Al sorprender a una pareja en pleno acto, Kumala Rasya Putri(Kurap) se ve obligada a firmar un acuerdo absurdo con aquel hombre. Pandu Nugraha Andaksa(Panu) debe contener su ira cada vez que se enfrenta a Rasya, quien pone a prueba su paciencia una y otra vez.
Entonces, ¿terminarán atrapados en un matrimonio como en cualquier novela? ¿O habrá una sorpresa inesperada que logre que ambos se enamoren mutuamente?
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Capítulo 22
La cara de Pandu estaba muy roja por la asfixia. Quería hundir a esa molesta chica en el fondo del océano, pero su corazón no lo permitía. ¿Cómo no?, después de hacer que Pandu se atragantara y sintiera que casi moría, Rasya seguía comiendo tranquilamente los fideos que quedaban en medio plato.
"Tío, después de esto mejor vete a casa, no te quedes aquí".
"¿Por qué?", preguntó Pandu con brusquedad.
"Si te quedas aquí, créeme que mañana por la mañana ya estaremos casados", respondió Rasya.
"¿Cómo es posible?", Pandu frunció el ceño y juntó las cejas.
"Es posible, tío. Aquí no se puede vivir bajo el mismo techo si no estás casado. Te pueden pillar y obligar a casarte. Pero todo depende, claro, a menos que...". Rasya interrumpió sus palabras, impacientando a Pandu.
"¿A menos que qué?", preguntó Pandu con impaciencia, porque Rasya volvía a estar absorta en su comida.
"A menos que ya estés impaciente por casarte conmigo".
"¡Uf, uf!", Pandu volvió a atragantarse con su propia saliva. Rasya le tendió inmediatamente un vaso de agua y se lo entregó a Pandu, quien lo bebió de un trago.
"Tío, ya estás viejo, ¿por qué sigues siendo como un niño? Llevas atragantándote desde hace rato", criticó Rasya.
"Ga, después de que terminemos esta comida, vámonos directamente a casa", dijo Pandu con brusquedad. Rasya, al oírlo, se limitó a reír entre dientes y siguió comiendo. Mientras tanto, Pandu y Arga, que ya estaban hambrientos, comieron a la fuerza los fideos instantáneos.
Durante el camino de vuelta, Pandu no dejaba de pensar en Rasya. A pesar de que no hacía ni una hora que se habían separado, el parloteo de la chica resonaba en su mente. El cuerpo de Pandu se calentó repentinamente al recordar a Rasya envuelta solo en una toalla.
"¡Mierda!", maldijo Pandu, golpeando la parte trasera del asiento, lo que sobresaltó a Arga.
"¿Qué pasa, señor?", Arga espió a Pandu desde el pequeño espejo delantero.
"Ga, búscame una mujer como siempre. Parece que hace demasiado tiempo que no recibo mi dosis", ordenó Pandu. Arga se quedó callado por un momento al oír la orden.
"Pero, señor, ¿qué pasa si el Gran Señor se entera?", Arga parecía muy preocupado.
"Si papá se entera, ¡significa que tu boca es un pozo sin fondo! Ya está, búscame una como siempre". Arga se limitó a asentir afirmativamente porque para él era inútil discutir. La orden de Pandu era inapelable.
Cuando el coche conducido por Arga llegó al hotel donde Pandu solía alquilar mujeres, el hombre se dejó caer bruscamente, mientras que Arga fue a buscar a Cecilia, la mujer que más a menudo era la compañera de cama de Pandu.
Después de casi media hora de espera, Pandu gritó a Cecilia para que entrara. Una mujer hermosa con el pelo rubio suelto, también con maquillaje. El vestido que llevaba Cecilia también era muy sexy, con un escote abierto y mostrando sus largas piernas.
Como de costumbre, Cecilia se sentaba al lado de Pandu y acariciaba el cuerpo del hombre. Pandu empezó a actuar y tiró del cuerpo de Cecilia para que se subiera encima de él. La mano de Pandu acarició el muslo liso de Cecilia, mientras que la mujer empezó a besar el cuello de Pandu.
Cuando Pandu estrujó los dos pechos gemelos de Cecilia, la mujer no pudo contener los gemidos. Inmediatamente Pandu le dijo a Cecilia que se quitara el vestido y también le desabrochó la camisa que llevaba Pandu. Sus cuerpos estaban completamente desnudos sin un solo hilo de ropa.
Cecilia volvió a subirse al cuerpo de Pandu y se preparó para meter el arma de Pandu en su agujero de cocodrilo. Sin embargo, antes de que la serpiente de cama entrara, Pandu se quedó repentinamente callado cuando la imagen de Rasya vino a visitarlo.
"No mojes agujeros al azar, tío. Tu hermanito no es un simple palo que se moja en cualquier tipo de chocolate".
Pandu apartó bruscamente el cuerpo de Cecilia cuando la sombra de las palabras de Rasya llegó. Aunque solo era una sombra, Pandu lo sintió como una realidad.
Cecilia, cuyo cuerpo fue arrojado, se sorprendió de Pandu.
"Cariño, ¿qué pasa?", preguntó Cecilia sin taparse el cuerpo desnudo.
"Vete", despidió Pandu. Los dos ojos de Cecilia se abrieron por completo.
"Apenas estamos calentando, cariño". Cecilia se adelantó e intentó acariciar el cuerpo de Pandu de nuevo, pero él la rechazó rápidamente.
"¡No me toques! ¡Vete!". La voz de Pandu se elevó. Cecilia se apresuró a bajar y se volvió a poner el vestido. Después, volvió a salir de la habitación. Sin embargo, justo cuando estaba agarrando el pomo de la puerta, Pandu la llamó de nuevo. La cara de Cecilia parecía radiante porque pensaba que Pandu iba a pedirle que continuara con lo que estaban haciendo.
"¡Ve a ver a Arga, y pide el pago como de costumbre!". Las palabras de Pandu rompieron las esperanzas de Cecilia de inmediato. Iba a protestar, pero al ver los ojos penetrantes de Pandu, prefirió irse antes de que el hombre volviera a enfurecerse con ella.
"¡Maldita sea!", maldijo Pandu cuando la sombra de Rasya volvió a tentarle. "¿Cómo es posible que siga pensando en esa chica extraña? Tengo que ser capaz de conquistarla. ¡Enamorarla, después la dejaré!", dijo Pandu con seguridad.
Pandu no recordaba que todo el control estaba en manos de Othor y que todos los planes que había elaborado cuidadosamente podían volverse en su contra.
