Narra la historia de Elina, una mujer rica y poderosa que reencarna como Elena, una extra en una novela. Ella deberá salvar al villano depresivo Noah. Noah es un "red flag" en la historia original, ya que se obsesiona con Sofía, la protagonista. Elena era la esposa de Eliézer, el protagonista, pero nunca logró obtener el amor de su esposo.
La protagonista de esta historia es una diva empoderada; no se arrastra ante ningún hombre, es firme y vengará a la Elena original. No es la típica protagonista: es ambiciosa, sensual, sabe lo que quiere y cómo conseguirlo, pero también tiene su lado dulce y tierno.
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7 ( Junta)
Pasaron 30 minutos y nos llamaron a una junta de accionistas.
—«¡Elena! ¿Qué propuesta traes?»— exclamó Noah con una sonrisa.
Iván, uno de los miembros de mi equipo, irrumpió.
—«Señor Noah, es imposible que la señorita Elena tenga algo. Es una recién llegada y creo que no está capacitada para un puesto como el de directora»,— dijo Iván con una sonrisa.
«Él tiene razón».
«Estoy de acuerdo».
«Ella es una reciente llegada».
«¡Sáquenla!», murmuraban los accionistas.
—«¡Ya cállense!», gritó Noah con el rostro iracundo.
Tomé la carpeta de diseño y me coloqué delante de los accionistas para dar mi aporte.
«Primero que nada, ustedes no han visto mi idea.Sé que el hecho de ser mujer les molesta; las mujeres somos capaces, inteligentes y llenas de ideas valiosas. Ni siquiera mostré mi idea y ya Iván está en mi contra. Alguien lo envió para sabotearme. Iván, no sé si lo sabes, pero estar en el mismo proyecto que yo te hace un subordinado. Tú no aportaste una idea que valiera la pena, por lo tanto le pido a Noah que te expulse del proyecto. No estás capacitado y tu intención es meterle el pie a tu jefa. Llevas años en esta compañía pero nunca has podido escalar por tu poca inteligencia. Te molesta que yo tenga este puesto, pero nadie más es digna. Soy una diseñadora reconocida; tengo mi propio nombre. Tenerme en esta compañía es un gran logro. Yo no los necesito a ustedes, ustedes me necesitan a mí. Tengan por seguro que cualquier compañía me querría porque tengo lo que muy pocas de esas compañías tienen:
Inteligencia.
Capacidad.
Talento.
Soy experta en moda y tendencia.
Soy reconocida y respetada.
Yo no voy a permitir que nadie me humille».
Noah sonrió.
—«Sin duda tus carpetas son maravillosas y eres una mujer muy segura de ti misma; creo que mereces el puesto».
«Su carpeta es magnífica».
«Sus diseños son únicos».
«Vale la pena».
«Sí, está capacitada», murmuraban los accionistas.
-«Como pueden ver, los diseños de mi carpeta son únicos. Ustedes querían algo diferente, así que decidí dibujar vestidos de las épocas antiguas y darles un estilo moderno que derrame elegancia y sensualidad. Tanto hombres como mujeres amarán este estilo único. Usé pantalones de telas antiguas que usaban los duques y emperadores y creé un dibujo dándole un estilo femenino; la combinación salió perfecta. Las mujeres lucirán elegantes, finas, con clase, pero sobre todo les dará seguridad». Esa fue mi gran propuesta.
Todos aplaudieron y aceptaron mi propuesta.
—«Iván, recoge tu liquidación y ve a la oficina del director de finanzas», dijo Noah con autoridad.
El teléfono de Noah sonó:
—«Noah, te estoy llamando. Tienes que casarte hoy mismo para heredar todas las acciones que te dejó tu abuelo; si no te casas, no se podrá obtener la herencia completa»,— exclamó Luke, preocupado.
—«Solo me casaré con la mujer que amo»,— respondió Noah, triste.
—«Ya basta, esa mujer no te ama, Noah; solo te usa. Es hora de que busques a una mujer de verdad, que esté a tu altura».
Noah colgó el teléfono.
