El Corazón De La Villana

Después de la cena, me despedí de mis padres y mis hermanos con un beso en la mejilla y me dirigí a mi habitación, buscando un momento de tranquilidad.

__​"Zara, ¿podrías traerme papel, una pluma y un libro para leer, por favor?"__ pregunté, con la voz suave.

__​"Por supuesto, princesa. Solo le pido que no se quede despierta hasta muy tarde. Aún está creciendo y es importante que duerma bien. Además, su padre le dijo que mañana vendrá un maestro de entrenamiento," __me recordó con una sonrisa.

__​"Sí, Zara, lo sé. Solo leeré un poco y luego dormiré,"__ prometí.

__​"Está bien, princesa. Se lo traeré de inmediato," __dijo Zara, saliendo de la habitación y regresando en pocos segundos con lo que le había pedido.

__​"Gracias, Zara. Puedes ir a descansar. Te prometo que solo leeré un poco y luego me iré a dormir,"__ le aseguré, tomando los objetos.

__​"Está bien, princesa. Si necesita cualquier cosa, solo tiene que tocar la campana y vendré enseguida," __dijo, mientras se retiraba de la habitación.

​Por fin estaba sola. Ahora podría empezar a planear cómo detener la conspiración contra mi familia. Si mis recuerdos no me fallaban, los padres de Calixto ya estaban muertos y él había desaparecido. Era imposible encontrarlo.

​Lo único que me quedaba era hacer que mis padres se dieran cuenta de la clase de bestia que era el duque. Pero, ¿cómo? Tal vez si les enviaba una carta anónima acusándolo de todos sus crímenes, mis padres dudarían de él y comenzarían a investigarlo.

Uf, esto era difícil. Y más siendo una niña de solo seis años. Era casi imposible salir de la casa, ya que siempre me seguían mis escoltas y Zara.

Recién podría salir del palacio a los siete años, cuando las jóvenes hacían su presentación en sociedad y comenzaban las invitaciones a las fiestas de té.

​Pero, por ahora, la carta anónima era la mejor opción. Le diría a Zara que me ayude a entregarla de forma anónima. Ella siempre había sido mi mejor confidente.

​Luego de planearlo todo y de pensar en cómo escribir la carta, me acomodé en la cama para dormir.

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​A la mañana siguiente, Zara vino a despertarme, trayendo consigo una bandeja con mi desayuno. El aroma del pan recién horneado y las frutas frescas llenó la habitación.

__​"Princesa, por favor, desayune y luego levántese para darse una ducha y alistarse. Tiene su clase de economía y, después, su majestad le presentará a su nuevo profesor de entrenamiento," __me dijo con dulzura.

__​"Bien, Zara. ¿Papá ya tiene a mi profesor? ¿Sabes quién será?"__ pregunté, con curiosidad.

__​"No, princesa. El secretario de su padre solo me dijo que al mediodía llega para presentarse," __me respondió mientras me ayudaba a sentarme en la cama.

​Después del desayuno, me alisté y me dirigí a mi clase de economía. Al llegar, saludé a mi profesor, el conde Roderik, con una reverencia formal.

__​"Buenos días, profesor. ¿Cómo ha estado?"

__​"Buenos días, princesa. Espero que se encuentre bien y haya venido con ganas de aprender, ya que hoy veremos un nuevo tema,"__ me respondió con una sonrisa.

__​"Por supuesto, profesor. Le aseguro que haré mi mejor esfuerzo."

​Me senté en mi asiento y el profesor comenzó la clase con una introducción a los nuevos conceptos. Luego me dio algunos ejercicios. Me resultaron muy sencillos, ya que esta materia ya la dominaba. El conde Roderik me miró con asombro.

__​"¡Estupendo, princesa! Aprende muy rápido."

__​"Gracias, profesor. Es gracias a su magnífica enseñanza," __le respondí, y me sentí satisfecha.

__​"Muy bien, princesa, es todo por hoy. Nos vemos en dos días más."

__​"Bien, profesor. Hasta luego. Saludos a la condesa."

__​"Le daré sus saludos, princesa. Muchas gracias."

​Después de mi clase, me retiré junto Zara a la biblioteca. Mientras esperaba la hora de mi siguiente cita.

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