Traicionada por su Prometido, Gana un Presidente

"Eres hermosa, Lia."

Lia miró su reflejo en el espejo. Un vestido rojo burdeos abrazaba su cuerpo a la perfección, su cabello recogido en un elegante moño y un par de pequeños pendientes de diamantes adornaban sus orejas. Una leve sonrisa se dibujó en sus labios, no una sonrisa de felicidad, sino una cínica.

"Hoy... el escenario es tuyo, Lia," susurró suavemente, antes de salir de la habitación del hotel con una confianza que se sentía como una vibración en el aire.

"Dulce venganza."

La fiesta de bodas se celebró a lo grande en un amplio salón adornado con rosas blancas y lámparas de cristal que brillaban como estrellas. Una música suave resonaba, los invitados conversaban animadamente, y en el altar se erguían dos figuras de recién casados, Silvi y Jono, sonriendo ampliamente.

Pero esa sonrisa pronto se desvaneció cuando las puertas del salón se abrieron de golpe, revelando una figura que no esperaban en absoluto.

Los pasos de Lia se oyeron claramente, el taconeo de sus stilettos resonando en el suelo de mármol. Cabeza tras cabeza se giró. Su mirada fija en el altar, llena de propósito.

"¿Lia?" siseó Jono, su rostro palideciendo al instante.

Silvi agarró el brazo de su marido, su cuerpo se tensó. "¿Qué está haciendo aquí?"

Lia se detuvo en medio del salón. Todas las miradas se posaron en ella.

"Oh, Silvi..." dijo Lia aplaudiendo lentamente. "Te ves increíble hoy. Pero estoy más impresionada por tu habilidad... de culpar a otros para encubrir tus propios pecados."

Silvi tragó saliva. "¿Li-Lia? ¿Por qué estás aquí? ¿No deberías estar en el extranjero, divirtiéndote?"

Lia soltó una carcajada, "Ah, qué gracioso. Hace un mes, pensé que hoy también sería mi día feliz. Pero resulta que mi propia amiga tomó mi lugar... y se acostó con mi prometido, solo una semana antes del gran día."

Un silencio sepulcral se apoderó de la sala. Los susurros comenzaron a oírse entre los invitados.

"Lia, detente," Jono dio un paso adelante. "No sabes de lo que estás hablando."

"Oh, lo sé perfectamente." Lia levantó su teléfono y lo conectó al proyector del salón.

En un instante, un leve sonido de gemidos llenó la habitación. La imagen en la pantalla mostraba a Jono y Silvi en una cama de hotel, sin dejar espacio para excusas.

Algunos invitados se taparon la boca, sorprendidos. Otros se levantaron, confundidos y atónitos.

La madre de Jono se levantó, su rostro enrojecido. "Dios mío, Jono... ¿es esto verdad?"

"¡Esto... esto no es lo que parece!" exclamó Silvi, presa del pánico. "¡Ella debió manipular todo!"

"¿Qué parte manipularía, Silvi?" Lia entrecerró los ojos, su voz llena de sarcasmo. "¿Cuando reservaron la habitación? ¿Cuando entraron al hotel? ¿O cuando... gemían juntos?"

Un invitado masculino exclamó, "Espera... ¡he visto este video en las redes sociales! La mujer que abofeteó al hombre en el vestíbulo del hotel... esa es Lia, ¿verdad?"

"¡Oh, sí! ¡Lo recuerdo! Se hizo viral. ¿Y resulta que la pareja se está casando ahora? ¡Madre mía!"

Todas las miradas volvieron a Silvi y Jono, que ahora parecían rígidos y sin palabras.

"Jono..." la voz de su padre temblaba, "Estás avergonzando a nuestra familia..."

"Y tú, Silvi," añadió su madre, "¿Fuiste capaz de destruir a tu amiga por un vestido blanco y una fiesta lujosa?"

Silvi se desplomó, su rostro destrozado. Jono solo bajó la cabeza, sin poder decir nada.

"¡Vergonzoso!" gruñó el padre de Jono.

"¡Digan que esto es un malentendido!" exigió la madre de Silvi.

Lia los miró de reojo, luego sonrió con sorna. "¿Dijiste que me había fugado con un hombre al extranjero, Silvi? Qué buena historia. Incluso casi creo que tengo una amiga escritora tan genial como tú."

La sala se congeló.

"No vine a recuperar lo que ya me robaron. Solo quiero que sepan que el karma siempre encuentra su camino... y esta noche, yo soy quien marca el ritmo."

Con el vestido balanceándose con elegancia, Lia se dio la vuelta y salió. Detrás de ella, el salón retumbaba con susurros y reproches.

"¡Jono! ¡Explica esto!"

"¡¿Qué están haciendo?!"

"¿Saben que ya son virales?"

"¡Vergonzoso!"

Pero Lia no se volvió. Salió con la cabeza en alto, un corazón que ya no albergaba heridas, y una pequeña sonrisa de victoria que no podía ser comprada por una fiesta lujosa.

"¡Lia! ¿Qué pasó?"

Tan pronto como llegó a casa, Lia fue confrontada por su madre y su hermanastro.

"Tu boda fue cancelada y reemplazada por Silvi. Pero... ¿es cierto que estaban teniendo una aventura?"

"¿Por eso desapareciste estos últimos días?" añadió su hermanastro.

"Sí." Lia respondió brevemente, caminando lánguidamente.

"¿Por qué no nos contaste? Nos sorprendimos cuando dijiste que la boda fue cancelada."

"Porque no quiero casarme con un traidor. Estoy cansada. Quiero descansar." Lia entró en su habitación.

"¡Lia! ¡Mamá no ha terminado de hablar!"

"Termina sola," respondió desde dentro.

Su madre se puso roja de ira.

"Ya basta, Ma. Ella necesita tiempo. ¿Pillar a tu futuro esposo acostándose con tu mejor amiga? No puedo imaginarlo. Probablemente ya estaría loca si fuera ella," dijo su hermanastro para calmarla.

La anciana resopló. "¿Dónde está tu padre?"

"Probablemente ocupado trabajando. Ni siquiera le importa algo así. Ni siquiera sentirá nada porque Lia no se casó."