El Cachorro Del Rey

...Hola,💕💕💕 mis queridos lectores, sé que es repentina esta nueva novela, pero simplemente decidí publicarla....

...Espero les esté gustando, poco a poco iré revelando sobre como son estos lobos, así qué sean pacientes, mientras disfruten los capítulos y no olviden dejar sus likes 👍 comentarios y regalitos 🎁🎁🎁...

...Los amito 💕💕💕...

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Astrid estaba en un restaurante familiar esperando a sus padres, cuando los llamó se emocionaron y no dudaron en acudir a su encuentro.

Estaba nerviosa por la llegada, en como reaccionarían al ver al pequeño Alain quien estaba tomando su malteada de chocolate.

- Mami, ¿Puedo pedir panqueques? – Preguntó Alain sentado a su lado.

- Si, mi amor – Dijo ella acariciando su cabeza.

- ¿Astrid? – Escuchó que la llamaron.

Astrid levanto la mirada para encontrarse con su padre y su madre, ellos estaban ahí de pie, frente a ella, se emociono tanto que se levantó de su asiento y los abrazo con fuerza.

- Hija, cuanto tiempo, ¿Dónde has estado? – Preguntó Aurora mirándola de pies a cabeza.

- ¿Estás bien? ¿Surgió algún problema? – Preguntó su padre.

Astrid, limpió sus lágrimas, sus padres seguían siendo tan amorosos y atentos.

- Mami quiero panqueques – La vocecita de Alain llamó la atención de Frank y Aurora.

- Mamá, papá – Dijo Astrid acercándose a Alain.

- ¿Quién es él? – Preguntó Aurora.

- Mi hijo, Alain - Respondió Astrid.

- ¿tienes un hijo? – Preguntó Frank mirando al pequeño y enfocándose en sus ojos azules similares a los de su hija.

- Si – Respondió ella con las mejillas sonrojadas.

Alain miró al par de adultos en shock, él dedico una sonrisa, su mamá les había dicho papá y mamá, entonces significaba que ellos eran sus abuelos.

- ¿Son mis abuelos? – Pregunto con su tierna voz, que conmovió de inmediato los corazones de Frank y Aurora.

Frank se acercó a la silla donde el pequeño estaba sentando, aquellos ojos azules eran iguales a los de su hija Astrid, acaricio su negro cabello con ternura y Alain se sonrojo.

- Me llamo, Alain, mucho gusto – Se presento el pequeño.

- Hola, Alain, yo soy Frank…pero dime abuelo – Dijo con su voz entrecortada.

- Y yo soy tu abuela Aurora – Dijo la mujer sin pensarlo, lloraba de felicidad al saber que tenía un pequeño nieto y que era tan hermoso.

Los cuatro se sentaron a desayunar, Astrid les contó donde estuvo todos esos años alegando que lo único que quería era apartarse de todos, la llegada de Alain fue inesperada, pero también se convirtió en sus deseos de salir adelante.

- ¿Dónde te estás quedando? – Preguntó Frank.

- Pasamos la noche en un hotel de paso – Respondió Astrid con una leve sonrisa.

- Bueno, no se diga más, regresaras a casa con nosotros – Dijo Aurora de inmediato.

- No puedo, Leandro me expulso de la manada – Comentó Astrid.

- Ay, hija, pasaron muchas cosas después de que te fuiste…- Dijo Aurora y miro a Frank.

- Bueno, lo importante es que tu expulsión de la manada fue anulada, así que puedes regresar de inmediato – Dijo Frank.

- ¿Cómo que anulada? ¿Leandro así lo decidió? – Pregunto dudosa.

- No, fueron órdenes del Rey Lycan - Respondió Frank – Después de que te fuiste, el Beta del Rey llegó a la manada, buscándote y con un castigo especial para Leandro y su falta – Comentó en voz baja.

- ¿Buscándome? ¿Para qué? – Preguntó con curiosidad en sus palabras.

- No sé hija, tal vez por la falta que cometió Leandro…Mira volvamos a casa y allá te contamos todo – Dijo Aurora, mirando a Alain quien parecía atento ante la conversación.

Astrid dirigió la mirada a su pequeño y le sonrió con ternura, como siempre acostumbraba a hacerlo.

- ¿Alain quieres vivir con los abuelos? – Preguntó, pues a pesar de ser un niño le gustaba la opinión de su cachorrito.

- ¡Si! ¡Si quiero! – Grito emocionado.

Alain había estado viviendo solo con su mamá, que la idea de vivir ahora con sus abuelos era fantástica.

****************

Kaelen caminaba por los pasillos del palacio, ese día tenia tanto que hacer, pero era lo de menos, su licántropo estaba inquieto más que otras veces, quería tomar el control y salir del palacio, pero por más que le preguntaba no le respondía.

- Basta ya, si quieres salir tienes que decirme donde y por qué – Gruño Kaelen deteniéndose a mitad de camino.

- Ella ha vuelto, puedo sentirla – Gruño su licántropo.

Kaelen se sorprendió al escucharlo hacia muchos años que no le respondía que su voz le parecía extraña.

- ¿Quién? – Preguntó Kaelen su corazón empezaba a latir con fuerza.

- Nuestra pareja, imbécil – Gruño su licántropo- A quien dejaste escapar esa noche después de que la follamos – Agregó.

Kaelen soltó un amargo suspiró ante las palabras de su licántropo, después de tantos años de aquel encuentro, finalmente descubría la verdad, ella si era su destinada, su pareja, la Diosa Luna lo había bendecido y él simplemente la dejo escapar.

