Nicolina, una sexi y curvilínea Italiana regresa luego de 10 años, para abrir un Bar que promete subir el calor en los Ángeles.
Bruno Altamirano un seductor, frio y sumamente organizado, se abre paso en el mundo de la arquitectura, ajeno a que la jovencita de la que se enamoro perdidamente en su juventud, regresó a su vida ordenada tan solo para desmantelarla con un documento que podría cambiarlo todo.
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Dementes
Hay momentos que suelen poner a una persona incomoda, no necesariamente tienen que ver con algo que los afecte directamente.
Momentos en donde se desea huir, donde ser espectador tampoco se disfruta, porque no se sabe que postura tomar si es que es posible tomar alguna.
En fin, era exactamente lo que le pasaba a la pobre Cleo que estaba sentadita en medio de dos parejas.
Después de aquel encuentro que la dejo estática por no creer en el culebrón al que estaba asistiendo, fue arrastrada juntos a sus amigas a una de las mesas ubicadas en el exterior.
Y es que Leo no pensaba dejar que esa colorada preciosa se le escapara otra vez, ya lo había permitido cuando era un joven tonto que se dejaba guiar por las opiniones de otras personas.
Cleo sentía un dolor intenso en su pierna izquierda, y todo se debía a las uñas filosas de Tamara, que trataba de mostrarse indiferente a ese descarado que cada cinco minutos le arrojaba piropos y se mostraba descabelladamente interesado.
Por otro lado, sentía un frio intenso del lado derecho. Y es que estaba Nicolina y frente a ella Bruno, que parecía no pestañear.
Los ojos azules se habían fijado en el rostro de la italiana que daba sorbitos a su trago y miraba a su alrededor como si él no existirá, manteniendo una mirada fría y sonrisa altanera sin emitir sonido.
La pobre rubia, por más que quería huir le era imposible, estaba acorralada en medio.
-Eso me pasa por insistir en venir- se recrimino mentalmente\, hasta que las palabras de un Leo animado le trajeron al menos un poco de paz.
-Iré a buscar algo para beber, lo meseros parecen estar soportando a Loreta- Señalo hacia a dentro, donde se podía ver a la mujer hablando sin parar a los empleados que solo asentían.
-Esa mujer sí que es un fastidio- soltó Nicolina sonriendo
Bruno inclinó la cabeza asimilando cada gesto, tratando de reconocer en esa bella mujer a la jovencita que le rompió el corazón.
-No solo ella- dejo salir en un tono áspero, haciendo que la italiana girara a verlo curvando sus labios.
Los tres pares de ojos a su lado se abrieron como huevos, en espera de aquella pelea que sabían, sería interminable.
Nicolina, apoyo uno, de sus codos y sus dedos recorrieron la delicada cadenita que descansaba entre sus promitentes senos.
-No lo hagas- pensó Bruno\, aguantado las ganas de lanzarse sobre ella y besarla- como te odio
Otra vez ese destello, que cada tanto hacía que el arquitecto desviara la mirada y se perdiera en ese paraíso que se había vuelto mucho mas tentador.
-No tienes que ser severo contigo, eres fastidioso pero calladito se te soporta- guiño un ojo y disfrutó de como la quijada del hombre más hermoso, se tensaba.
Bruno estaba a nada de arremeter, pero Leo fue más rápido.
-Ven, vamos a buscar las bebidas para las chicas- lo jalo y este de mala manera se puso de pie. - ¿Chicas que quieren beber? -interrogo el castaño, sujetando a su amigo que estaba en batalla de miradas con Nicolina.
-Sorpréndenos- exclamo Cleo, interrumpido a Tami que quiso hablar.
La pobre rubia moría por un momento de paz. Su pierna dolía y la incomodad de los otros dos, en esa batalla silenciosa la tenían agotada.
Leo tiro del brazo a Bruno, que de mala gana comenzó a seguirlo.
-¡¡Bruno!!- la sensual voz de Nicolina se oyó en el lugar, haciendo que este detenga sus pasos,
La rubia volteo a verla y arrugo su frente, mientras gesticulaba un “déjalo ir”, pero esta la ignoró.
Nicolina estaba gozando de la cara de pocos amigos de ese fanfarrón, era ella quien debía sentirse molesta, no él.
Bruno apretó los dientes e inclino ligeramente la cabeza- ¿Qué? - interrogo moviendo el mentón.
