La Reencarnada Y Los Pegasos

La luna iluminaba el templo con una luz fría y silenciosa. Kiran llegó al balcón de Arya como si la noche misma lo hubiera guiado. Saltó la barandilla sin hacer ruido, su capa negra confundida con las sombras.

Por dentro, su corazón latía como si fuera una guerra.. No por miedo.. Sino porque sabía que lo que estaba a punto de hacer… cambiaría el destino de ambos para siempre.

Entró con cuidado.

Arya dormía, abrazada a la manta, respiración tranquila, una paz frágil. Verla así lo atravesó.

Kiran se acercó lentamente y, con una mano temblorosa, la tocó apenas en el hombro.

Duque Kiran Page: Arya… despierta.

Ella se removió, abriendo los ojos con suavidad.

Arya: ¿K-Kiran…?

Cuando lo vio allí, su mirada se llenó de sorpresa… y un miedo leve, porque sabía que si él había venido de noche… algo grave ocurría.

Kiran se arrodilló junto a la cama y tomó su mano.

Duque Kiran Page: Escúchame.. No hay tiempo.. Necesito que confíes en mí.

Arya se incorporó, alarmada.

Arya: ¿Qué pasa…?

Kiran sacó un pequeño paquete envuelto en tela negra y lo puso en sus manos.. Documentos.. Sellos.. Contratos.. Pruebas.

Duque Kiran Page: Estos son los planes del templo. Todo lo que Aldren piensa hacer. Piensa encerrarte por un año.. Aislada.. Sin contacto con el mundo.. Sin libertad.. Sin… mí.

Arya apretó la tela contra su pecho.

Arya (temblorosa): ¿Un año…? ¿Encerrada?

Kiran afirmó con la cabeza.

Duque Kiran Page: Y no solo eso. Están negociando a los pegasos. Crías.. Van a entregarlas como tesoros a los reinos vecinos… como si fueran mercancía.

Arya sintió un hueco en su estómago.

Duque Kiran Page: Los pegasos solo están aquí porque siguen a Silverwind.. Y Silverwind… te sigue a ti.

Arya: Entonces… si yo me voy…

Kiran: Silverwind se irá contigo. Y los demás lo seguirán.

Arya cubrió su boca, horrorizada.

Arya: ¿Me han usado…? ¿Todo este tiempo?

Kiran tomó su rostro entre sus manos con infinita delicadeza.

Duque Kiran Page: Sí. Y no voy a permitir que lo sigan haciendo.

Sus ojos azules ardían con determinación.

Duque Kiran Page: Por eso vine. Para sacarte de aquí. Ahora.

Arya lo miró, con el corazón latiendo tan fuerte que dolía.

Arya: ¿C-Cómo…?

Kiran se giró hacia el balcón.

Silverwind estaba allí.

Esperando.

Mirando a Arya con los ojos más protectores del mundo.

Duque Kiran Page: Vas a volar con Silverwind. Directo al Ducado Page. Mis hombres estarán listos para recibirte. Nadie te tocará allí. Nadie te encerrará. Nadie decidirá por ti.

Arya se levantó lentamente, sosteniendo la evidencia contra el pecho.

El viento del balcón movía su cabello blanco como si la misma noche la llamara.

Arya: ¿Y tú? ¿No vienes conmigo?

Kiran esbozó una sonrisa triste… y peligrosamente audaz.

Duque Kiran Page: No. Yo me quedo.

Arya lo miró horrorizada.

Arya: ¿Para qué…?

Kiran: Para crear una distracción. Para liberar a los otros pegasos. Para que no puedan perseguirte. Para que Aldren no pueda detenerte.

Arya sintió las lágrimas acumulándose.

Arya: ¡Es demasiado peligroso! ¡Te atraparán!

Kiran tomó sus manos con firmeza, pero con ternura.

Duque Kiran Page: Arya… Te amo demasiado como para dejarte aquí. Y no pienso dejar que te sacrifiquen por su poder.

Ella sintió el mundo derrumbarse otra vez… pero esta vez no por miedo.

