Belva Arlettra Frison, una mujer joven y exitosa, con una carrera brillante y rodeada de riquezas. Eso es lo que todos creen, sin saber que en realidad es alguien cruel, que odia las formalidades, con una confianza enorme en sí misma, testaruda y con una paciencia tan delgada como un papel. Sin embargo, muere de una manera terrible: asesinada por negarse a dar una información que solo ella conocía.
Pero…
De pronto, al abrir los ojos, se encuentra en un lugar desconocido y con cosas extrañas pasando en su propio cuerpo. Se sorprende aún más al descubrir que ahora ocupa el cuerpo de una mujer casada. Y lo más impactante… ¿adivinen quién es su esposo?
Él… él es un mafioso.
En lugar de temerle, Belva —que ahora habita a una mujer con un nombre casi igual al suyo— se siente desafiada a descubrir los secretos escondidos por la dueña original del cuerpo.
“¿Por qué mientras más avanzo, más cosas sorprendentes aparecen?” —Belva.
“¿Después de todo lo que pasó… quieres huir?” —dice Kenzo con frialdad.
“Eres mía.” —su voz posesiva.
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Capítulo 11
Después de ese incidente, ahora estaban reunidos en la mesa del comedor. Siendo sincera, Belva odiaba enfrentarse a este bastardo. Le arruinaba las emociones y el ánimo.
Esta vez comieron en silencio. Como si no hubiera nadie más que ellos mismos, los camareros que hacían fila solo podían respirar lentamente por miedo a molestarles y causarles problemas.
En el comedor solo se oía el tintineo de los cubiertos, sin ningún otro sonido. Kenzo miraba a Belva, que le ignoraba. "¡Lo siento por lo de anoche!"
¡Ejem!
¡Ejem!
¡Ejem!
Simultáneamente, los camareros que antes estaban en fila en silencio sin hacer nada, ahora tosían en masa cuando su amo se disculpó.
¿Estaban escuchando mal? Su cruel amo se disculpó. En silencio, miraron hacia el sol.
hufhhhh
Al mismo tiempo, también suspiraron aliviados porque el sol todavía estaba en el lugar que debía estar. Pero el alivio no duró mucho porque sintieron un par de ojos que parecían perforarlos.
Belva,"....."
Kenzo miró a Belva, que parecía no escuchar. "No te voy a encerrar..."
Con una velocidad asombrosa, Belva respondió: "¡De acuerdo!" No quería perder esta oportunidad de oro. Esto podría ser su oportunidad de buscar el enigma del dueño del cuerpo.
Belva miró a Kenzo. "Ya que me has liberado para ir a donde sea. Hoy voy a salir." Sin perder la oportunidad, saldría inmediatamente de esta aburrida mansión.
Kenzo respondió con calma. "Sí."
.....
"¿Por qué también tienes que venir? Solo quiero estar sola".
"No he dicho que puedas estar sola", dijo tranquilamente con la mirada al frente.
"Sí, pero no tienes que ser tú quien venga, ¿verdad?" Belva no podía entender la mente de Kenzo.
"Hoy tengo el día libre".
"¡¿Y eso qué tiene que ver conmigo?!" Belva quería gritar y arañar esa cara guapa de Kenzo.
¡huh!
Los ojos de Belva se dirigieron fuera de la ventana del coche. Esto era mejor que mirar a Kenzo con emoción. El plan que había trazado en su pequeña mente desapareció de repente por culpa de Kenzo.
Cuando el coche se aparcó en el centro comercial, sin esperar a que Belva saliera, salió y caminó primero. "¿Por qué tiene que venir? Si es así, ¿cómo voy a engañarlo?"
Belva sintió que casi todos los ojos la miraban. "¿Hay algo malo en mi apariencia?" Intentando encontrar algo malo en sí misma. Al mirar hacia atrás, fue cuando se dio cuenta de por qué la gente la miraba.
Belva suspiró. "Este bastardo es el que hace que destaque, al parecer." Detuvo sus pasos de repente, haciendo que Kenzo detuviera sus pasos por reflejo.
Giró su cuerpo y miró con desgana la cara de Kenzo. Kenzo levantó una ceja como preguntando.
Belva no respondió, pero a propósito le dio una mascarilla a Kenzo. "Póntela", ordenó.
"Todo el mundo nos está mirando. No seas tan llamativo, si quieres alejarte de mí." Después de decir eso, se fue sin más.
Kenzo, que se quedó atrás, miró con desconcierto la mascarilla que tenía en la mano. Sin darse cuenta, las comisuras de sus labios se elevaron formando una leve sonrisa.
.....
En el enorme centro comercial con varios pisos. Y con varios contenidos en su interior, muchos visitantes venían, incluso casi nunca estaba tranquilo.
Kenzo, que había estado siguiéndola por todas partes, ya estaba aburrido porque todavía no había encontrado lo que quería esa mujer. "¿A dónde quieres ir?"
"Después de casi una hora dando vueltas, ¿recién preguntas? Vale, te responderé, señor Kenzo. La verdad es que solo quiero dar una vuelta", se tapó la boca como conteniendo la risa al ver la cara oscura de Kenzo.
"Sufre, es agradable fastidiarlo. Jaja..." En su interior se reía como un demonio.
Kenzo ahora entendía por qué no se detenían en ningún sitio. Miró con dureza a Belva, que fingía mirar a su alrededor como si no se diera cuenta de que alguien quería enfurecerse ahora.
"Eh, ¿qué pasa?", se sorprendió cuando le agarraron la mano con fuerza. A la fuerza siguió los grandes pasos de Kenzo.