La italiana relamió sus labios, no podía negar que seguía siendo una horrible tentación.
-Quiero Ponche, y de paso trae algo para picar- agito su vasito y mostró sus radiantes dientes blancos en una sonrisa.
Él intento avanzar hasta ella, era humillante que lo vea como un mesero y actuara como si nada sucedió entre ellos, pero Leo lo abrazó.
-Ponche será- exclamó el castaño y arrastró a su amigo.
El par se alejó y cuando se perdieron del campo visual, Cleo reaccionó.
-¡¡Pero que carajos pasa contigo Nico!!, acaso no percibiste las ganas de matarte o cog…- se detuvo al ver como esta arqueo sus cejas divertida -¿Lo estas disfrutando , es eso?- entrecerró los ojitos esperando la inevitable afirmación.
-Por supuesto, no voy a amedrentarme, y lo viste, sería un desperdició no disfrutar de la vista- se encogió de hombros como si nada.
-Ahg- la rubia negó, fastidiada, y decidió ir por la pelirroja que mirada sus manitos y hablaba bajito, como orando.
-¡¡Y tú!!- grito dando un golpecito en la pierna, lo que la hizo brincar.
-Yo- yo- que….
-No balbuces- sentenció la rubia con el dedito índice apuntándola, y Nico rio por la cara de pánico de Tami.
- ¿Por qué mierdas me clavas las uñas?\, mañana voy a tener marcas en esta sexi pierna\, se señaló. Ella hablo muy enserio\, pero las otras dos amenazaron con reír- No se atrevan\, perras – sentenciò moviendo su dedito de una a la otra.
Nico levanto las manos en rendición y Tami asintió, mordiendo su labio inferior.
-Habla, - exigió viendo a Tami.
-No creo poder con él, sé que dije que sería la chica liberar, pero él es Leo, mi leo- expreso Tamara, y es que estaba frente a su crush.
-Sí, la verdad no deberías porque…-
-Mejor- interrumpió la italiana- demuestra lo que se perdió, tú te sacas las ganas y a él lo dejas con ganas de volver a verte, cosa que no va a suceder
Nicolina hablo de los más relajada y la rubia pestañeaba sin comprender.
-Es una broma ¿no? – interrogó Cleo, esperando la risotada de una broma.
Nico la miro y negó
-¿Pero estamos hablando del imbécil que la rechazo cuando se declaró – la rubia estaba superada con esa idea.
-Sí, lo recuerdo- musito Nico, sintiendo un ligero mareo, señal que debía bajarle un poco al ponche.
Tamara atendía a la conversación, esperando una señal de avanzar a detenerte, pero frente a ella había dos personas que opinaban diferente.
-¿Entonces?- Cleo agito sus manos con obviedad.
-Entonces, que mejor que darle una lección a ese imbécil, - Nico inclino su cuerpo por sobre de Cleo y Tami hizo lo mismo, para oír lo que le iba a susurrar. -Dale la revolcada de su vida, que tu piel quede impregnada en él y luego te largas, sé que quieres una probadita.
Los ojitos de la pelirroja de llenaron de picardía y sus labios se curvaron de emoción.
Cleo rodo los ojos, no podía creer lo que oía, hasta se cuestionó si era por lo que puso en el ponche.
-¡¡Si!!- afirmó Tami y agitó la cabeza- eso hare- se enderezo y elevo el mentón- seré una perra, lo dejara marcado de por vida- golpeo la mesa y Cleo se sobresaltó.
-¡¡Están locas!!-miro a sus amigas y negaron- Dios, saben que, me voy, ustedes están dementes. Tú quieres sexo con el imbécil que te dejo tirada y tu – señalo a Nico que sonreía- tu no sé qué quieres, pero por esa mirada nada bueno va a salir. - Me voy- intento ponerse de pie
-¡¡No!!- gritaron al unisonó.
-Tú me trajiste, ahora te aguantas- sentenció Nico, sujetando el brazo.
-Y yo te necesito para tener coraje- aseguro Tami, sujetando el otro brazo
-¿Pero que carajos debo hacer aquí en medio como una tonta?- se quejo abriendo sus brazos.
Nico vio a los lejos a su papacito trayendo las bebidas, junto a un emocionado Leo.
-Tu bebe, cariño, bebe y se feliz- sus labios impactaron en las mejillas de una Cleo abatida.
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Abrazos Gaby
ayyy Gabi como te vamos a premiar ante tanta demora para actualizar ?