La Venganza De Leia

Una tarde, Leia y Hall caminaban por la plaza, él hablando sin parar y ella fingiendo escuchar, mientras en realidad observaba cada esquina, cada sombra. el aire olía a pan recién horneado y a secretos, de esos que se esconden entre los puestos del mercado. Hall intentaba impresionarla con alguna historia ridícula sobre duelos y doncellas, pero Leia solo sonreía por educación.

Hall: y entonces, mi espada apenas rozó su cuello, y el cobarde huyó gritando..

Leia: que valiente.. debería escribir un libro, “aventuras del caballero que nunca pierde”

Hall rio, creyendo que era un halago. Leia solo rodó los ojos disimuladamente.

entonces, de entre la multitud, una figura llamó su atención. alto, elegante, con esa presencia que hacia que la gente se apartara sin darse cuenta.. el duque Donnely. vestía de oscuro, con el abrigo largo que dejaba ver solo una parte de la insignia del ducado. Leia sintió un extraño salto en el pecho, pero lo ocultó bien.

Hall: lo conoce?—preguntó curioso.

Leia: lo he visto.. es el duque Donnely

el duque se acercó, con esa sonrisa suya, la que mezclaba burla y arrogancia a partes iguales.

Duque: lady Leia que sorpresa verla por aquí, parece muy… entretenida.

Leia: duque Donnely.. un placer verlo, señor

la palabra cayó como una piedra entre ellos. el duque la miró, casi sin creerlo.

[señor]

Hall, sin entender la tensión, saludó también.

Hall: un honor conocerlo, duque, he escuchado mucho de su valentía—

Donnely apenas lo miró, sus ojos seguían fijos en Leia.

Duque: veo que tiene nuevos amigos, lady Leia, me alegra que haya encontrado compañía tan… conversadora..

Leia sonrió con educación, la clase de sonrisa que duele más que una ofensa.

Leia: la conversación es una habilidad que mejora cuando uno habla con quien quiere escuchar, señor Donnely

el duque alzó una ceja, divertido y molesto a la vez.

Duque: me sorprende su cortesía… y su indiferencia..

Leia: la indiferencia, señor, es un lujo que uno se gana después de la decepción..

y continuó caminando junto a hall.

el duque la siguió con la mirada hasta que desapareció entre la gente. sir Davies, que lo acompañaba a unos pasos, se aclaró la garganta.

Sir Davies: mi señor… está bien?

Duque: perfectamente.. solo que… no recordaba que “señor” sonara tan ofensivo.

Sir Davies: quizás, duque, le molesta que ya no lo necesite..

[lo que me molesta es que empiezo a pensar que… soy yo el que la necesita a ella.]

Desde la distancia, el duque Donnely observaba la escena sin moverse, los brazos cruzados, el rostro sereno, aunque por dentro algo lo ardia como fuego mal contenido. Leia reia, con esa risa que parecia llenarlo todo, libre, despreocupada… y no era por él.

al principio pensó que era alguna broma entre ellos, pero cuando vio al joven Hall corriendo despavorido, agitando los brazos porque una abeja lo perseguia, y Leia doblándose de la risa, casi llorando de tanto reír, el gesto del duque cambió.

Duque: sir Davies.. dime que lo que veo no es real.

sir Davies: me temo que sí, mi señor… parece que el joven hall está perdiendo una batalla con un insecto..

Duque: no me refiero a eso.. me refiero a ella. riendo. tan feliz. como si nada importara.

davies suspiró, sabiendo perfectamente lo que venía.

sir Davies: mi señor, no puede castigar a un hombre solo porque…

Duque: no es un castigo, es una estrategia.. quiero que Hall deje de serle útil. sin escándalos, sin rastros. solo… desaparezca de su camino.

sir Davies: desaparezca.. entiendo, duque. puedo usar a nuestros contactos en el gremio de comercio, su familia tiene deudas, eso bastará para...

Duque: haz lo que sea necesario.. quiero verla venir a mí, no por curiosidad, sino porque ya no tenga otra opción.

sir Davies: con todo respeto, mi señor.. eso suena bastante… obsesivo..

Duque:no es obsesión, davies. es... equilibrio.

sir Davies: equilibrio?

Duque: ella me ignora, y yo no sé por qué eso me molesta tanto. así que necesito recuperar el control. si para eso debo hacerla venir a mí… lo haré.

sir Davies: como diga, mi señor. aunque… si me permite, ella parece mucho más peligrosa cuando ríe.

Duque: si y por eso no puedo permitir que ría por otro hombre.

mientras tanto, Leia seguía riendo, ajena a las decisiones que se estaban tomando en su contra.

Leia: Hall, deja de correr, jajaja, es solo una abeja, no un dragón..

Hall: si te ríes más, lady leia, empezaré a pensar que disfrutas verme sufrir.

Leia: oh, querido Hall, disfruto ver sufrir a muchos hombres, pero tú eres el más gracioso..

El duque mientras volvía a la mansión estaba furioso recordaba perfectamente el momento en que ella lo llamó “señor”, pero lo que no podía borrar de su cabeza era aquella otra palabra, pronunciada con risa ligera, como si no significara nada… “querido Hall”.. sus puños se cerraron con fuerza, los nudillos blancos. sir davies lo miró de reojo, sabiendo que nada bueno saldría de eso.

sir Davies: mi señor, con todo respeto…

Duque: no hables, Davies.. no digas nada, solo haz lo tuyo.

y Davies, resignado, cumplió.

al día siguiente, la mala suerte comenzó a perseguir a Leia Tudor.

primero fue el joven Hall. de un día para otro, su familia apareció arruinada por deudas impagas que nadie recordaba haber firmado.. los acreedores les quitaron las tierras y los caballos. Hall, avergonzado, desapareció del pueblo sin siquiera despedirse. Leia se enteró por un rumor de las cocineras..

[que mal por Hall, ahora no podre tener acceso a las cartas que me iba a conseguir.]

intentó seguir con su trabajo de espionaje, pero los criados que antes le pasaban información dejaron de hacerlo. la miraban con miedo, bajaban la voz cuando ella entraba. incluso la cocinera fingía no oírla..

[qué demonios pasa aquí.. todos actúan como si tuviera la peste]

una noche escuchó al mayordomo hablar en voz baja con su padre, el barón Tudor.

—mi señor, los guardias han duplicado la seguridad como ordenó, nadie entrará ni saldrá sin permiso. el aviso fue muy claro.—

Barón Tudor: ¿qué aviso?

—una carta anónima, señor. decían que la mansión sería blanco de un robo pronto.

Leia se quedó helada.

[una carta anónima... justo ahora...]

mientras tanto, en la mansión del duque, sir Davies dejó un nuevo informe sobre la mesa.

sir Davies: todo se hizo como pidió, mi señor. el joven Hall está fuera del mapa, la familia Tudor tiene vigilancia reforzada, y los criados que hablaban con lady Leia fueron comprados..

Duque: perfecto ahora esperemos cuánto tarda en venir a mí..

sir Davies: y si no viene?

Duque: vendrá. nadie sobrevive solo cuando todos sus hilos se rompen. y ella… es demasiado orgullosa para pedir ayuda, pero demasiado lista para no hacerlo..

sin embargo, esa noche, mientras bebía vino frente a la chimenea, algo en su pecho le incomodó. no era culpa, no del todo. era algo más extraño, como un nudo que no sabía si era ira o remordimiento.