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EL CACHORRO DEL ALFA

EL CACHORRO DEL ALFA

Status: En proceso
Genre:Hombre lobo / Embarazo no planeado / Embarazada fugitiva / Reencuentro / Demonios / Brujas
Popularitas:311.8k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Adriánex Avila

Dayana, una loba nómada, se ve involucrada con un Alfa peligroso. Sin embargo un pequeño bribón hace temblar a la manadas del mundo. Daya desconcertada quiere huir, pero termina en... situaciones interesantes...

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Cap. 14 ¿A qué te refieres, Omega?

La furia en Dayana era un volcán a punto de entrar en erupción. La sangre le golpeaba en los oídos, ahogando cualquier resto de prudencia que le quedara. Miró a Lycas, y esta vez no bajó la vista. El fuego dorado de su ira chocó contra el hielo gris de su mirada.

—Lycas —su voz surgió como un silbido cargado de veneno, forzada a través de los dientes apretados—. ¿Qué quieres hacer? ¡Ya me tienes a mí! ¡Al niño! ¿Por qué tienes que meterlos también a ellos? ¡Déjalos ir! ¡No puedes hacer esto! ¡Solo déjalos ir!

Cada palabra era un latigazo, un desafío directo a su autoridad en frente de los demás. La habitación pareció contener la respiración.

Lycas, en lugar de enfurecerse, levantó una ceja con una calma exasperante. La miró como si estuviera contemplando una criatura particularmente irritante e ilógica.

—¿A qué te refieres, Omega? —preguntó, y su tono tenía un deje de burla deliberada, como si sus demandas fueran tan absurdas que ni siquiera merecían ser tomadas en serio.

La condescendencia encendió aún más la mecha de Dayana.

—¡Sabes a lo que me refiero! —casi gritó, avanzando un paso, desafiando la distancia que él imponía.

—¿Qué quieres con ellos? ¡Déjalos ir! ¡Solo te estoy pidiendo esto! ¡Ya estoy aquí! ¡El niño también! ¡No entiendo cuál es el problema!

Fue entonces cuando Lycas hizo algo que la dejó sin aliento, esbozó una media sonrisa. No era una sonrisa cálida o alegre. Era una curva fría y calculadora en sus labios, un gesto tan inesperado y aterrador como la calma en el ojo de un huracán. Dayana nunca había visto algo así en él.

—Escúchame bien, Dayana —dijo, su voz era peligrosamente suave, cada palabra una losa de hielo.

—Para empezar, lo que yo quiera hacer o no, no es de tu incumbencia. Ellos vinieron aquí por su voluntad.

—Hizo una pausa, dejando que la mentira by omission pesara en el aire—. Ahora son parte de la manada. Te guste o no.

Dayana abrió la boca para protestar, pero él alzó una mano, cortándola de forma tan abrupta y autoritaria que las palabras murieron en su garganta.

—Así que o lo tomas o lo dejas —continuó, su media sonrisa desapareció, remplazada por una severidad absoluta.

—Ya sabes qué es lo que pasa cuando un miembro de una manada quiere irse sin permiso. Conoces las consecuencias. Aunque seas nómada, sé que sabes cuáles son las reglas. —sus ojos grises se clavaron en los de ella, sin piedad.

—Un desertor debe morir. Así que… compórtate.

Con un movimiento final y despectivo, se ajustó los puños de su camisa, un gesto de normalidad obsceno en medio de la tensión. Luego, dio media vuelta y salió de la habitación, dejando la puerta abierta como una burla, como si dijera que no había nada que ella pudiera hacer para cambiarlo.

Dayana se quedó paralizada en el centro de la habitación. La furia se había evaporado, remplazada por un frío glacial que le recorrió la espina dorsal.

Era un hecho.

No era una amenaza vacía. Era la ley. La ley ancestral de las manadas de lobos. La traición—y desertar era la mayor traición—se pagaba con la muerte. No había juicio, solo ejecución.

Lycas no solo los había atrapado. Les había tendido una trampa mortal. Caterina y Miguel ahora llevaban la marca de los Colmillos Plateados, no por honor, sino como un grillete invisible. Si intentaban huir, serían cazados. Y serían ejecutados.

Dayana miró a sus amigos. A Caterina, pálida y consumida por la culpa y el miedo. A Miguel, que aún miraba alrededor con una confusión que rayaba en lo patético, sin entender que su declaración de lealtad lo había firmado, una sentencia de muerte suspendida.

Él no solo tenía su cuerpo y el de su hijo. Ahora tenía su silencio y su sumisión, garantizados por la vida de sus mejores amigos. La jaula, de repente, se había vuelto mucho, mucho más pequeña.

La frustración y la angustia hervían en el pecho de Dayana como un líquido corrosivo. Se dejó caer pesadamente en el borde de una de las camas, enterrando el rostro en sus manos. El aire le quemaba los pulmones. Ese hombre... ese maldito Alfa... era un arquitecto del control, un maestro de la manipulación que convertía cada gesto de lealtad en un eslabón de su cadena.

Caterina se acercó, sus pasos titubeantes. Las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

—Dayana, lo siento, amiga. Es mi… es mi culpa —susurró, su voz quebrada por el llanto.

—Yo solo quería estar a tu lado y saber que estés bien. Ese Alfa… Dios, ese Alfa es realmente peligroso. No por nada esta es la manada más poderosa de este lado del mundo. Estaba preocupada, y dije tonterías, y… fue así como acepté esto. Y ya sabes, Miguel… él, él solo quería cuidarme.

