El Sistema Del Heredero

-Hijo, ¿puedo pasar?

Mientras Miguel revisaba los efectos de los nuevos objetos que había encontrado alguien llego a tocar su puerta.

-Claro Madre, Adelante.

-Hijo entiendo que estes deprimido por lo que sucedió hace unos días pero no debes rendirte, acompáñame a Desayunar hay algunas cosas que me gustaría platicar contigo.

Asintiendo con la cabeza Miguel se levantó y comenzó a caminar hacia el comedor en compañía de su madre, cuando llegaron un modesto desayuno estaba servido en la mesa.

Pan de cebada, Jugo de Naranja y unos huevos revueltos eran lo único que se podía observar sobre la mesa.

Sentándose en la mesa ambos comenzaron a comer de manera lenta y ordenada.

El cuerpo de Miguel parecía moverse por sí solo mientras mantenía una apariencia impecable extrañando incluso al mismo Miguel.

- (Bien dicen que el cuerpo tiene memoria\, no sabía que podía comer así)

Mientas pensaba internamente, un rostro confundido se reflejaba en su rostro llamando la atención de su madre.

-Entiendo que este desayuno sea demasiado poco para ti hijo, pero ya no estamos en el palacio real a partir de hoy las comidas lujosas serán solo recuerdos a menos que logres levantarte y obtenerlas.

-No madre, me malinterpretas solo pensaba en lo rico que estaba la comida.

La voz llena de tristeza de Eleonor lleno de recuerdos la mente de Miguel mientras recordaba como en su otra vida su madre siempre tenia ese tono de disculpa por no tener nada que comer.

Esos pensamientos se repetían una y otra vez despertando el deseo profundo de cambiar las cosas para evitar que sus seres amados sufrieran.

-No tienes que mentir hijo se que las cosas son escasas, este es el norte el antiguo feudo de tu abuelo quien lo sostuvo durante toda su vida contra los Barbaros, cuando era niña me gustaba pasear por los campos de trigo o escaparme para ver las minas, una lástima…

Un sentimiento de desolación se percibía de manera palpable en la voz de Eleonor.

- ¿Qué sucede madre?

-Bueno lo veras cuando vayas a tu nuevo puesto.

Las palabras de Eleonor despertaron nuevos recuerdos para Miguel.

Hace una semana se llevó a cabo la verificación de talentos por parte de la Familia Real, de los 5 hijos candidatos al trono solo Miguel no había mostrado ninguna clase de poder mágico por lo que había sido asignado como Gobernador de la ciudad minera del Norte.

Según sus recuerdos, esta ciudad era tan caótica que nadie quería gobernarla, el ultimo duque que tomo posesión solo duro 5 años en los que saqueo la mayor cantidad de Oro posible para poder comprar un feudo en otra zona dejando la ciudad marginada aún más marginada.

Las continuas extorciones por parte del pueblo bárbaro obligaban a las personas a pasar hambre cada día.

-No hablemos de cosas tristes en tu primer día, acompáñame.

Saliendo del comedor se dirigieron hacia un balcón en la parte trasera del castillo desde el cual se apreciaba la ciudad por completo, la visión estremeció a Miguel desde lo mas profundo de su ser.

Casas hechas de madera con techos de paja, niños corriendo por las calles luciendo sumamente delgados incluso había niños tirados en el suelo completamente desnutridos.

Era claro que la escases de comida no era una broma en lo absoluto.

Al fondo un rio que parecía seguir hasta el fin del mundo, todo parecía indicar que estábamos en la costa norte.

-Esto hijo son tus nuevos dominios, la ciudad Minera del Norte y el Rio sin Fin.

Sin detenerse Eleonor continúo caminando hacia la entrada principal del castillo, a diferencia de lo que uno esperaría, la parte frontal del castillo miraba hacia un gran valle con grandes montañas detrás adornándolo.

-Este castillo esta ubicado al este y sirve como protección contra los barbaros, mi abuelo lo construyo de esta manera para proteger a sus residentes.

Mientras Eleonor explicaba la historia sobre el castillo llegaron a la zona donde vivían los nobles.

La zona se veía bastante prospera, las casas estaban hechas completamente de madera solida pero no se podía ver casi ninguna persona en el lugar.

-Durante los meses de Invierno las familias nobles y los gobernantes huyen de este lugar con los últimos cargamentos de minerales, con la excusa de ir a venderlos dejan abandonado el pueblo ante el acoso de los barbaros quienes exigen el pago de comida para no asesinarlos.

Unas pocas personas que terminaban de empacar luciendo muy apresuradas se dieron cuenta que alguien se acercaba.

- ¡Su majestad! Es un placer saludarlo\, mi esposa y yo estábamos a punto de ir a saludarlo pero nos avisaron que mi madre esta por fallecer\, discúlpenos debemos irnos.

Como si hubieran visto un fantasma todas las demás personas salieron corriendo sin terminar de empacar, incluso algunas abandonaron por completo sus carruajes sin ninguna explicación.

-Parece que todos saben sobre tu llegada hijo mío, es probable que no lo entiendas pero nadie quiere verse involucrado en una lucha de poder entre príncipes, cualquiera que te ayude podría ser visto como traidor por tus hermanos.

Cada vez más confundido Miguel seguía a su madre mientras ella pacientemente le explicaba algunos detalles más sobre la ciudad.

- ¿Madre como sabes tanto sobre estas cosas?

Una pequeña risa se escapo de la boca de Eleonor haciéndola lucir muy adorable casi como si fuera una niña haciendo una travesura.

-A pesar de que me case con tu padre sé que solo fui una herramienta política para mantener a su reino unido, en ese momento mi padre era el Héroe del Norte y era considerado casi invencible en combate, hasta la gente en la capital le tenia miedo, desafortunadamente el callo enfermo de manera repentina y murió dejándome como una pieza incomoda en le Harem real así que tuve que aprender a defenderme.

La platica continuo durante horas mientras compartía muchas historias sobre su familia y como habían subido a la gloria, lentamente se acercaron a la parte lateral del castillo.

-Hijo, este es el secreto mas grande de nuestra familia.

Sacando una ficha de su pecho Eleonor la incrusto en una ranura escondida en la pared de roca.

El sonido de piedras deslizándose comenzó haciendo incluso temblar la tierra.

-Bienvenido al verdadero Castillo de Aragón.