Una vez existió un pasado donde, de alguna manera, ella fue la villana de todo el imperio. Merecía morir en aquella guillotina. Sin embargo, ¿por qué recordaba ahora su vida pasada? Lo que era peor, había regresado en el tiempo, antes de que Kristina Laurent cavara su propia tumba.
Si de verdad había regresado, lo juraba. Juraba que, en esta vida, no volvería a ser la villana.
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Capítulo 7: El Secreto del Linaje
Subí las escaleras con los cachorros. Recordando lo sucedido con incredulidad, pensé en mi vida pasada, quizás no hubiese terminado de esa forma si desde el inicio los tratase de una manera diferente.
Dejé la canasta en el suelo de mi dormitorio.
—Son libres —anuncié— sin embargo, no deben correr por los pasillos sin mi compañía.
En la mansión hay mucha gente a la que no le agradan las mascotas. Entre esas personas, los sirvientes veteranos, que sirvieron a mi abuela.
Cambié mi vestido. Admiré mi reflejo, parecía una muñeca de porcelana, toqué levemente mi mejilla con un rastro de dudas reflejadas en mis ojos.
Al ser adulta, muchas personas dijeron que me parecía demasiado a la duquesa cuando ella era niña, pero no encuentro ninguna similitud.
¿Ladrido? (¿Dónde estamos?)
Ladrido. Ladrido. Ladrido. (Jefe, la humana nos adoptó. Además, dijo que yo me llamó Rhys y usted Llyr).
Llyr ladeó la cabeza, con visible confusión en sus ojos.
Ladrido. (Humana, Rhys y yo te lo agradecemos).
—No es problema Llyr —sonreí— pero agradecería que me llamaran Kristina, no humana.
¿Ladrido? (¿Por qué?)
—Porque tengo nombre, Rhys.
Toc.
Toc.
Toc.
—Adelante.
La sirvienta entró y reverenció: —Señorita, la cena está servida.
—Entiendo.
¿Helena seguirá con la jefe de la servidumbre?
—¿Sabes dónde está Helena? —pregunté.
La sirvienta me miró con confusión antes de negar con la cabeza.
—No, no lo sé.
Agité mi mano con indiferencia: —Bien, puedes irte.
—Con su permiso, señorita.
Asentí brevemente.
Quizás tenga que ir yo misma a buscar a Helena. Suspiré levemente.
—Ustedes quédense acá —indiqué— voy a cenar, a la vuelta les traeré algo para comer.
Ladrido. (Puedes traer carne).
Rhys se preparó para saltar a mis brazos, sin embargo, antes de lograrlo, Llyr pisó su cola.
Ladrido. (No te preocupes, yo me encargo de que se quede aquí).
—Cuento contigo Llyr —sonreí antes de cerrar la puerta e irme.
A medida que me acercaba al comedor, no podía dejar de pensar en Helena. ¿La jefa de las sirvientas estará enojada con Helena?
En mi vida pasada, ella solía buscar motivos para regañar a Helena, aunque todavía no entiendo por qué.
Toc.
Toc.
Toc.
Golpeé suavemente la puerta.
—Adelante —la voz del duque no tardo en llegar.
Al entrar, toda la familia ducal estaba sentada.
El duque se encontraba sentado en la cabecera de la mesa, la duquesa a su derecha, Vicent a la izquierda del duque y al lado izquierdo de él, se encontraba mi lugar.
—Lamento la tardanza, sus excelencias —comenté mientras me acercaba a la silla.
Al estar sentada, el duque hizo una seña y se empezaron a servir los platillos.
Todos empezamos a comer en silencio, como siempre se solía hacer.
—Kristina —habló el duque.
Detuve mis movimientos y esperé a que continuara.
—Al parecer muy pronto despertará tu linaje.
La duquesa y Vicent me miraron al mismo tiempo.
—Su excelencia, ¿qué quiere decir con esto? —preguntó la duquesa— ¿no había dicho que Vicent iba a ser su sucesor?
—No es lo que quiero decir, Mariana —el duque mantuvo la mirada en la duquesa— Kristina, al igual que Vicent está despertando su linaje. Aunque puedo afirmar que Kristina ya lo está despertando.
Me sentí incómoda ante las palabras del duque. Solo yo sabía que no tengo maná suficiente para despertar el linaje de los Laurent.
—Mi padre dijo una vez que si ambos gemelos despertaban el linaje de la familia, mi deber como duque era preparar a ambos como herederos.
Estruendo.
—¡¿Vas a ignorar tus palabras?! —inquirió la duquesa con furia.
—No, no lo haré —el duque apretó los cubiertos en sus manos— pero Kristina acaba de mostrar señales de despertar.
—¡Ja! —la duquesa soltó una risa burlesca— ¿cómo estás tan seguro de ello?
—Porque la primera señal del despertar es el aumento del brillo del Ámbar.
La duquesa frunció el ceño con evidente molestia.
—El de Vicent dijiste que brilla desde hace días.
El duque asintió mientras acercaba la copa de vino a sus labios.
—Sí, pero el de Kristina brilla con mayor intensidad.
La habitación se quedó en silencio.
—Además, la segunda señal de que está por despertar el linaje es que aparece el talento para escuchar animales —continuó— Vicent todavía no lo expresa.
—¿Mi hermana va a ser la nueva duquesa...? —murmuró con incredulidad.
Antes de que siquiera pudiese consolarlo, volvió a sonar la voz del duque.
—No —aseguró— eso no quiere decir nada, Kristina no puede igualar tus años aprendiendo a ser sucesor, por lo que desde ahora, ella tomara clases contigo.
La duquesa limpió sus labios con una servilleta de seda.
—Me retiro, espero que disfruten de su cena —dijo levantándose con gracia.
Levanté la vista precisamente cuando ella me miraba con escrutinio.
El duque observó con arrepentimiento como se marchaba la duquesa.
—Su excelencia —Vicent habló llamando la atención del duque— Mi hermana, ¿empezará desde mañana las clases de sucesión?
—Así es.
Vicent mordió sus labios antes de preguntar: —¿Cuándo podré oír a los animales como mi hermana?
—No lo sé.
Observé con incredulidad las reacciones del duque ante las preguntas de Vicent, ¿era así como se deberían relacionar un par de padre e hijo?
En fin, suspiré, Vicent despertó esa habilidad un día antes de la ceremonia, al igual que el duque y el abuelo. En otras palabras, mañana Vicent escuchará a los animales.
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30 minutos después
Pasos.
Caminé por los pasillos de la servidumbre, ignorando la incredulidad en la mirada de las sirvientas que me encontraba por el camino.
"¿Cuánto ha pasado desde que Helena y yo llegamos del paseo? ¿Será que desde ahí la jefe de las sirvientas la regaña?". Pensé aproximándome a la oficina de la jefa de servidumbre.
Me acerqué silenciosamente a la puerta entreabierta
—Niña —suspiró la jefe de mucamas— ¿todavía no entiendes que estás equivocada?
La novela surgió un día mientras leía una historia en NovelToon, plagada de errores ortográficos y gramaticales. Pensé: "¿Por qué no escribo una yo, que tenga menos errores?". Lo hice sin mucha planificación, lo que provocó que la historia perdiera sentido, incluso para mí. Al releerla, me desanimaron las incoherencias, el mundo poco desarrollado y los personajes innecesarios que complicaron la trama hasta el punto de que ni siquiera yo recordaba quién era quién.