Ahora todo tenía que cambiar, debía buscarla nuevamente y encontrarla, ella solo ella era la indicada para convertirse en su Reina, la madre de sus cachorros.

****************

Alain miraba su nuevo hogar era una casa de dos pisos, diferente al departamento en donde vivía anteriormente con su mamá.

- Mami, ¿Viviremos aquí? - Preguntó el pequeño con sorpresa.

Astrid asintió y cargo al pequeño en sus brazos. Miro a los lados los vecinos observaban con curiosidad su llegada eso la hizo sentirse incómoda, pero también quería saber más de lo que pasó cuando ella se fue de la manada.

Alain observaba encantado la casa de sus abuelos, era grande y acogedora, fácilmente se acostumbraría a vivir ahí.

- Me gusta esta casa, mami -, Susurró al oído de su madre o eso, intento ya su voz fue tan alta qué sus abuelos lo escucharon.

-Qué bueno que te guste, ahora es tu casa - Dijo animado Frank.

- Alain, ¿Acompañas a la abuela a preparar unos bocadillos? - Preguntó Aurora, se acercó a Astrid para cargar al pequeño.

-¿Puedo mami? - Alain por supuesto que quería ir con su abuela, pero él no iría hasta que su mamá le diera su permiso.

- si, mi amor, pero no vayas a comer muchos bocadillos - Respondió Astrid.

Alain le dio un beso tronado en la mejilla a su madre y luego se dejó cargar por su abuela.

Ambos se marcharon a la cocina, y de esa manera Frank podría contarle con más tranquilidad lo que había sucedido a Astrid.

- Ven, siéntate - Dijo Frank llevándola al sofá.

- ¿Qué paso después de que me fui? - Preguntó Astrid una vez tomando asiento.

- Cómo te decía, después de que te fuiste el Beta del Rey Lycan, llego buscándote por órdenes del mismo Rey - Empezó a hablar Frank - Pero al enterarse de que habías sido expulsada por el futuro alfa, las cosas se volvieron más extrañas - Continuo e hizo una pausa.

- ¿Qué quieres decir? - Preguntó Astrid. Su interés por saber más crecía en su interior.

- El beta exigió tu paradero, así que le dijimos a donde te habías ido, pero al día siguiente ya estaba aquí de nuevo diciendo que tú no estabas en la manada vecina - Continúo con su explicación - Todo era un caos, el Beta nos hizo darle todos los lugares posibles a los que pudiste ir - Dijo.

- ¿por qué? - Preguntó confusa, de lo que el Beta quería con ella.

Frank negó pues simplemente recibían órdenes del Beta sin obtener alguna explicación.

- Ahí no termina el asunto, hija - Interrumpió sus pensamientos - Antes de irse el beta dio la indicación que tu expulsión quedaba anulada...

- ¿Qué dijo Leandro? - Preguntó con amargura solo de mencionar su nombre.

- No pudo oponerse, era una orden directa del Rey Lycan... Además,aún no era alfa por lo que no tenía ningún derecho de expulsarte de la manada - Respondió.

- Pero ahora lo es, supongo que lo hará en cuanto se entere de que regrese - Dijo con pesadez.

- No, al menos que lo autorice el Rey Lycan - comento, Astrid entrecerró la mirada - Leandro es Alfa, pero solo de título, no puede hacer ni decidir nada sin la autorización directa del Rey - Comento con una sonrisa de satisfacción.

- ¿En serio? ¿Por qué? - Preguntó Astrid tratando de ocultar la emoción que le daba escuchar sobre eso.

- Es el castigo del Rey por la falta de respeto a la ceremonia, y a ti, el Beta dijo que el Rey valora mucho la unión de las parejas más cuando sabes que hace muchos años no tenemos la bendición de la Luna de tener a nuestros destinados, por lo que decidió dejarlo convertirse en Alfa y a Catalina en Luna, pero ninguno podría decidir sobre la manada hasta que él lo autorizara - Explico con una gran sonrisa.

Astrid empezó a reír por lo que su padre decía, Leandro y Catalina se habían convertido en Alfa y Luna, pero eran más que unos simples peones del Rey Lycan.

- Se lo merecen los dos, por perros infieles - Soltó con diversión.

-Astrid, ¿Pasa algo? ¿Por eso volviste? - Preguntó con seriedad

Astrid dejó de reír y miro a su padre, dudaba en contarle lo que pasaba con Alain, pero también sabía que no podría ocultarlo por mucho tiempo.

Antes de que pudiera decir algo, escucharon el grito de Aurora provenir de la cocina. Los corrieron a ver que era lo que pasaba.

El corazón de Astrid casi salía de su pecho pensando en que algo le había pasado a su cachorro.

Al llegar miraron con sorpresa, Aurora estaba en un rincón con temblando de miedo, los bocadillos qué había preparado estaban regados en el suelo y el pequeño Alain estaba sentado en suelo con su boca cubierta de chocolate y lo más llamativo eran aquellas orejas de perro que sobresalían en su cabello.

- A Loki le gustaron los bocadillos de la abuela - Dijo el pequeño y después empezó a chuparse los dedos, mirando a su madre con sus ojitos azules llenos de ternura y arrepentimiento.

Astrid miró a su padre y sonrió nerviosa, no había modo de ocultarles el origen de Alain, aunque incluso para ella aún no sabía nada en concreto, solo que su pequeño pertenecía a un linaje muy poderoso.