Nova Reik

Llena de curiosidad por los avistamientos de naves, busqué mi traje de Súper Zero entre mis cosas. Lo encontré en no muy buenas condiciones; al parecer, dejar mi ropa en una terraza durante dos noches enteras, fue una muy mala idea.

Tuve que lavar toda mi ropa debido a lo sucia que se encontraba, y aún así mi traje no duró mucho tiempo con vida, cuando me lo puse, el traje se rasgó de la cintura y el pecho.

—Esto tiene que ser una broma. ¿Por qué tienes que romperte ahora? —me quejé para mí misma—.

No tenía la tela necesaria para repararlo, mucho menos el dinero. Lo único que tenía a mi alrededor, era mi ropa. No tuve otra opción más que usar algunas partes de mi ropa para reparar mi traje, y ahora sí, irme al parque para reunirme con Kate.

Kate me estaba esperando sentada en lo alto de la estatua de un águila y una serpiente. Se veía distinta con su traje, su ropa era más oscura, lo que combinaba con su cabello negro, su antifaz negro y su cinturón, a decir verdad su atuendo era demasiado oscuro.

—Bien, niña de bien, no perdamos más tiempo —dijo, mientras sacaba una pistola gancho de su cinturón— Y sígueme que esto te traerá recuerdos de casa —añadió Kate disparando el gancho de su pistola, hacia un dron, el dron la ayudó a volar por la ciudad— Jane, llévanos al manicomio de Stella

—Como órdenes —respondió mi prima mediante el dron—

—Por curiosidad, ¿qué es lo que vas a mostrarme? —pregunté mientras volaba al lado de Kate—

—Nada relevante. Solo una nave que cayó ayer en el viejo y abandonado manicomio de Stella. Necesitaba a tu noviecito para forzar la puerta, pero creo que tú puedes servir

—¿Una nave?, ¿por qué una nave caería de la nada en una ciudad como está?

—No lo sé, solo sé que tengo que abrirla, pero hey, tal vez cuando lleguemos se lo puedas preguntar, estoy segura de que la nave estará encantada de decirte la razón

—Tengo un mal presentimiento de esto... y uno muy malo —susurré mientras sentía un cosquilleo en mi estómago—

Seguí a Kate hasta el manicomio, no sabía qué era lo que iba a encontrar, mi corazón latía cada vez más rápido; Sin embargo, sabía que si esa nave venía de mi planeta natal, era mi responsabilidad como una Titán.

Cuando llegamos al Manicomio, ignoré todo mi alrededor para acercarme a la nave. El símbolo que había en la nave era el mismo que tenía en mi traje de Súper Zero. Además había algo escrito en la puerta, que era: “Kal Reik”.

—¿Huh?, sabes qué significa eso, no quiero sonar mala onda, pero tú que eres una Alien, tal vez puedas…

—Significa, Familia Kal —respondí con la mirada perdida—

—¿Eh?, ¿Familia Kal?, entonces, Reik significa familia en tu mundo. Sí que tienen un idioma curioso, aunque como sea, dime tienes una idea para… —le arranqué la puerta a la nave para poder entrar— O puedes arrancar la puerta, eso es lo mismo que te iba a pedir, gracias —añadió mientras entraba a la nave conmigo—

Volteé a mi alrededor buscando una pista del porqué la nave había caído en la Tierra. Solo encontré una fotografía mía de bebé junto a mis padres.

Detrás de la fotografía había un recordatorio escrito y dirigido para alguien llamado Nael Kal, dicho recordatorio decía: “Cuida de Nova, Nael, y no dejes que Nox le haga daño”.

—Zero, mira esto —me giré para verla, Kate estaba agachada en uno de los rincones de la nave, revisando un pequeño robot—. ¿Crees que aún funcione? —intrigada me acerqué, al hacerlo, el robot se encendió y me volteo a ver, mientras me iluminaba con una pequeña luz roja—. Me pregunto de quién será está nave, y este pequeñín

Curiosa por el robot, comencé a verlo a detalle; Me sentía realmente intrigada con el propósito del pequeñín. Sin embargo, él también me observaba con cuidado y detalle, el pequeñín no solo me veía, sino que también le enviaba una grabación mía, a su capitán.

—¿Qué?, ¿U-Una Titan? —se acercó a la pantalla de su nave, para ver con más atención la grabación que había hecho el pequeñín, al distinguirme con claridad, una inmensa sonrisa se dibujó en su rostro—. Esto me va a dar mucho dinero —añadió riendo entre dientes—

Quería saber más del pequeñín, y de la razón por la que la nave cayó en la tierra, así que terminé llevándome al pequeñín conmigo, junto con la fotografía de mis padres biológicos.

Durante los siguientes días, estuve intentando desmontar al pequeñín, solo que por más intentos que hiciera, era realmente imposible. También intenté sacarle información interrogando al pequeñín, pero fue imposible.

—¡Responde! ¿Quién te envió? ¿Quién es tu creador?, o… ¿Siquiera tienes un creador?

El pequeñín tan solo me observó con curiosidad, lo que me hizo sentir como una completa tonta, había caído tan bajo, que ahora hablaba con robots mudos de otros mundos. Frustrada, me dejé caer en el sillón mientras daba un largo suspiro.

—Debería estar con Stan comprando mi anillo de compromiso, pero estoy aquí perdiendo el tiempo contigo… y lo peor es que aún faltan comprar los anillos de matrimonio —me quejé, mientras me frotaba la frente con mi mano—.

El pequeñín se me acercó de manera alegré y expulsó un par de anillos hechos con un material que parecía de otro mundo, luego me miró buscando mi aprobación.

—¿Cómo? ¿Cómo es que hiciste eso?

El pequeñín uso el lente de su pequeña cámara para mostrar un anuncio del espacio en forma holograma:

“¿Estás cansado de que tu matrimonio no dure para siempre?, ¡Entonces compra los mejores anillos del universo!, ¡Los anillos de Fire!, estos anillos fueron construídos por los mejores artesanos de la Enana del Can Mayor y son la mejor opción para tu boda…

Fire no se hace responsable de quemaduras, o daños en la piel que puede provocar el anillo”

—No me vas a cobrar por esos anillos, ¿verdad? —el pequeñín levantó la cabeza inocente—. Bien, entonces supongo que no tengo otra opción más que aceptar tu regalo de bodas

Gracias al pequeñín no tuvimos que gastar tanto dinero en los anillos de bodas, lo que nos facilitó mucho las cosas a la hora de preparar la ceremonia de bodas.

Y cuando por fin, después de tantos días preparando la ceremonia e intentando sobrevivir con lo poco que teníamos, llegó el día de nuestra boda. Sentí un pequeño escalofrío recorriendo toda mi espalda, que me hizo voltear al cielo.

No dejaba de sentir un mal presentimiento, no sabía si era tan solo una paranoia mía, o si mis sentidos me intentaban alertar de una amenaza.

—Flor, ¿Estás bien?, estás muy distraída

—S-Si, mamá

—Entonces no te muevas, que no te quiero sacar un ojo con el delineador —me regañó sujetándome de la barbilla para que no me moviera—.