En el antiguo jardín de la mansión, la mesa de té estaba meticulosamente dispuesta para dos, mientras el sol de la tarde bañaba el escenario con suavidad. El hombre, impecable en su apariencia pero distante en su mirada, apenas prestaba atención a la dama frente a él. Sus cabellos rubios danzaban con la brisa, pero su expresión reflejaba tristeza y resignación. Con voz serena pero cargada de pesar, ella deslizó un documento sobre la mesa, diciendo: "Espero que encuentre a alguien que lo ame en la medida en que usted no lo considere una molestia."
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Capitulo 8
La mirada de Edith había estado perdida en el vacío desde la mañana, sus hermosos ojos azules ahora carentes de cualquier brillo parecían cascarones vacíos, un corazón roto y una mente perturbada, hacían que Edith divagara constantemente.
- Edith: Anhelar tanto a alguien, desear estar tanto con esa persona... Las horas pasan lento, el corazón duele, la soledad se hace aún más fuerte ¿cuánto tiempo me he sentido así?
No podría responder con precisión, pero de seguro fue la mayoría del tiempo que vivió con Lucian.
El antiguo jardín de la mansión Beaumont estaba impregnado de una atmósfera nostálgica y serena. Los rayos del sol filtrándose entre las hojas de los árboles creaban patrones de luz y sombra en el suelo de piedra, mientras las flores perfumaban el aire con su delicado aroma.
Una mesa meticulosamente preparada para dos destacaba en el centro del jardín, cubierta con un mantel de encaje blanco y adornada con arreglos florales frescos. Las tazas de porcelana fina y los platillos de plata brillaban bajo la luz del sol, esperando ser llenados con té caliente.
Una doncella llegó a informar a Edith que todo estaba listo. Edith apretó los labios con determinación, sintiendo el peso del documento guardado con recelo en su mano. Con paso decidido, se dirigió hacia el jardín.
Edith camina con paso lento hacia la mesa del té, su mirada perdida refleja un anhelo profundo, sus pensamientos se enredan en la melancolía mientras el aroma reconfortante de las hierbas llenaban el aire, en sus brazos abrazaba aquel documento como sí fuera un ser sintiente.
Entonces tomo su lugar en la mesa, el sonido apacible de la naturaleza se vio interrumpido por pasos que resonaban en el jardín. Edith levantó la mirada y vio a Lucian acercándose a la mesa de té. Sus ojos verdes como jade capturaron la luz del sol, y su cabello rubio brillaba con un resplandor propio. Aunque su expresión era fría, no dejaba de encantarla, y el porte digno que exhibía parecía dominar el espacio a su alrededor.
Edith observó cada detalle de Lucian con una mirada aguda. Sus ojos seguían cada movimiento, cada gesto que expresaba la complejidad de su ser. En ese momento, el duque parecía perfecto a sus ojos, pero ella sabía que si se detenía a observar en detalle, la verdad saldría a la luz.
- Edith: \[ es así, siempre fue así... El único de los dos que observa al otro soy yo\]
Edith se sentía nerviosa, pero también decidida. A medida que el té era servido y los sirvientes se retiraban, el silencio se instalaba entre ellos, interrumpido solamente por el tintineo de las tazas.
Edith contemplaba en silencio cómo abordar la conversación pero antes de que pudiera decir una palabra, Lucian rompió el silencio con su impaciencia característica.
- Lucian: no parece que solo quieras tomar el té.
- Edith: Tiene razón, Duque.
Respondió Edith, marcando una extraña distancia en su forma de dirigirse a él. Lucian arqueó una ceja, observándola con atención mientras ella continuaba.
- Lucian: Habla.
Instó, mostrando un leve disgusto en su tono.
- Edith: Lo haré, pero primero tiene que prometer algo.
Comenzó, apoyando su taza con determinación, Lucian levantó la mirada, mostrando un poco de disgusto.
- Lucian: ¿Qué significa eso?
Preguntó con cautela, Edith suspiró pesadamente, sintiendo el peso de lo que estaba a punto de decir.
- Edith: Solo necesito que prometa que me escuchará y que no me interrumpirá.
Dijo con sinceridad, buscando sus ojos en busca de confirmación, Lucian la miró con extrañeza evidente, preguntándose internamente por qué ella estaba pidiendo eso. Pero ante su insistencia, después de un momento de vacilación, asintió con resignación.
- Lucian Está bien, lo prometo.
Respondió finalmente, y Edith sintió un ligero alivio al saber que al menos tendría la oportunidad de expresarse sin interrupciones.
Edith, con su corazón apretado, comenzó con las palabras que tanto tiempo había guardado.
