayúdame a llevarla a la habitación.— pidió apurada.
— Pues no te cuento lo que pasó. — amenazó la joven.
— ¡Ay!, qué horror, ¿por qué me tortura?— dramatizo Luchi.
Siguiente día.
Sorimar pensó mucho en Eykel, ¿qué haría ahora que sabía que aún era virgen?. Una sensación de pánico y deseo, al mismo tiempo, podía sentir en su estómago, al saber que lo volvería a ver.
Maicol pasó por Sorimar y Luchi para llevarlas a la agencia Cáceres. Al llegar, Eykel, quién estaba entrando, se quedó mirándolos. Sorimar se despide de Maicol con un beso en la mejilla.
La presencia de Maicol frente a la agencia enfureció al joven, entró molesto. Paola se encontraba hablando con Melania, la secretaria, ella amablemente le dio los buenos días, él, siguió como si nada, era evidente su mal humor.
— Buen día.— dijo Sorimar
—Buen día, querida, te deseo suerte, conozco cuando Eykel está de mal humor y hoy es unos de esos días.— explicó Paola.
— ¡Así!, pues que mal por él.— dijo la chica.
Luchi y Sorimar entraron al estudio fotográfico, Eykel estaba mirando su cámara, ambos se miran y lo saludan.
— Buen día.
—Hola cosito.— saludó Luchi.
Él levantó la cabeza, las miró con indiferencia y sin ningún formalismo.
— Dile a los encargados de maquillaje y vestuarios que entren.— le pidió a Luchi.
— Eres un mal educado, primero se saluda y no soy tu chacha, insípido, controla tu mal genio.— aclaró Luchi.
Eykel organizando las cámaras balbuceó; No entiendo por qué tengo que controlar mi mal genio, si los demás no intentan controlar su estupidez, quiero terminar esas malditas fotos lo antes posible, no quiero ver a ese imbécil frente a mi agencia.