Paola, hija de un líder de la mafia mexicana. Una niña que debe convertirse en una mujer para evitar ser asesinada por los enemigos de su padre.
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Enojo
...Narra Maximiliano...
Mi nombre es Maximiliano Ferrechez. Un hombre de 35 años de edad.
Alto, piel blanca, tatuado, ojos de color azul, temperamento fuerte. Me gusta hacer ejercicio, y odio el desorden.
Mi mayor debilidad son las mujeres hermosas. Es algo que no puedo controlar.
Después de la fiesta llevé a Paola a la mansión de mis padres.
Su presentación dejó a todos con la boca abierta. Recibí muchos halagos por parte de algunos colegas. Todos decían lo bella que es mi prometida.
Era una mujer que me llamó la atención desde el primer momento en que vi.
Su padre me las envío y me dejó con la boca abierta. Pero, verla en persona fue otra cosa. Me dejó impresionado, la manera en como es su personalidad.
Había conocido mujeres a lo largo de mi vida; pero, ninguna como ella. Es bella, inteligente y tiene un carácter desafiante.
Volví sl club. Necesitaba relajarme y pensar con claridad. Bebí varios tragos y revise cuidadosamente algunos documentos.
Hay cosas que comienzan a salirse de mis manos. Mi padre enfermó gravemente y no se lo quiere contar a mi madre.
Los enemigos comienzan a atacar con más fiereza. Queriendo quitarme el trono. Algo que no se lo voy a permitir.
Soy el único descendiente Ferrechez y nadie me va a eliminar así de fácil. Para poderme vencer, deberán matarme. Y para eso va a estar muy difícil.
Intentaron poner obstáculos en mi camino. Logrando hacer que me debilitara por un corto periodo de tiempo.
La mercancía comenzaba ha ser confiscada por la policía, y me hicieron perder miles de dólares.
He investigaron mis empresas, la cantidad de dinero que entra y sale de ellas y de los negocios que tenemos.
Pero, no lograron encontrar nada. Hasta ahora para la ley estoy limpio.
Debo comenzar a moverme rápido. Ir quitando a cada enemigo de mi camino. Cada día salen más imbéciles que creen que pueden quitarme el lugar que ahora tengo.
Para eso necesitaba aliados. El padre de Paola era mi mejor opción. Mi padre lo conocía desde hace muchos años atrás.
Él tiene contacto con carteles muy poderosos, los cuales, me pueden ayudar a pasar la merca a más países.
Era una alianza que nos conviene a todos. Necesito ganar territorio y dejarle claro a todos quien manda.
Eliminaré sin piedad a todo aquel que intente interponerse en mi camino.
Terminé de fumar el Milésimo cigarro. Volviendo hacer algunas llamadas. Al terminar de hablar con el Ruso, entra uno de mis hombres.
Camina hasta mi escritorio y baja la cabeza. Se queda callado hasta que yo doy la orden de que hable.
_______ Buenos días, señor Ferrechez...
________ La señorita Patricia está afuera. Quiere verlo.
Apreté fuertemente mis puños por encima del escritorio. Ahora no tenía ganas de ver a esa estúpida, después de lo que pasó anoche con Paola.
______ ¡Mandala al diablo!
_____ No quiero hablar con ella. ____ Ordené, poniendo toda mi atención en el trabajo.
______ Ya se lo hemos dicho. Insiste en hablar con usted.
Apreté mis dientes, se escucha claramente el rechinar de mis dientes.
______ ¿Eres sordo? ¿O, qué parte no entendiste? Ahora ella te da ordenes a ti. ¿Paga tu sueldo?
Al poco tiempo de salir Felipe, la puerta de mi oficina se abre de nuevo. Patricia entró corriendo, desesperada por hablar conmigo.
...¡Maldita sea odiaba estas escenas!...
______ Maximiliano, por favor escúchame.¡Todo tiene una explicación! ____ Patricia se arrodilló a mis pies.
¡¿Quién demonios se cree Patricia para entrar así a mi oficina?! No era más que una amante en torno.
_______ ¡Suéltame! ____ Me sacudí sus manos de mi pierna.
_______ Maximiliano, te juro que las cosas no fueron así. ¡Ella miente!
...¿No le ha quedado claro cuál es su lugar en mi vida?...
Me puse de pie, mirando fijamente a la mujer delante de mí. Sus lágrimas caía por sus ojos, su cabello estaba desordenado, y no tenía ni una sola gota de maquillaje.
Patricia parecía no haber dormido durante toda la noche. Después de haber dejado a Paola en la mansión. Llamé a Patricia, para advertirle que no se vuelva a meter con Paola.
Ella intentó explicarme lo que según ella había sucedido en el baño. Sin embargo, los vídeos del pasillo que daban al baño de mujeres decía otra cosa muy distinta.
Felipe estaba de pie junto a la puerta. Esperando una orden de mi parte para sacar a Patricia. Le ordenó que salga y me deje a solas con ella.
_______ Ella fue la que me provocó. Yo solamente me defendí.
_______ Lárgate, no te quiero ver. ____ Señalé la puerta de la oficina.
_______ No me corras. Necesito explicarte como fueron las cosas. Esa mujer miente. ¡Miente!
______ Te juro que yo nunca he intentado matar. Ella lo inventó. No sé de donde sacó esa navaja.
Furioso, le di media vuelta al escritorio. Levanté mi mano y la dejé caer en la mejilla de Patricia.
Ella caer al piso, cubriendo su mejilla. Incrédula me ve...
______ ¡¿Me crees idiota?!
______ ¡Paola no tiene por qué mentir!
______ ¡Qué sea la primera y la última vez que te acercas a ella!
Patricia se levanta, se limpia sus lágrimas y me dice.
______ Maximiliano, ¿es en serio? Estás poniendo a esa mujer por encima de mí.
______ Tú y yo hemos vivido tantas cosas juntos...
_______ No la puedes poner por encima de mí.
______ ¡Soy yo tu mujer!
Me causaron demasiada gracia las palabras de Patricia. ¿Cómo diablos se lo ocurre decir que es mi mujer?
Yo no tenía mujer, hasta que me case con Paola.
Patricia como otras que han pasado por mi cama, solo son diversión. Una distracción, para quitarme el estrés.
Ninguna ha llegado a interesarme más de la cuenta. Tengo claro que el amor no se hizo para mí. Soy un hombre de negocios, sin corazón.
Me encantan las mujeres, soy adicto a ellas. Me gusta pasar un buen rato en la cama. Pero, hasta ahí.
