Beatriz sufre una gran desilusión amorosa y deja de creer en el amor; sin embargo, el día de la boda de su exnovio conoce a un hombre que parece dispuesto a hacerla cambiar de opinión.
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Capítulo 8
Emir narrando ...
Si existía un manual de cómo provocar un escándalo real, yo probablemente estaba escribiendo un nuevo capítulo en ese momento.
El salón estaba repleto de gente demasiado importante para preocuparse por cualquier cosa que no fuera su propia influencia: presidentes, magnates, príncipes de media docena de países. Y, aun así, todos se detuvieron a mirar cuando el maestro de ceremonias anunció:
— Príncipe Emir Al-Nasser y su novia, Beatriz Martins.
Si pudiera cobrar por cada mandíbula caída, ya habría comprado otro yate.
Pero nada se comparaba con la cara de mi padre. Ah, el glorioso rey Malik. Postura impecable, sonrisa falsa de fotografía oficial, pero con una mirada que gritaba: "¿Hijo, te has vuelto loco?". Y, honestamente, sí. Y estaba adorando cada segundo.
Él evaluó a Beatriz como si fuera un rompecabezas de mil piezas que no tenía ningún sentido en su mapa político. Su mirada pasó de ella a mí, y casi pude oír los cálculos mentales: alianzas rotas, acuerdos perjudicados... y mi satisfacción creciendo.
Beatriz, por otro lado, parecía absolutamente decidida a mantener la cabeza erguida, aunque sus manos estuvieran un poco frías en la mía. Eso solo hacía que todo fuera más divertido. Su perfume era dulce, pero tenía un toque atrevido como si dijera que, aunque asustada, no iba a retroceder.
Y fue ahí donde me di cuenta de que estaba... curioso. Y atraído. Muy atraído. No por el tipo de mujer que se inclina para agradar. No. Ella era el tipo que me arrastraría a una confusión monumental y lo haría con tacones altos y labial perfecto.
Mi padre habló con ella usando ese tono diplomático que escondía un insulto detrás de cada sílaba. Ella respondió con una sonrisa pulida. Yo, por dentro, estaba aplaudiendo.
Cuando él se alejó para saludar a algún político de cara plastificada, me incliné hacia ella y murmuré, muy cerca del oído.
Emir:_ Continúa así, habibti. Si sobrevives a esa mirada de rayos X de mi padre, tal vez te lleve a bailar.
Y, en ese instante, me di cuenta de que... la fiesta estaba a punto de ponerse mucho más interesante.
Leila:_Me sorprendieron Emir ¿por qué no dijiste que estabas comprometido?
Emir:_Quería darte una sorpresa, madre.
Leila:_Ah, querida, no le hagas caso a mi marido, ¡es un idiota!
Amira:_Madre, así vas a asustar a Beatriz.
Amira sonríe.
Amira:_Y entonces, ¿cómo fue que atrapaste a mi hermano?
Beatriz:_Él insistió al principio, yo no quería, nos conocimos en mi trabajo, ¿no es así, habibi?
Emir:_Es verdad, la llené de regalos hasta que aceptó salir conmigo y aquí estamos.
Leila:_¿Pero dónde está el anillo de compromiso?
Beatriz:_Majestad, él me dio uno, pero me asaltaron.
Quería reír, pero me contuve.
Amir:_¡Qué horror, Dios mío!
Leila:_¡Eso no sucedería en nuestro país! Allí las leyes son rígidas y el índice de criminalidad es muy bajo.
Beatriz:_Me puse muy triste, me encantaba ese anillo, pero su hijo me prometió uno mucho mejor, estoy a la espera.
Emir:_Mandé a hacer uno especialmente diseñado para ella, falta que esté listo.
Amira:_Ah, qué bien, y entonces, Beatriz, ¿de dónde eres?
Beatriz:_Soy brasileña, pero vivo en este país desde que era pequeña.
Leila:_Interesante, ¿pero ya has estado en Brasil?
Beatriz:_Sí, muchas veces, mi familia todavía vive allí.
Emir:_Personal, basta de interrogatorio, si nos dan permiso, habibti, ven, te presentaré a algunas personas.
Beatriz:_Por supuesto, permiso, majestad, alteza.
