La Protegida Del Alfa

**Capítulo 10: Vínculos de Luna y Tierra**

Con la llegada de un nuevo día, la vida en Seattle continuaba como siempre, aunque para Valeria, Jonathan, Alex y Samanta, todo había cambiado de manera irrevocable. Ahora, eran adolescentes típicos en la superficie, pero bajo esa fachada, compartían un vínculo profundo que iba más allá de la amistad y la familia. La conexión con sus identidades de piel de lobo y la leyenda que giraba en torno a Valeria como la reencarnación de la Diosa de la Luna resonaba en cada rincón de su mundo.

“¿Lista para el gran día, novia de un alfa?” preguntó Samanta mientras caminaban hacia la escuela. Su sonrisa era amplia y contagiosa.

“Sí, pero no puedo evitar sentir un poco de presión”, respondió Valeria, sintiendo que las miradas de algunos compañeros se centraban en ella. “No quiero que me vean solo como eso”.

“Valeria, eres mucho más que eso”, intervino Jonathan, quien caminaba a su lado. “Eres fuerte, y ya has demostrado lo que puedes hacer. La gente respeta eso, y no solo por tu conexión con la Diosa de la Luna”.

“Además, ¡es genial ser la novia de un alfa! Te ves bien”, bromeó Alex, acercándose a Valeria y dándole un pequeño empujón.

“¡Cállate, Alex!” rió Valeria, pero no pudo evitar sonrojarse ante el cumplido. “Solo quiero ser yo misma, sin la presión de las expectativas”.

“Y lo serás. Solo sigue tu corazón y todo estará bien”, dijo Samanta con confianza.

Mientras se acercaban a la entrada de la escuela, Valeria sintió que su corazón latía más rápido. La noticia sobre su conexión con la Diosa de la Luna se había esparcido por toda la comunidad escolar, y con cada paso que daba, sentía que las miradas se centraban en ella. Al entrar al edificio, varios estudiantes la miraban con curiosidad.

“¿Es verdad lo que dicen sobre Valeria?” susurró una chica a su lado. “¿Realmente es la reencarnación de la Diosa de la Luna?”

“Lo he escuchado. Algunos dicen que tiene poderes especiales o algo así”, respondió otro.

Valeria se sintió incómoda, pero también un poco halagada. “No soy nada especial”, murmuró para sí misma, aunque sabía que había algo en su interior que estaba despertando.

La campana sonó, y los cuatro amigos se dirigieron a su primera clase. Durante la lección, Valeria no podía evitar distraerse, pensando en lo que significaba ser vista de esa manera. Mientras su profesor explicaba un tema, ella se perdió en sus pensamientos.

“¡Valeria!” la llamó Jonathan, sacándola de su ensueño. “¿Te ha pasado algo? Te veo un poco distante”.

“Solo estaba pensando en lo que significa todo esto”, respondió Valeria, sintiendo la presión en su pecho. “No quiero decepcionar a nadie”.

“Recuerda que estamos contigo en esto”, dijo Alex, sonriendo con complicidad. “No tienes que hacerlo sola”.

La clase continuó, y aunque Valeria intentó concentrarse, su mente se desvió hacia su nueva realidad. La leyenda de su linaje y la conexión con la Diosa de la Luna la seguían. En los pasillos, algunos estudiantes la miraban con admiración, mientras que otros la veían con recelo.

A la hora del almuerzo, se sentaron juntos en su mesa habitual. “¿Han escuchado lo que se dice sobre Valeria?” preguntó un chico de la manada de Searon que se había acercado a ellos. “La gente está hablando de ti en todas partes”.

“¿Qué dicen?” preguntó Valeria, sintiendo una mezcla de nervios y curiosidad.

“Dicen que eres la nueva alfa lunar y que has traído un nuevo poder a nuestras manadas. Algunos incluso dicen que podrías ser la clave para unir a todas las manadas de piel de lobo”, respondió el chico, su mirada llena de respeto.

“Eso es un gran honor, pero también una gran responsabilidad”, reconoció Jonathan, mirándola con seriedad. “Lo que hagas ahora tendrá un impacto en todos nosotros”.

“Sí, pero no quiero ser vista solo como una figura”, dijo Valeria, sintiendo la presión aumentar nuevamente. “Soy solo Valeria. No quiero que la gente me vea solo como la reencarnación de la Diosa de la Luna”.

