Lyra Blackwood es ultrajada por el hombre que creía amar que además es su mate, Pero este que no quiere nada con aquella niñita, la rechaza, Pero no contento con eso también la humilla y maltrata, por lo que lyra vuelve a casa y piensa en vengarse de todos.
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Bajo la luna
La luna brillaba con fuerza en el cielo despejado, reflejándose en el lago oscuro como un manto plateado que invitaba a perderse en sus aguas tranquilas. Desde su habitación en la mansión, Lyra contemplaba el paisaje boscoso, iluminado de forma mágica por la luz lunar. A lo lejos, había vislumbrado un lago que parecía el lugar perfecto para escapar unos momentos.
—Vi un lago en el camino… voy a darme un baño bajo la luna —le comentó a Nessa, quien estaba tumbada en la gran cama de la habitación.
—Está bien. Estaré al pendiente —respondió Nessa con una sonrisa tranquila, aunque en su mirada se podía notar cierta preocupación.
Lyra se volvió hacia ella, poniéndose seria.
—Recuerda, Nessa, no salgas de la habitación. Si Lucian está aquí, podría ser peligroso.
Nessa se acercó con un brillo decidido en los ojos.
—No te preocupes. Si algo sucede y Lucian me descubre, le diré que Sofía murió en mi huida. Jamás sabrá la verdad. Además, si intenta hacerme algo, tendrá que responder ante el Rey Alfa, y dudo que pueda armar un argumento convincente en tan poco tiempo. Ya sabes que no es muy inteligente.
Lyra soltó una carcajada ante el comentario mordaz de Nessa, sabiendo bien que Lucian no era alguien precisamente brillante en cuanto a estrategia.
Tras la advertencia, Lyra abandonó la mansión y, a medida que avanzaba entre los árboles, su cuerpo comenzó a transformarse en una majestuosa loba blanca que se fundía con la luz de la luna. Al llegar al lago, regresó a su forma humana, permitiendo que el agua fría acariciara su piel mientras se sumergía lentamente en el agua hasta desaparecer bajo la superficie. La calma y la paz del momento eran casi místicas; Sentí que el agua aliviaba sus tensiones y le brindaba una extraña sensación de libertad.
Pero, en el silencio del bosque, Caelan también se acercaba al lago, su imponente figura aún cubierta de sangre. Sus ojos rojos brillaban intensamente, salvajes, mientras se lavaba las manos y la cara en el agua fría, tratando de mitigar la ferocidad que aún latía en su pecho. Sin embargo, un aroma sutil, dulce y embriagador, llegó hasta él. Su lobo interior rugió desde lo profundo, reconociendo aquella esencia única y fascinante.
“Está aquí. La siento… su aroma es fuerte”, susurró su lobo en su mente.
Luchando por controlar su impulso primitivo, Caelan volvió a su forma humana y se adentró en el agua siguiendo el rastro de ese perfume embriagador. La superficie del lago se rompió cuando Lyra emergió, su cabello mojado y la piel perlada por las gotas de agua que brillaban bajo la luna. Sin darse cuenta, retrocedió en el agua y chocó de espaldas contra el duro y frío pecho de alguien. Sorprendida, se lanzó hacia atrás, apartándose de inmediato para encontrarse con los ojos de un hombre que la observaba con una intensidad casi predatoria.
—¿Qué…? ¡Deja de mirar! —exclamó Lyra, cruzando los brazos sobre su pecho en un intento por cubrirse.
Caelan la miraba fijamente, sus ojos oscuros con destellos rojos que apenas lograba reprimir. Ella no reaccionaba ante su presencia como lo haría su compañera, su otra mitad, y esa indiferencia le despertaba una frustración inexplicable.
—¿Quién eres y qué haces en este lugar? —preguntó Caelan con voz fría, su tono impregnado de autoridad. La situación lo irritaba; Al fin había encontrado a su compañera, y ella no parecía siquiera reconocerlo.
—Mi nombre es Lyra —respondió ella con la misma frialdad—. Vine con mi padre, por invitación de Caelan.
