aún en proceso. Mis novelas van avanzando según lo que se va dando, por eso no tienen una descripción.
NovelToon tiene autorización de Susana Jiménez Alcázar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
cap 8
Me dediqué a atender mis mesas, pero de vez en cuando, no podía evitar echar un ojo a ese alfa. No tenía idea de lo que quería, así que debía idear algo para que se fuera y no regresará. Pero sabía que fuese lo que fuese, no se daría por vencido, aunque, analizando las cosas, el nunca se ha acercado a mí, entonces no entiendo ¿cuál es su insistencia? ¿no tiene una manada? ¿también es un lobo solitario?. Suspire
Poco tiempo después, termino de comer y simplemente se fue. Tal vez estoy siendo paranoica y lo estoy pensando demasiado.
A la mañana siguiente, me tocaba el turno de la tarde, así que toda la mañana la pasé en mi casa, limpiando y lavando mi ropa, ya se me había acumulado. Bueno, a decir verdad, siempre lavo este día a la semana.
La mañana fue agradable, desayuné rico con la abuela y de paso también aproveché a lavar su ropa. de todos modos es la lavadora la que realiza el trabajo.
A eso de la una de la tarde, ya había terminado, así que comenzaría a alistarme para ir al restaurante. Mi entrada hoy sería a las tres de la tarde, así que no tenía prisa.
Me tomé mi tiempo en la ducha, en vestirme y en peinar mi enmarañado cabello. (las imágenes van a variar, entre personas reales y caricaturas, solo que así me la imagino. Pelo chino, rojizo, piel blanca pero no tanto, con un leve bronceado, cuerpo bien proporcionado, ojos entre verdes y azules, altura media)
Una vez mi cabello desenredado, lo alise y ate en una coleta, para terminar en un moño bien hacho. Trabajar en un restaurante, siempre será muy exigente con la limpieza y los cabellos sueltos.
Ya estando lista, tomo mi pequeño bolso y me dirijo al restaurante. Al llegar, vi que estaba bastante tranquilo. Era la primera vez en esta semana que por fin estaba así.
_ ¡hola! _ saludé a doña Ceci, mi amiga Mery y al cocinero
_ hola cariño _ me respondió doña Ceci
_ amiga, creo que tenías razón _ me dijo Mery y no entendí de que estaba hablando
_ sobre tu admirador _ volvió a decir y yo seguía sin entender. Que yo sepa no tenía admiradores
_ Mery me platicó sobre el comensal que te da mala vibra, parece que hoy te estuvo buscando y vino dos veces en el día _ explico doña Ceci
_ el Al... Digo, el guapo de las propinas? _ me hice la desentendida
_ ¡claro! ¿quién más? _ dijo mi amiga
_ creo que lo flechaste _ dice juguetona doña Ceci y casi me ahogo con mi propia sábila.
_ ¡claro que no!, el ni siquiera sabe que existo _ respondí, tratando de hacerme la tonta.
Aunque... está situación pone todas mis alarmas en alerta. Si el Alfa había venido dos veces, durante el turno en el que no estaba, descarta la idea de mera coincidencia.
¿que quiere de mí?
_ creo que eso lo averiguaras la próxima vez que venga _ digo Mery y doña Ceci le hizo segunda. ¡Por la diosa!
El turno de la tarde estaba por terminar, estaba aliviada porque el Alfa no había vuelto a venir, pero mi tranquilidad salió volando por la ventana, cuando lo ví atravesar las puertas del restaurante.
_ ¡uyy! Ya llegó tu galán _ me dijo Mary dándome un codazo y yo estaba apunto de pedirle que ella lo atendiera.
_ ¡no! mi respuesta es no _ me respondió, incluso antes de decirle algo.
_ el solonha venido por ti, a estado tratando de ser atendido por ti, además, está es la tercera vez que viene en el día y yo ya lo atendí dos veces. Creo que con su propina ya tengo lo de un día de paga _ volvió a decir
yo estaba sin palabras, no tenía excusa para dar.
_ pero no quiero _ le respondí
_ no me importa, yo tengo mis propias mesas por atender _ se dio la vuelta y se fue
_ ¡Mery! _ le hable pero no se detuvo ni respondió a mi llamado.
Respire profundo, estaría bien, dudaba que el Alfa hiciera algo estúpido aquí, en un restaurante humano, rodeado de personas.
obligando a mi cuerpo, camine en dirección al Alfa.
_ ¡hola! Buenas tardes, soy Mare y seré su mesera _ saludé con una sonrisa y toda el profesionalismo del mundo.
_ ¡hola! Mare, soy Fernando. Sabes, eres una mesera difícil de encontrar _ me dijo con una voz ronca y sumamente sexy
_ ¿que?¿perdón?
_ quiero el filete en salsa y una soda _ dijo y yo me quedé en "qué rayos"
_ ¡oh! Claro, un momento _ respondí, tomando su órden y retirándome rápidamente.
poco tiempo después, lleve su orden y para mí alivio, no intento iniciar ninguna conversación. Gracias a eso, me relajé un poco y pensé que solo estaba exagerando.
llegó la hora de pedir la cuenta, pero para mí sorpresa, el Alfa Fernando no la pedía. El tiempo pasaba y con ellos, el lugar estaba quedando vacío. La hora de cerrar había llegado, así que decidí tomar el toro por los cuernos enir y entregarle la cuenta.
_ ¡Mare! Espera un momento_ habló, lo suficientemente bajo, para no ser escuchado por nadie más, pero suficiente fuerte para que yo lo escuchará.
De inmediato, levante mi cabeza para verlo. Estaba en estado de pánico, con ganas de querer salir corriendo.
_ necesitamos hablar _ me dijo
_ no, no lo necesitamos _ le respondí
Una sonrisa apareció en sus labios, una sonrisa que si fuera en otra situación o si no fuera un lobo, habría hecho que se le calleran las bragas.
_ no pretendo hacerte daño, pequeña loba _ dijo
¿pequeña? Mis pelotas y no tengo, bufé.
_ te escucho _ le dije, queriendo terminar con esto de una buena vez
_ este no es un buen lugar, voltea _ respondió
Mire en dirección a la barra y ví que Mery y Ceci estaban atentas
_ perdón, pero no me reúno con desconocidos, en especial hombres lobos, aún no tengo ganas de morir_ respondí
_ te prometo que no quiero hacerte daño _ volvió a decir.
Suspire profundamente, no estaba segura de si estaba haciendo bien o mal.
_ está bien, te veo en el pequeño parque, el que está detrás del palacio municipal. _ respondí
_ a qué hora te veo _ preguntó
_ mañana es mi día de descanso, te veo a las 9 en punto, no llegues tarde, no me gusta esperar
_ ahí estaré, Mare
_ bueno, esa es tu única oportunidad, si faltas o llegas tarde, es tu problema _ respondí y me fuí
Lo escuché reír en voz baja, pero no me detuve, ni dije nada.
El se fue y por supuesto, dejo una muy buena propina.