Ellas sonríen y nos alejamos.
Beatriz:_¿Cómo me fue?
Emir:_Maravillosa, pensaste rápido, ¿qué fue eso del anillo?
Beatriz:_¿Exageré?
Emir:_No, fue espectacular.
Beatriz:_¿Esa chica que habló con nosotros es la preferida para casarse contigo?
Emir:_Sí.
Beatriz:_Es bonita.
Emir:_Sí, lo es, pero no deseo nada con ella, mucho menos casarme.
Beatriz:_¿Pero ya tuviste algo con ella?
Emir:_¿Celos, habibti?
Beatriz:_¿Yo? Imagínate, ni siquiera te conozco.
Emir:_Un día, hace algunos años, me emborraché en una fiesta e hice la tontería de besarla, fue solo eso y ella pensó que eso sería un pase para que yo me quedara con ella, ¿entiendes?
Beatriz:_Entiendo, pero ¿por qué tus padres la apoyan tanto?
Emir:_Porque creen que ella es la esposa ideal, ella solía ser la mejor amiga de Amira, se pelearon y nunca más se hablaron, pero mis padres insisten en esa unión.
Beatriz:_Emir, ¿qué va a pasar cuando se den cuenta de que no nos casaremos?
Emir:_No te preocupes, habibti, yo sé cómo defenderme.
Beatriz narrando....
Él me conduce por el salón como si fuera dueño de cada lámpara de cristal, saludando a embajadores, CEOs y políticos como si fueran viejos amigos.
Emir:_Habibti, sonríe. Nos están estudiando como si fuéramos la nueva temporada de una serie cara.
Beatriz:_ Sí, pero yo no soy actriz. — replico, sin disimular.
Él se inclina, el aliento cálido cerca de mi oído.
Emir:_ No... pero tendrías futuro si quisieras.
Pongo los ojos en blanco, pero mi corazón da ese salto irritante.
Beatriz :_¿Puedes parar? Esta seducción barata no va a funcionar conmigo.
Él sonríe, sin ofensa alguna.
Emir:_ ¿Barata? Soy el hombre más caro de este lugar.
Beatriz:_ Y, aun así, no estoy interesada. — digo firme, manteniendo la barbilla erguida. — No confío en hombres, mucho menos en los que tienen esa sonrisa ensayada.
El brillo en sus ojos solo aumenta.
Emir:_ Óptimo. Así es más divertido.
Seguimos siendo presentados a ministros, princesas extranjeras y empresarios billonarios. Las mujeres analizan mi vestido, los hombres evalúan a Emir y algunos incluso a nosotros dos juntos como si ya calcularan el impacto de este noviazgo inesperado en la política internacional.
Al otro lado del salón, Nadine se acerca al rey Malik, la copa de champán casi escondiendo el veneno en su voz.
Nadine:_Majestad... ¿de dónde exactamente sacó su hijo a esa... Beatriz?
Malik, impasible, me observa riendo de algo que Emir dijo.
Malik:_ No lo sé aún. Pero voy a descubrirlo. — Él bebe un sorbo y completa, frío: — Y voy a encontrar la manera de separarlos. Tú serás la reina... quiera Emir o no.
La mirada de Nadine brilla con satisfacción.
Mientras tanto, Emir y yo seguimos atravesando el salón, sin imaginar que ya éramos el tema más comentado de la noche... y que el juego mal había comenzado.
Momentos después....
Más alejados, en un rincón discreto, Nadine y Khalid intercambian palabras rápidas, lejos de las miradas curiosas.
Nadine:_ Tú sabías de ella. — Nadine susurra, la rabia trasluciendo. — Y no me dijiste nada.
Khalid respira hondo, la mirada dura, pero cargada de un sentimiento que él nunca osó confesar en voz alta.
Khalid:_No todo lo que sé es para ti.
Ella toca su brazo, la proximidad suficiente para reavivar recuerdos que él intenta enterrar.
Nadine:_Pensé que no tuviéramos secretos el uno con el otro.
Khalid:_ Soy empleado y amigo de Emir. — Su voz es baja, firme. — Y algunas lealtades no se traicionan.
Nadine aparta la mano, la sonrisa helada.
Nadine:_Veremos cuánto tiempo dura eso.