La mención de su nombre lo hizo fruncir el ceño. ¿Así de fácil se atrevía a llamarlo sin más? Él era su rey.
—Caelan? —repitió con tono mordaz.
—Así es. ¿Acaso no conoces a tu propio rey, lobo? —respondió Lyra, mirándolo con una ceja alzada, claramente exasperada por su actitud.
Caelan esbozó una sonrisa ladina mientras negaba lentamente con la cabeza.
—Que seas la hija de un alfa no te da derecho a llamarle por su nombre a tu… amo —dijo en un tono provocador.
—Para tu información —respondió ella, sin dejarse intimidar—, yo no tengo amo. Y aunque Caelan sea el rey, eso no lo hace diferente de cualquier otro alfa en el reino.
La sonrisa de Caelan se volvió más peligrosa, y con una calma calculada, empezó a avanzar hacia ella. Cada paso suyo era respondido con un paso hacia atrás de Lyra, hasta que su espalda se encontró con el límite del agua. Su corazón latía con fuerza, mientras sus miradas se mantenían fijas, desafiantes.
—Eres muy osada, jovencita —susurró él, acercándose más, su voz cargada de una mezcla de desafío y algo más profundo.
Lyra abrió la boca para responderle, pero algo en el agua le tocó las piernas, haciendo que pegara un brinco. En un acto reflejo, se lanzó encima de Caelan, abrazándose a él como si fuera un salvavidas. Caelan, sorprendido, dejó sus brazos a los costados mientras la observaba, sus ojos llenos de una mezcla de desconcierto y diversión al verla colgada de él, tan cerca, casi como una extensión de su propio ser.
El contacto de sus cuerpos, piel contra piel, hizo que una corriente ardiente se deslizara entre ellos, encendiendo cada fibra de Caelan. La suavidad de su piel y el calor que emanaba eran una tentación insostenible. Su lobo interno rugió, queriendo reclamar a su compañera ahí mismo. Pero Caelan, en un esfuerzo casi sobrehumano, se contuvo, limitándose a sostenerla con firmeza y autocontrol.
—Espera, hay algo en el agua. Saldré —le susurró, su voz ronca y tensa.
Con cuidado, Caelan rodeó su cintura con los brazos, levantándola con facilidad mientras salía del lago. Cada segundo de contacto era una dulce tortura para él, un anhelo que no había experimentado jamás y que no estaba dispuesto a ignorar. Lyra, que se había aferrado a él por puro reflejo, ahora lo miraba de cerca, con los ojos dilatados por la sorpresa y el rubor en sus mejillas. La tensión entre ambos era casi palpable, una conexión inexplicable que flotaba en el aire mientras Caelan la observaba con una intensidad que parecía querer desvelarla por completo.
—Voy a bajarme, pero… cierra los ojos —exigió Lyra, tratando de recobrar la compostura—. Necesito transformarme y no quiero que me veas desnuda.
Caelan sonriendo, disfrutando de su reacción.
—La verdad, no necesito verte… ya te estoy sintiendo —le susurró al oído, su aliento cálido y el roce de sus palabras hicieron que Lyra temblara. Con un gesto de indignación, se lanzó hacia atrás, alejándose de él, y, en un destello de energía, se transformó en una loba blanca, hermosa y etérea bajo la luz de la luna.
Caelan la observó mientras desaparecía en el bosque, sintiendo que una parte de él se había ido junto a ella. Por primera vez en su vida, sintió la soledad de una forma desgarradora; el vacío de no tenerla a su lado, ahora que la había encontrado, era como un anhelo que no podría llenar hasta que ella supiera quién era realmente para él.
El lago quedó en silencio, como testigo de un encuentro que cambiaría el destino de ambos para siempre.
NOTA: Mañana publicare a esta misma hora, un solo capitulo, hasta el fin de semana. ya saben que estoy en los ultimos dias para terminar mi semestre en la universidad, entones, ando bastante ocupada, pero, el sabado y domingo tratare de darles mas de dos capitulos de ser posible, hasta que ya salga de todo lo relacionado con la uni.