Un Padre Para Mí Hijo.

Manuela entró con toda su pinta de diva a su empresa de capacitación.

Varios profesores de distintas disciplinas ya estaban en sus puestos y la miraban asombrados.

Nadie había leído nada sobre el hijo de Manuela y su supuesto padre biológico porque ninguno de ese grupo tenía tiempo de leer chismes sobre la vida ajena.

Eran docentes.

Todo el mundo leía gruesos libracos sobre metodologías nuevas de estudio y enseñanzas, sabido es, que estas últimas cambiaban dos por tres.

Apenas los profesores aprendían sobre una metodología aparecía otra revolucionaria que ponía en tela de juicio la anterior y había que volver a estudiar y replantearse como en un movimiento constante y cíclico Nuevos métodos de introducción, desarrollo y cierre de las clases didácticas ya sean estás presenciales o a distancia.

De manera que, el asombro de ver a su jefa, solo se trataba del hecho que parecía otra mujer con el pelo suelto y maquillada. Además, su eterno admirador que venía detrás de ella, parecía más idiota y enamorado que de costumbre.

Cuándo su jefa les dijo que debían ajustar el proyecto de liderazgo porque habían ganado su capacitación en la firma Gotti, un soberano aplauso a su líder femenina precedió a sus palabras.

Todos amaban a Manuela Rigatti, aunque muchas veces la odiaban por ser tan exigente. Pero hoy la amaban y admiraban. Mucho más al saber que cobrarían con seguridad su salario del mes y que quizás incluso ,con un aumento.

Manuela no se durmió en los laureles del aplauso.

Corrió a su oficina, copió el archivo de capacitación en liderazgo en un pent drive, mando a un Robert que la miraba totalmente extasiado a buscar a su hijo para la escuela y se vivió a ir ahora a la firma Gotti.

Entró en la firma. Una secretaria apenas escuchó su nombre reconoció haber leído sobre ella en un periódico de sociales.

Le llevó de inmediato a la sala de juntas donde el señor Gotti y su hijo, con todos los accionistas esperaban escuchar un discurso sobre las cualidades del líder.

Manuela Rigatti, se presentó, saludó a todos, colocó el pent drive en una computadora y comenzó a proyectar su trabajo, resumen de lo que sería la capacitación.

Todos la miraban con la boca abierta en especial el esplendoroso rubio de ojos azules Marcelo Gotti.

Ella hablaba y Marcelo se imaginaba haciéndole el amor. ¿Cómo era posible que esa fabulosa mujer, solo un año mayor que él, con un maravilloso hijo, tenga un marido o pareja, tan ausente de su vida? Eso era lo que había leído temprano mientras desayunaba. Seguía escuchándola extasiado y la cadencia de su voz le hacía soñar.

Manuela Rigatti decía :

_ "Es necesario conocer al otro ser humano, ver en su interior, saber lo que siente, quiere y necesita. Desnudarlo completamente para ser uno con ese otro ser y así poder usarlo... usar sus capacidades, si Señores, usar sus capacidades para juntos conseguir llegar a la meta deseada".

Manuela hablaba de la importancia de los equipos y del trabajo compartido para un liderazgo exitoso y Marcelo bebía sus palabras con una excitación que ya no podía ocultar a pesar de que cruzaba sus piernas de un lado a otro debajo de la mesa del concejo.

Un aplauso más fuerte que el de sus empleados coronó su brillante alocución. El mismo hijo del jefe la acompañó al escritorio. Le pasó el cheque por lo que había pedido para comenzar con su equipo a capacitar al personal de la firma. Y más aún, se ofreció a llevarla hasta su empresa.

Apenas llegada a la empresa, en el coche de Marcelo, Manuela estaba feliz.

_ La espero el lunes - dijo el muchacho. Tomaremos un café juntos antes que usted presente ante nuestra empresa a su equipo de capacitadores -

_ Okay. Muchas gracias Señor Marcelo por su amabilidad - dijo sonriente Manuela Rigatti. En ese instante un montón de fotógrafos le sacaron unas fotografías. Manuela quedó impactada por este hecho. ¿Solo por estar con un hombre famoso en un auto la prensa le sacaba fotos?

Entró como pudo a su empresa y se fue derecho a su escritorio. No pensó demasiado en el tema de las fotos hasta que su eterno enamorado trajo un periódico de sociales que ella ni sabía que existía y le plantó la hoja como un puñal sobre su escritorio. Y entonces Manuela vio a su hijo con un desconocido y leyó el texto que todos leímos en el capítulo anterior.

Volvió a mirar la foto del hombre y con sorpresa cayó en que se trataba del tipo que se había disfrazado de buen mendigo. Todo su cuerpo se encendió de bronca contenida. Parecía una Araña a punto de atacar a alguien.

Ese tipo, esa horrible persona, evidentemente se había disfrazado de mendigo para acercarse a su casa y a su hijo. Su cabeza lucubraba miles de historias una más tétrica que otra y lo que era peor es que ella le ofreció a Luisito en bandeja.

Recordó que su padre antes de la inseminación le advirtió: Manuela. ¿y si un hombre viene un día a reclamar su paternidad? Y si quiere quitarte tu hijo? Y recordó a su madre diciéndole: Reclamar? ¿Un padre? No pienses en eso hija mía. Los hombres viven dejando su semen en todos lados y siempre se escapan de la responsabilidad.

Dios mío!- pensó Manuela. Su madre era una inconsciente como ella.

Pero ¿Cómo un tipo iba a donar su esperma en un banco de fertilidad y luego querer reclamar su hijo?

Es Gay. Claro. Es gay y no puede tener hijos como la gente normal.

Excepto que sea como ella. Que no quisiera casarse y que quiera un hijo sin pagar un vientre de alquiler.

Su cabeza era un mar de pensamientos cada uno más inusitado que otro. Caminaba de un lado para el otro de su escritorio.

A ella nadie le robaría su hijo. Nadie- Dijo como una fiera herida dispuesta a atacar.

Leyó otra vez el nombre del personaje Y se fue hecho una leona hambrienta de sangre a la editorial de Clark London.

Mataría a ese tipo antes de que el intente robarle a su hijo. Si señor - se dijo.