La explicación, cargada de buena intención y pánico, fue la chispa que encendió la mecha de la rabia impotente de Dayana. Se levantó de un salto. Su mirada, antes abatida, ahora ardía con un fuego dorado de furia pura. Agarró la almohada más cercana y, con un grito ahogado de indignación, se lanzó sobre Miguel, golpeándolo una y otra vez con toda su fuerza.

—¡Es tu culpa, tonto! —gritaba, cada golpe de almohada acentuando sus palabras.

—¡Cómo la dejaste hacer algo así! ¡Se supone que debías asustarte y rogar para que ella se vaya contigo! ¡Cómo dejaste que se meta en este problema!

Miguel, sorprendido al principio, no opuso resistencia. Se dejó golpear con los blandos impactos, su expresión era de sorpresa más que de dolor. Cuando Dayana se detuvo, jadeante y con los ojos brillando de lágrimas de rabia, él se arregló la camisa con una calma exasperante.

—Dayana —dijo, su voz era tranquila, terriblemente lógica en medio del caos

—No creas que no lo había pensado. —sus ojos, sinceros y un poco tristes, se encontraron con los de ella.

—Pero sé que ella ya estaría mortificada si no sabe si estás bien. La conoces. —Hizo un gesto hacia Caterina, que los observaba con la boca abierta

—De todas formas, si ella dice algo, yo solo puedo apoyarla. Eso es lo que hace la gente que quiere a otra gente.

Su mirada se suavizó al dirigirse a Caterina, llena de una devoción tan simple y absoluta que cortó la respiración a Dayana. No era valentía. Era amor. Un amor tan ciego, tan terco y tan humano que los había metido en la boca del lobo literalmente.

Dayana sintió que las fuerzas la abandonaban. Quería lanzarse de un puente. Dejó caer la almohada al suelo, desinflada como ella misma. No podía creerlo. En medio de este infierno de poder lobuno, de traiciones y leyes sangrientas, sus dos amigos, esos dos tontos maravillosos, habían seguido el único instinto que conocían: el de no abandonarse mutuamente. Y a ella.

—Dioses… —murmuró, desplomándose de nuevo en la cama, esta vez con un suspiro que venía de lo más profundo de su alma.

—Están locos. Los dos están completamente locos.

Pero por primera vez desde que había entrado en esa habitación, una parte de ella, muy en el fondo, se sintió… menos sola. Estaban atrapados. Estaban condenados. Pero estaban juntos. Y contra la fría lógica de Lycas, esa tal vez era la única arma que tenían.

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Nohemi Garcia
😭😭 que capitulos tan fuertes 😭😭
Leticia Baeza Vazquez
la verdad no entiendo x q deja q la estúpida de la disque amiga le diga pendejadas odio eso
Nohemi Garcia
😭😭 perdón a toda las presentes compañeras lectoras
pero que perras sin corazón 😭😭 solo porque a ellas no les conformaba Dayana solo por capricho 😭😭
ahí mi querida autora siempre haces que uno sienta la novela tan real que hasta un nudo se hace en la garganta de coraje y dolor 👏👏👏 mis respetos para todas tus novelas
Leticia Baeza Vazquez
como odio esas amigas estúpidas hay x favor
Francisca Márquez mariscal
Excelente
Irene Herrera
hora me enamore de esta historia pero tiene final llegue al capítulo 41 nada más
Nicole Sofía Rojas Rodríguez
tremendo vainon me metí yo que no revise si estaba terminada😭😭😭
Nicole Sofía Rojas Rodríguez
NOOOO MURIO LA DIVA ICONIC😭😭😭 POR LA MANO DE LAS PROPIAS HIJAS QUE PROTEGIO😭
Nicole Sofía Rojas Rodríguez
lycas feliz de que el pequeño creará una excusa para comersela a gusto🤣🤣🤣
Nicole Sofía Rojas Rodríguez
pobre de esa mujer🤣 y ella quejándose por que la reclamo e hizo mama sin haber mudado sus colmillos de leche🤣🤣 lo que le espera 😂agárrate y toma para que lleves que el plan ya esta trasado
Nicole Sofía Rojas Rodríguez
JAJAJAHA se sentía muy machito de repente🤣🤣 niño con capricho cumplido jajajaja como si hubiera recibido un dulce🤣🤣🤣
Nicole Sofía Rojas Rodríguez
pero si lo menos que quiere la niña es hablar🤣🤣¿cuando le va a tocar el turno a el de arrastrarse?😂😂
Nicole Sofía Rojas Rodríguez
he aqui el Detonante🤣🤣
Eduardt Thesaint
me gusta mucho pero le faltan capítulos y que va pasar con Dayana y Lucy Sy los bebés es excelente gracias más capítulos bendiciones
Oli Vega
todo por la soberbia de unas lobas😡
Rocio de jesus Navarro
excelente historia♥️♥️
Maria Can Canul
ahshshd tantas bobadas m estoy aburriendo de veras
MONICA GODOY RIOS
Me avisan 🥰
Rocio de jesus Navarro
que se recupere Dayana y se salven los bebés😢😢 que maten a las zorras desgraciadas.. pero antes que las hagan sufrir arrancadoles sus extremidades primero.. que sufran las desgraciadas😡😡😡
Patty Molina
las hermanas van a llorar lágrimas de sangre, ojalá reciban la muerte no merecen nada más igual que Artemisa, fue terrible lo que hicieron
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