Larisa ha reencarnado en Lune Blanche, la villana cuyo final fue lamentable por intentar matar a la santa, pero ahora ella cambiara eso, acepta el rompimiento de su compromiso y decide unirse a los cazadores del ducado para acabar con las bestias salvajes que crean caos en el país. Lune ahora demuestra su poder de bruja y en su camino se cruza el personaje extra, Alessandro un hombre lobo con gran poder.
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capítulo 8- indeseables...
Estela estaba vestida con una capucha y esperando en una mesa en el rincón de un bar, dos hombres altos con aspecto de mercenarios entraron y se acercaron a ella, sentándose.
— la maldita esta viva...no se como salió del bosque sin un rasguño.—
Ambos hombres se miran entre si, estaban sorprendidos, pues la habían dormido con un somnífero que dormiría a una arpía.
— alguien debió ayudarla. Debimos matarla nosotros.— le menciona uno de ellos.
— t-tienen razón...hay que hacerlo...— responde Estela.
— eso le costará mucho más, lady.—
— pagaré lo que sea, pero ella, no me va quitar mi lugar.— les entrega una bolsa de monedas.
Para así, comenzar a hablar sobre su plan para acabar con Lune, siendo licantropos, no les será difícil acabar con una humana.
Los guardianes y la santa habían llegado al Archiducado, aunque para pasar al territorio tenían que andarse con cuidado, porque si en ese sitió resultase estar la bruja, no podrían acabar con ella solo así.
— iremos a la mansión del Archiduque, si la bruja esta en Hyle tenemos que obtener su permiso para atraparla.— menciona el príncipe.
— pero si es ser maligno no es necesario ¿por qué habría que decirle?—
— Hyle es un territorio donde su gente se protege entre si, si dañamos a alguien sin que el dueño del territorio lo sepa, podríamos entrar en un conflicto, el Archiduque cuida a su gente y además, son licantropos...debemos irnos con cuidado.—
La santa se encoge de hombros al saber que esa gente que los mira caminando por el pueblo no son humanos.
— ellos ¿nos atacarán? Se ven como personas normales...— menciona con miedo.
— solo se transforman si es necesario, pero no nos harán nada, así como no nos conviene atacar a su gente, a ellos tampoco les conviene atacar a la nuestra, pero no se aleje.— le sujeta la mano a la joven.
Después de comprar provisiones, vuelven a iniciar su viaje, la mansión del Archiduque no queda lejos de ese pueblo, así que llegaran al anochecer.
Lune ha salido a dar una vuelta a la mansión, pero para ser más especifico, ha ido al campo de entrenamiento, los caballeros del ducado entrenan pese al frío, pero la doncella que la guía le asegura que ellos al ser lycan, no les afecta mucho el frío.
— que suerte tienen.—
— creo que usted no tiene tanto problema con eso ¿no será tampoco una lycan?— pregunta la doncella.
Y es que el vestido que lleva Lune no era del todo abrigador, pero le menciona que no siente frío porque lleva una joya de calor, que le ayuda regular su temperatura y se ajusta a las condiciones del clima, no es algo raro en temperada de frío en ese mundo, aunque esas joyas son caras y no todos pueden tenerlas. Aunque en realidad no lleva ninguna joya, prefiere no tener que estar dando explicaciones de más.
— por lo que veo a Lady Blanche le gusta ver hombres entrenar.— menciona con cierta burla.
Al voltear Lune ve a Alessandro sonriendo ladino, así que ella sonríe también.
— le dije que me gustan los hombres salvajes, quien sabe, quizás entre ellos este el amor de mi vida.—
— tal vez esta mirando en el sitio equivocado, podría estar más cerca de lo que cree.—
Lune sonríe por las palabras del Archiduque, pues no cabe duda que se refiere a él, por la forma en la que dice y por el tono de voz coqueto que usa al hablar con ella, sin duda le coquetea de manera tan clara, pero le gusta divertirse y no se lo deja tan fácil.
— esta humilde doncella...es linda pero no me gustan las mujeres.— Lune, la guiña el ojo a la doncella.
Esta solo ríe por las palabras de Lune y se disculpa, retirándose de ahí.
Al anochecer, Alessandro ya se dispone a salir de su estudio cuando el mayordomo le informa que el príncipe de Num quiere verlo, al parecer esta solicitando quedarse esa noche y poder hablar con él.
—¿que hace aquí? Si viene a causar problemas, el rey de Num conocerá de lo que soy capaz.— expresa molesto.
Es bastante sospechoso que el príncipe llegue a su mansión, justo cuando Lune estaba ahí. Mientras caminan a la entrada, el mayordomo le dice que llego junto a una chica, a la cual escucho que es la santa del templo. El carruaje y los guardianes estaban esperando en la entrada, mientras que el príncipe y la santa han sido llevados a una sala del recibidor. Las doncellas les sirven té caliente para apaciguar el frío y en cuanto el Archiduque entra, ella se retiran. Tan pronto Alessandro cruzó la puerta, el príncipe y la santa se inclinan para hacer una reverencia, pero tan pronto la chica levanta la vista, queda impresionada por la presencia del lobo.