Atardeció y decidí ir a la reunión de sociedad; mi asistente me llevó un hermoso vestido blanco escotado.
Elena
Julieta me recibió con burlas.
—«Querida, lo siento, pero te dije que debías venir con ropa decente. Aquí somos damas de respeto; tu ropa parece de teibelera»,— exclamó Julieta con una sonrisa.
Sofía fue invitada por Julieta.
—«Por lo visto no son damas; si fueran damas de respeto no permitirían que una mujer que se mete con hombres casados estuviera aquí. Las damas no se meten con hombres ajenos. Mi vestimenta es de diseñador, querida; es un vestido de tendencia usado por grandes actrices famosas. ¿Sabías que la esposa del actor Richard Anderson lo modeló hace poco? El actor Richard Anderson es uno de nuestros socios; voy a llamarlo para decirle que su esposa viste con teibelera»,— respondí con una sonrisa.
Julieta sonrió:
—«Perdóname, Elena, fue una broma; somos muy bromistas».
—«Tu cara se ve muy maltratada, tu maquillaje es horrendo y tu peinado parece el de las brujas de Abra Cadabra. Pareces un experimento del Área 51; deberías demandar al que te maquilla»,— le susurré a Julieta entre risas.
—«No es cierto, estoy bien arreglada»,— gritó Julieta, insegura.
Acaricié su rostro:
«Solo fue una broma, querida; no te lo tomes personal, soy muy bromista».
Nos sentamos; Sofía estaba callada.
Erika Lenón, directora de marketing, puso el tema de la infidelidad para herirme.
—«Debe ser muy triste que un hombre deje a su esposa por otra; hay mujeres que no sirven para retener a un hombre»,— esas fueron las crueles palabras de Erika.
—«Celebrar una infidelidad es de mujeres patéticas y sin amor propio. Si un hombre que no te respeta decide terminar la relación, debería ser un motivo para festejar: “no hay nada más satisfactorio que dejarle la basura a otras; la que se lo queda pierde”. Creo que da más tristeza saber que tu marido te engaña con tu propia hermana y tú te haces la tonta para que no te deje»,— respondí con una sonrisa burlona.
Antes de asistir a la reunión le pedí a mi asistente que investigara a todos los miembros; gracias a eso descubrí que el marido de Erika la engaña con su hermana.
Yo estaba cerca de la piscina; Erika me empujó y caí al agua. El agua estaba helada; todos vieron cómo ella me empujó y no hicieron nada.
—«Jajajaja, te ves hermosa en esa piscina»,— gritó Julieta entre risas.
Llege a la orilla y, sin decir una sola palabra, agarré a Erika del cabello y entre su en un zófacon lleno de basura. Tomé un cuchillo de mesa y le desgarre el escote del vestido a Julieta, dejando al descubierto sus pechos.
—«¡Estás loca!»,— gritó Julieta.
Sonreí y decidí marcharme:
—«Aquí tienes el dinero de tu vestido. Erika, estás donde debes estar, con la basura. Me retiro de este mugrero.» dije con un tono arrogante.
Sofía estaba asustada; ella pensaba que le iba a pegar,me acerqué y le di un consejo:
—«Sofía, no te haré nada. Te daré un consejo: ámate más. Al final terminarás sola. Dejaste a un hombre que valía la pena por Eliézer; cuando se canse de ti, te dejará. Los hombres como él no aman a nadie; se aman a sí mismos. Ahora eres su mujer oficial; el puesto de amante está vacante. No soy tu enemiga, aún estás a tiempo».
Me retiré; mi cuerpo estaba frío. Alguien se acercó por detrás, me colocó una chaqueta; era Noah.
—«Estás empapada, te puedes resfriar. Eres una mujer muy extraña; nunca te muestras vulnerable ante nadie. Eres una mujer muy fuerte»,— me susurró Noah por detrás. Era la primera vez que alguien se preocupaba por mí.
Noah se ofreció a llevarme al hotel, pero fue todo lo contrario: me llevó a su casa y me hizo una propuesta que me dejó helada.
