Cuando Sophie Dubois, una joven de 25 años con dependencia emocional, comienza a sospechar la infidelidad de su esposo, Ricardo Conti, su mundo se desmorona. Sophie hace de todo por mantener su matrimonio, preparando cenas a las que su esposo no llega. En vez de eso, él se dedica a recalcar que Sophie ha desmejorado su aspecto.
Decidida a salvar su matrimonio, Sophie acude a una terapia de pareja aconsejada por su mejor amiga. Sin embargo, el terapeuta que la recibe no es quien dice ser.
Lorenzo Moretti, un mujeriego y adinerado empresario de 30 años adicto al trabajo, se hace pasar por su hermano, el terapeuta, cuando este no llega. Desde el momento en que ve a Sophie, él se siente atraído por ella.
A través de las falsas terapias, él intenta que Sophie aprenda a amarse a sí misma y deje la dependencia que tiene hacia Ricardo. Entre risas, lágrimas y situaciones inesperadas, Sophie deberá decidir si vale la pena luchar por un amor que la ha traicionado o es momento de volver a amar
NovelToon tiene autorización de Marines bacadare para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Preparandose para los fiesta
"¡Feliz cumpleaños, Riki!" La voz melosa de Ivette resonó en la habitación y la rubia despampanante entró con una lencería roja y verde en forma de regalo; incluso las bragas solo eran una tira con un lazo.
"Qué delicia mi amor, así cualquiera cumple años todos los días", dijo besando a la mujer y atacando sus glúteos con las manos y sus labios en un beso apasionado. Pronto gemidos y gritos se apoderaron de la habitación.
Así empezó el cumpleaños de Ricardo Conti, prestigiado empresario y uno de los mejores arquitectos de Milán. Mientras él tenía un delicioso mañanero de cumpleaños, Sophie estaba terminando de ultimar los detalles de un proyecto. Tenía puesto un vestido de color azul índigo con un cinturón negro igual que sus tacones; el vestido era sin mangas y con un cuello de solapas; se veía elegante y segura.
Había comenzado a trabajar con un excelente arquitecto llamado Alejandro Caruso, guapo, inteligente, talentoso y muy buen jefe. Le había dado la oportunidad de participar en proyectos pequeños, pero importantes; era el hombre ideal, solo que ella no lo veía así.
El doctor la había recomendado con el empresario Caruso y Sophie le preguntó si era de él, de quién habló en una terapia y el doctor dijo que no, pero era amigo de Alejandro; además le dijo que de quién hablaba era mucho más capaz y guapo que Caruso.
Sophie hasta pensó qué L podría ser homosexual, por eso de que siempre llamaba guapo a ese hombre al cual no conocía, pero era imposible que Leonardo, como ella lo conocía, destilara masculinidad al caminar.
Sophie, una vez salió de su trabajo, fue a su apartamento. Hoy no iría a terapia; además, su doctor maravilla le hacía videollamadas todas las noches, así que no habría cita perdida. Ella debía estar libre hoy; su esposo regresaba de su viaje, aunque no lo iría a su casa hasta la madrugada o el día siguiente debido a la fiesta anual que le hacían en su empresa, donde iba toda su familia y amigos, menos ella según él para que no se sintiera incómoda con esa gente diferente a ella.
Sophie no recibió llamada de Ricardo y no sabía de él desde que se fue, ni un mensaje, nada. Sophie, quien había quedado con Isabella para encontrarse en su apartamento, se la encontró cuando ella también estaba entrando.
"¡Sophie!", gritó Isa y la abrazó.
"Isa, que bueno que estás aquí", la rubia coloca la mano en su hombro y suspira. Mientras entran a la casa, ella pregunta.
"¿Te sientes bien, crees poder seguir?" Sophie la vio y le sonrió.
"Claro que sí, Sophie, no me derrumbé cuando recibí esas fotos, cuando recibí esos audios, estoy bien", dijo e Isabella la abrazó.
La memoria de Sophie viajó a ese día; era una mañana, ella estaba en terapia con L y su teléfono sonó y cuando ella lo tomó para apagarlo vio el número desconocido. Le pareció extraño y abrió el mensaje. Los ojos de Sophie se abrieron y casi se salieron al ver esas imágenes.