- Edith:No es ningún secreto que yo lo amo profundamente.
Confesó, pero Lucian pareció inmutable, manteniendo su expresión indiferente.
- Edith: Conozco las circunstancias de nuestro compromiso, un compromiso arreglado... Sé también que el Duque considera innecesario entablar una relación cercana o sentimental con quien sería su esposa.
Continuó Edith, hablando con seguridad en un tiempo pasado de ella misma, lo cual no pasó desapercibido por Lucian, quien se detuvo un instante. Pero Edith no se detuvo ahí.
- Edith: Desafortunadamente, no pienso igual... No creo ser capaz de vivir bajo esta indiferencia. Preferiría morir antes que seguir soportándolo.
Declaró con franqueza. Lucian abrió la boca como si fuera a decir algo, pero Edith le recriminó.
- Edith: Dijo que me escucharía y no me interrumpiría, Duque.
Recordándole su promesa, Lucian cerró los labios con fuerza, y Edith, después de respirar profundamente, continuó exponiendo sus sentimientos más profundos.
- Edith: Para nada esto es un reclamo, ya que usted no está en absoluto obligado a corresponderme. Aunque no puedo negar que esperé al menos un poco de reciprocidad... Pero sobre todo, quiero que sepa cómo me sentí, cómo me siento...
Expresó con determinación. El silencio se apoderó del lugar por un momento. Edith tomó una nueva bocanada de aire y prosiguió con su confesión.
- Edith: Esto debió suceder antes, mucho antes... ¿Llegar hasta aquí fue producto de la ceguera que el amor me ocasionó?
Se respondió a sí misma, reconociendo su propio esfuerzo.
- Edith: Por supuesto que así es... Aunque no puedo decir que no lo intenté. Me esforcé, di todo de mí y más para ocupar un lugar en sus ojos. No fue suficiente. Ha llegado a un punto en el que pienso que me volveré loca porque usted ocupa cada uno de mis pensamientos. Desde hace cinco años es así, pero ahora me hace mal...
Edith continuó con su discurso, soportando el dolor que ella misma se infligía con cada palabra, mientras observaba la falta de emoción en el rostro de Lucian.
- Edith: \[Sí, es un hombre así. Incluso cuando me estoy derrumbando frente a ti, no pareces notarlo\]
Pensó con amargura, pero siguió adelante.
- Edith: Recuerdo que un día me dijo que me moderara en la forma en que le mostraba mis sentimientos... Creo que fui agobiante. No puedo dejar de serlo, porque ese es el modo en que lo amo...
Confesó con sinceridad, mirando directamente a los ojos de Lucian, cuyos ojos seguían inexpresivos.
El peso de la verdad se hacía cada vez más difícil de soportar para Edith.
- Edith: He reflexionado lo suficiente como para darme cuenta y aceptar que no soy adecuada para el Duque, y que lo mejor es dejarlo aquí antes de que me odie...
Admitió con resignación, sintiendo cómo una lágrima rodaba por su rosada mejilla.
Extendió el documento hacia Lucian, que representaba la cancelación de su compromiso.
- Edith: Espero que encuentre a alguien que lo ame en la medida en que usted no lo considere una molestia...
Añadió con un tono de tristeza y resignación en su voz.
Edith esperó con nerviosismo la reacción de Lucian, pero para su sorpresa, él se mantuvo en silencio por un largo rato. Con el corazón latiéndole con fuerza, Edith comenzó a sentirse impaciente y cansada de la situación. Finalmente, se levantó de la mesa con determinación, diciendo.
- Edith: Es suficiente, estoy cansada de esto.
Mientras se alejaba de la mesa, tratando de contener las lágrimas y el temblor en sus piernas, la fría voz de Lucian la detuvo por un instante.
- Lucian: ¿Eres consciente de lo que haces?
Preguntó, sin mostrar ninguna empatía. Un escalofrío recorrió la espalda de Edith ante la falta de sensibilidad de Lucian.
- Edith \[Después de todo lo que dije, ¿eso es lo que vas a decirme?\]
Se preguntó con incredulidad, pero respondió con seguridad un.
- Edith : Sí.
Lucian no dijo nada más, Edith sintiéndose incomprendida y herida, se alejó del lugar. No era para regresar a la mansión; era para dejar atrás todo lo que representaba ese jardín, ese compromiso y la indiferencia que tanto la había atormentado. La decisión de Edith estaba tomada.
Muchas felicidades, ya que desde el comienzo se vio el esmero que puso por hacer o escribir de forma hermosa su libro 💐
/Heart/