— me disculpo por llegar de manera repentina, soy Gael Clement, príncipe heredero de Num.—
— Madison Hill, un gusto conocerlo, lord.—
— ejem...— el mayordomo garraspea.— es una falta de respeto llamar a su alteza de esa manera. Por lo visto la señorita no conoce las etiquetas en este lugar, la madre del Archiduque es la emperatriz, usted debe referirse a él como alteza.— las palabras del mayordomo fueron severas.
— me disculpo en su nombre, ella no es de este mundo. Debe saber que la santa proviene de un mundo diferente donde no se rige por la realeza.— responde el príncipe.
— me disculpo por no conocer los orígenes de la señorita, como verá no conocemos las profecías y acontecimientos de un reino tan pequeño.— responde el mayordomo.
El príncipe aprieta las manos en puño, eso fue como un insulto hacía su reino, además de que fue dicho por un mayordomo.
— disculpen a Frank. Pero ¿cuanto lleva la señorita en este mundo?— pregunta Alessandro.
— ll-llevo un par de meses, alteza.— responde de manera tímida.
— imagino que su alteza el príncipe al menos debió enseñarle las etiquetas básicas y sobre los reinos y territorios. La historia de mi país no es desconocida para nadie.—
— me disculpo, es un poco complicado para mí aprender todo en tan poco tiempo.— la santa agacha la cabeza apenada.
— no necesita ser tan severo con ella, alteza. Es complicado cambiar de mundo de un día para otro.— la defiende el príncipe.
— entiendo eso, pero si es la futura reina, debe poner más empeño en sus estudios. En fin, díganme ¿que hacen en mi territorio?—
— el templo detecto una gran amenaza, si no acabamos con esa persona, el templo y reinos caerán.— menciona el príncipe.
— así es alteza, debemos encontrar a la reina bruja y acabar con ella...esta joya, no guiará a ella.—
La santa saca la joya que lleva como collar y esta se ve un poco más oscura que antes, lo que asombra a la santa y al príncipe.
— ella esta cerca, la joya se pondrá negra si la bruja esta ante nosotros. Mañana ¿podría reunir a todas las mujeres de la mansión? se que es su gente, pero debemos acabar con bruja...—
— no me importa que o a quien busquen, no traeré a mi personal ante ustedes, para que elijan a una y la maten. Que tontería, si el templo quiere seguir con su juego, háganlo fuera de mis tierras.— los ojos de Alessandro brillan debido al enojo.
La santa sintió un escalofrío ante la presencia de Alessandro y el príncipe se paro delante de ella para protegerla.
— Frank, que se larguen de mi casa.— dicho esto el albino salió de la habitación.
— ya escucharon a su alteza.— menciona Frank.
— pero...no lo entiende, alteza, estamos ante un peligroso ser...es necesario...—
— a su alteza y a su familia, no les gusta el templo, así que retirense.— insiste Frank.
Ambos eran guiados por Frank a las puertas, pero Lune iba bajando, al verla ambos se detienen y el príncipe frunce el ceño. Lune se sorprende de verlos ahí tan pronto, se supone que aún falta mucho para que conozcan al Archiduque.
— pero miren nada más. No le basta con el príncipe, también viene a querer rodar por la cama del Archiduque...— menciona Lune mirando a la santa.
—¿que haces aquí? No te permito que ofendas a mi prometida.— le grita molesto.
— ¡oh! No dije nombre y enseguida supo a quien me refería. Veo que hasta sabes.— ríe bajo
— yo no le hice nada lady Blanche, no tiene porque insultarme, su alteza y yo nos enamoramos, no tiene nada de malo.—
— cierto, total, que importa si él tenía una prometida, el amor es lo que importa, típico de las amantes.—
— así que sigues resentida porque te deje, por eso no te amaría, eres una mala mujer.—
— en realidad no me importa, por el contrario, le agradezco que me haya quitado a un infiel, pero cuidado santita, si me lo hizo a mí, no creo que seas la excepción.— se burla.
— Frank, deben sacarla de aquí, esa mujer es una malvada, no debe...—
— es la invitada de su alteza, su padre y su alteza tienen negocios, ella es la mediadora. Le recomiendo no hacer enojar más a su alteza.—
— no lo entienden, ella es una mujer malvada, acosaba a la santa...ella...—
— suficiente príncipe, le pido se retira ahora.—
— pero ella...— la santa no pudo decir nada más.
Y es que vio la expresión de Frank, parecía enojado y sus ojos se habían vuelto amarillos.
No le queda de otra a ambos que retirarse, mientras Lune agita la mano en señal de despedida, pero sonríe con burla.
— ahora veo que usted se salvo de un mal matrimonio.— menciona Frank.
— en eso tiene toda la razón sir Frank.—
Lune va a la cocina por un vaso de agua y se regresa a su habitación, ha sido un día tranquilo, pero ya pronto deben marcharse, así que mejor aprovecha para dormir lo más pronto posible en esa suave cama.