“Pero lo eres, y lo que haces importa”, intervino Samanta. “Es una parte de ti. No dejes que eso te abrume. Tienes a tu manada para apoyarte”.

Mientras el almuerzo avanzaba, Valeria sintió que su confianza comenzaba a crecer. La idea de ser una alfa lunar podía ser abrumadora, pero también podía ser una oportunidad para hacer algo grande. “Tal vez pueda usar esto para ayudar a los demás”, pensó.

Al salir de la escuela, Alex le tomó la mano a Valeria. “¿Te gustaría dar un paseo antes de que se oscurezca? Podríamos ir al parque y estar al aire libre un rato”.

“Me encantaría”, respondió Valeria, sintiendo que esa era la forma perfecta de despejar su mente.

Jonathan y Samanta decidieron acompañarlos. Mientras caminaban hacia el parque, el aire fresco del atardecer les envolvió, y Valeria sintió que sus preocupaciones se desvanecían poco a poco.

“¿Sabes? Siempre he querido saber más sobre la Diosa de la Luna”, dijo Samanta, mirando a su hermano. “Valeria, ¿qué sientes cuando piensas en ella? ¿Hay algo que te haya revelado?”

Valeria se detuvo un momento, recordando las visiones que había tenido. “A veces siento una conexión profunda, como si ella estuviera guiándome. Es difícil de explicar, pero hay momentos en que siento su energía dentro de mí”.

“Es increíble”, dijo Jonathan, admirando a su hermana. “Tal vez deberías explorar esa conexión más a fondo. Podría ayudarte a entender quién eres y qué papel desempeñas en todo esto”.

“Eso suena como una buena idea”, agregó Alex. “Podríamos buscar a algunos ancianos de la manada que tengan conocimiento sobre la Diosa de la Luna y aprender más”.

Valeria sonrió, sintiéndose inspirada por la idea. “Sí, tal vez eso me ayude a encontrar mi camino y cómo puedo ayudar a nuestras manadas”.

Mientras el sol se ponía y el cielo se teñía de colores cálidos, Valeria sintió una renovada determinación. “Voy a aprovechar esta oportunidad. Haré todo lo posible para ser una buena alfa y ayudar a los demás”.

A medida que continuaban su paseo, Valeria se dio cuenta de que, aunque su vida había cambiado drásticamente, seguía siendo la misma chica en el fondo. Con sus amigos y su manada a su lado, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

“¿Sabes? A veces creo que la gente se olvida de que somos adolescentes, además de ser pieles de lobo”, comentó Jonathan. “A veces solo quiero salir y disfrutar de la vida, como todos los demás”.

“Yo también”, dijo Samanta. “Pero al mismo tiempo, siento que lo que estamos haciendo es importante. No podemos ignorar nuestras responsabilidades”.

“Exacto”, añadió Valeria. “Podemos ser adolescentes y al mismo tiempo ser parte de algo más grande. Solo necesitamos encontrar un equilibrio”.

El grupo llegó al parque y se sentó en un banco, disfrutando de la tranquilidad del lugar. Valeria sabía que su vida estaba llena de desafíos, pero con sus amigos y su nueva familia a su lado, se sentía capaz de enfrentar cualquier cosa. La leyenda de la Diosa de la Luna podría ser abrumadora, pero en su corazón, sabía que ella era Valeria, una loba entre lobos, lista para hacer su propia historia.

“Así que, ¿qué tal si hacemos un pacto?” sugirió Jonathan, sonriendo. “Prometamos siempre estar ahí los unos para los otros, sin importar lo que pase”.

“Un pacto de lobos”, dijo Alex, levantando una mano en señal de acuerdo.

“¡Hecho!” exclamó Valeria, sonriendo de oreja a oreja.

“¡Por siempre juntos!” aulló Samanta, y todos rieron, sabiendo que, independientemente de lo que el futuro les deparara, siempre estarían unidos.

La noche caía, y bajo la luz de la luna, Valeria sintió que su viaje apenas comenzaba. Con su manada a su lado, estaba lista para explorar su conexión con la Diosa y descubrir su lugar en el mundo de los pieles de lobo. La vida como adolescente podría ser normal, pero la aventura de ser una loba estaba recién comenzando.