Ivette le envió a Sophie la conversación de ella y Ricardo, dónde él la llamaba traumada y dependiente. Le decía a Ivette que no la dejaba por miedo a que se quitara la vida. Le mintió diciendo que ya lo había amenazado con hacerlo; ella negaba que no quería que él pensara eso de ella. Sophie casi dejó de respirar. Ella jamás haría eso.
"Amor, cuando dejaras a esa tonta, ya estoy cansada de ser tu secreto", la voz melosa de la mujer salió a través del audio.
Lorenzo quería ahorcar a esa mujer y luego matar a golpes a ese idiota. No sabía cómo era la mujer que hablaba, pero para Lorenzo no había mujer más bella y dulce. Su Sophie no merecía ese dolor. Él observó como respiraba de manera agitada y el temblor de sus manos.
"Sophie" intentó, pero ella negó.
"No, L, debo escucharlo todo", dijo, sus ojos rojos llenos de lágrimas sin derramar y un dolor en su pecho que le hacía doler hasta el respirar.
"Amor, ya te lo he dicho, muñeca, no puedo, debo esperar, ella es una paciente psiquiátrica, sufre de dependencia y hasta ha intentado suicidarse porque la quería dejar". La mentira la atravesó. Sophie se desconectó de su cuerpo y se vio de frente en un lugar oscuro como si fuese un reflejo o un doble de ella, y se vio llorando, agitada, perdida, a medida que el audio se escuchaba distante, pero claro, audible, se iba quebrando como un espejo. De repente en su mente se escuchó el crujido de un cristal rompiéndose hasta que su doble se partió en pedazos… Miró al suelo y solo eran cristales rotos. Ese día Sophie se rompió, o al menos la Sophie que creó Ricardo.
Cuando Sophie salió de su trance se dio cuenta de que estaba llorando a cántaros, pero luego de eso respiró y se sintió muy bien. Era como si el peso que no la dejaba erguirse se hubiese caído. Miró a Lorenzo y le sonrió.
"Perdón, pero necesitaba llorar", Lorenzo asintió.
"Lo sé" le sonrió.
Sophie ese día vio imágenes de ellos teniendo relaciones, vio video de ese par feliz, vio a Ricardo feliz, relajado, y ella jamás lo conoció así.
Sophie se tomó su tiempo para reconstruir a la Sophie de antes de Ricardo, la explosión de alegría que era a sus 18 años, esa pequeña soñadora que se dejó apagar.
La joven con ayuda de Isabella sacó su presencia de la casa donde vivió con Ricardo y se consiguió un apartamento provisional, ya que ella quería que su hogar fuese diseñado por ella misma y eso tomaría más tiempo. El apartamento gritaba. Sophie tenía colores vivos, cuartos de diseño de artes, un gimnasio hasta un lugar para el pole dance; ella estaba feliz, pero seguía quedándose en casa de Ricardo de vez en cuando…
Isabella llamó a Sophie, ya que estaba en sus pensamientos y ella volvió a la realidad.
"Tierra llamando a Sophie", se burló Isabella.
"Aquí estoy; solo estaba pensando en esta noche…" dijo mirando a Isabella sonriente.
Sí, amiga, entremos y pongámonos hermosas; mi gran amigo Ricardo cumple años y no podemos dejar de darle su regalo. Estás lista, ella asintió riendo y entraron al hogar de Sophie.
Un apartamento acogedor y lleno de vida, de arte, pero sobre todo de alegría y amor.
Sophie e Isabella comienzan a buscar atuendos para la noche: vestidos hermosos y a la altura del gran Ricardo Conti.
La joven optó por un vestido rojo brillante de mangas largas, pero con los hombros descubiertos; tenía un escote de corazón y se ajustaba a su figura. En la pierna derecha tenía una abertura que mostraba desde el muslo hasta abajo y sus zapatos rojos brillantes completaban el look.
La joven dejó su cabello suelto y se colocó unos aretes de diamantes.
Vestido de Sophie.
Isabella tenía puesto uno color champan con pedrería, sin mangas con un escote oblicuo y con una abertura en una pierna y unos tacones color beige.
Vestido Isabella.
“Estas hermosa ” dijo Isabella.
“Estamos” respondió y juntas salieron del lugar.