Sangre Rubí

El mundo se disolvió a mi alrededor. No había cama, no había paredes, ni siquiera mi respiración. Solo un espacio blanco y frío.

Y entonces lo sentí.

Su presencia. Esto era el vínculo de poder en sueños. El que mi padre tanto temía que me consumiera.

—Finalmente… —la voz era como seda mojada en veneno—.

El apareció ante mí, con la arrogancia de quien sabe que todo le pertenece. Sus ojos rojos brillaban como carbones encendidos.

—No quería que fuera tan pronto, pero admito que tu esencia es… irresistible.

—¿Esencia? —bufé, cruzándome de brazos—. ¿Soy un perfume caro acaso?

Su sonrisa se amplió, lenta, cruel. Dio un paso hacia mí, el suelo bajo sus pies reverberando con sombras.

—Algo mucho mejor. Eres un Mi descubrimiento.

Lo dijo como si ya me hubiera comprado en un mercado. Y eso encendió algo en mí, un fuego rabioso que no sabía que estaba esperando salir.

—Pues devuélvelo —le solté—porque tampoco hago trueques con basura.

Él arqueó una ceja, divertido. Extendió una mano hacia mí, como si pudiera tomarme con solo desearlo. Y por un instante sentí que la cadena invisible apretaba mi pecho.

Pero no.

No esta vez. – Ah claro que no Maldito– dije entre dientes

Recordé las palabras de mi padre, recordé las risas crueles del pasado, recordé cada golpe que me habían dado y cada vez que sobreviví a pesar de todo. Y tomé ese dolor, ese veneno, y lo arrojé contra él.

Las sombras que lo rodeaban temblaron. Su sonrisa perfecta se quebró un segundo, sus ojos ardieron de sorpresa.

—¿Qué…?

Yo di un paso hacia él, la voz más baja, cargada de veneno.

—No eres el único que sabe jugar con el dolor, y con verlo solo eres un mísero bicho que no vivió nada del infierno.

El suelo bajo nosotros se agrietó como un cristal roto. Una ráfaga de viento estalló, empujándolo hacia atrás. Su figura se tambaleó, y por un instante, el poderoso ,pareció humano. Vulnerable.

Su rostro se contrajo entre rabia y fascinación.

Me levantante de golpe, agitada y con el cuerpo empapado, Clara hablaba dormida eso me volvió la risa" Que lindo hueles... Esa sonrisa " susurraba

Solo me fui al baño y volví a dormir, algo me decía que el maldito loco no me volvería a molestar en mis sueños.

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—Interesante…

Él despertó de golpe, jadeando. La seda roja de las sábanas pegada a su piel sudorosa. A su alrededor, cuerpos desnudos de mujeres dormidas, enredadas como muñecas olvidadas.

Se llevó una mano al rostro… y rió. Bajo, primero. Luego con fuerza.

—Así que tiene dientes —murmuró, con esa sonrisa torcida que no anunciaba peligro… sino una cacería deliciosa.

Mientras las mujeres a su lado se removían inquietas, él se dejó caer de nuevo en la cama, mirando al techo. La risa seguía, suave, como un secreto que solo él entendía.

—Esto se pondrá… muy divertido, querida mestiza.

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Abrí los ojos con una calma.Nada de pesadillas. Nada de voces en mi cabeza. Solo la luz del sol entrando por la ventana y el murmullo de la cafetera en la cocina.

Lo había ganado, desperté fresca, con una sonrisa torcida en los labios.

—Buen intento, vampiro de pacotilla… —murmuré para mí misma, estirándome como si el mundo no cargara sobre mis hombros.

El día se deslizó, casi irreal. Exámenes finales, clase de física y deporte, y Mucho. Mucho. Mucho enamoramiento de Clara por Mi hermano, Y quedé en la duda ¿Clara no será su destinada? Porque si lo es. La pobre le dará un paro al saber que el galán de mi hermano es un lobo de dos metros color negro y Delta...

– La diosa estaba de fiesta ese día.. –

Saqué buena nota en dos materias, sobreviví a un profesor que parecía odiar la vida, y hasta almorcé en paz sin que nadie intentara molestarme.

Era como si el universo me estuviera dando un respiro.

Y lo acepté con gusto.

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