Kiran acercó su frente a la de ella.

Duque Kiran Page (susurro): Esta noche.. Ahora.

Arya apretó los ojos, su corazón ardiendo.

Arya: Kiran… No puedo dejarte.

Kiran la besó con suavidad, un beso lleno de urgencia y promesa.

Duque Kiran Page: No me dejarás. Iré por ti. Pero primero… necesitas ser libre.

Silverwind relinchó suavemente, acercándose al balcón, como si dijera..

“Decide. Ya.”

Arya tragó saliva.

Miró el cielo. Miró al hombre que la amaba. Y miró la evidencia en sus manos. El destino estaba allí. A un paso.

Kiran extendió su mano hacia ella, temblando.

Duque Kiran Page: Arya… ¿Confías en mí?

Silverwind estaba en el balcón, imponente, silencioso, con las alas extendidas como un protector celestial.

Parecía entenderlo todo.. Parecía esperarlo todo.

Kiran permanecía frente a Arya, respirando hondo, intentando mostrarse fuerte, aunque sus ojos revelaban cuánto le dolía dejarla ir.

Arya lo miró… Y tomó su decisión.

Arya: Sí, Kiran. Confío en ti.

Los ojos del duque brillaron como si la luna hubiera entrado en ellos.

No esperó más.

La tomó del rostro con ambas manos y la besó.

No fue un beso urgente como antes.

Ni desesperado.

Ni impulsivo.

Fue un beso lento, profundo, lleno de amor.

Un beso que decía más que cualquier promesa.

Un beso que sabía a despedida y a esperanza al mismo tiempo.

Arya se aferró a él como si quisiera grabarlo en su corazón.

Sus dedos se enredaron en su ropa, temblorosos, sin querer soltarlo.

Kiran bajó una mano a su cintura y la acercó, protegiéndola, imprimiendo en ese abrazo todas las palabras que no podía decirle ahora.

Cuando se separaron, ambos estaban respirando entrecortado.

Arya lo miró con lágrimas brillando en sus ojos plateados.

Arya: Kiran… por favor… ten cuidado.. por favor cuida a Lira..

Kiran apoyó su frente en la de ella, cerrando los ojos un segundo.

Duque Kiran Page: Lo haré.. ahora.. Vuela sin mirar atrás.. No dudes.. No mires al templo.. No pienses en Aldren.. Solo piensa en llegar a salvo.

Arya asintió, tragando el miedo que le subía a la garganta.

Silverwind dio un paso adelante y bajó un poco el cuerpo, ofreciéndole su lomo… como si supiera que debía ser rápido.

Kiran tomó la mano de Arya una última vez, apretándola como si fuera lo único que lo mantenía de pie.

Duque Kiran Page: Iré por ti.. Lo juro.

Arya sintió un temblor recorrerle el cuerpo.

Arya: Yo… te esperaré.

Sus voces eran susurros, pero el pegaso parecía escucharlos.

Las alas de Silverwind se movieron con un brillo espiritual.

El duque la ayudó a subir, con una delicadeza que casi rompía el alma.

Arya se acomodó sobre el lomo, sintiendo el viento frío del cielo nocturno.

Kiran dio un paso atrás, dejando que la luna la iluminara.

Era como ver a una estrella a punto de escapar del mundo.

Duque Kiran Page: Vuela, Arya.

Antes de que descubran que no estás en tu habitación. Arya lo miró por última vez.

Arya: Cuídate… por favor.

Kiran sonrió, pero sus ojos decían que estaba a punto de hacer algo peligroso.

Duque Kiran Page: Por ti… siempre.

Silverwind levantó las alas, enormes, brillantes, poderosas.

Arya apretó las riendas, temblorosa.

Kiran puso una mano en su pecho, como si calmara su propio corazón.

Y en un salto suave…

Silverwind despegó.

El viento los envolvió.

El templo quedó atrás.

Y Arya, por primera vez, dejó de volar en círculos…

Y empezó a volar hacia su libertad.