toda mi vida vivi una vida donde fui despresiada y sola pero ahora que e renacido en la hija de un duque disfrutaré esta segunda oportunidad como hija mimada del duque William valtorian
NovelToon tiene autorización de aylustar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 21 Astrix manda
El salón, luego de la fiesta, quedó completamente en silencio.
Maldito comandante… me duelen los nudillos. Bajo su ropa tenía hierro.
—Ah… duele, duele… —me quejé, mirando mis manos—. Mis nudillos laten…
Mientras seguía lamentándome, una sombra se acercó. Anton se sentó frente a mí y me observó fijamente. Sus ojos volvieron a ser los mismos: uno verde y el otro rosado. Brillaban como joyas preciosas.
En el libro decía que sus ojos eran apagados y oscuros… ¿En qué momento dejaron de serlo? ¿Desde cuándo se volvieron tan hermosos?
—Astrix… —susurró, chasqueando los dedos frente a mí—. Tierra llamando a Astrix.
—Eh… perdón, Anton. ¿Pero qué pasa? —pregunté curiosa.
—Tu mano… —la tomó con cuidado—. Te dije que no te metieras con el comandante. Es un hombre muy duro.
—¿Y a mí qué me importa? Soy Astrix Valtorian —respondí firme—. Un viejo no me da miedo para nada.
—Pero tú no entiendes… él… —calló de repente.
Yo le miré con más curiosidad, pero él evitó mi mirada.
—No pasa nada —terminó diciendo—. Dame tu mano.
Sin darme cuenta, Anton estaba poniendo un remedio frío sobre mis nudillos.
—No vuelvas a pelear con ese hombre. Es amigo del rey —dijo serio.
—Y qué, mi papá es amigo del emperador —me defendí cruzándome de brazos.
—El emperador está con la Diosa Diana. Hace mucho no se lo ve… nadie sabe si está vivo —se levantó—. Me voy a casa. Gracias por la fiesta… y estoy feliz de volver a verte.
Levantó mi flequillo con suavidad y dejó un beso en mi frente. Mi corazón se detuvo un segundo.
—Anton… —murmuré.
—¿Qué hacen aquí ustedes solos otra vez? —la voz molesta de Alexander nos interrumpió.
—Nada —me levanté rápido y le di un mini cabezazo a Anton en el hombro—. ¡Nada de nada!
—Sí claro… —burlón, Alexander—. Anton, ya llegó tu carruaje. Por cierto… ¿por qué no ayudas a Astrix con sus clases de matemáticas?
¿QUÉ?
Alexander acaba de soltar una bomba. ¿Por qué hace esto?
—No, no le hagas caso a mi hermano… —intenté cambiar de tema pero Alexander tapa la boca de Astrix—
—Mmm… bueno, no hay problema —Anton sonrió cálido—. Te veo mañana, pequeña Astrix… mi Astrix —susurró en mi oído.
Se alejó. Yo me quedé quieta, roja como una manzana.
Alexander se quejó enseguida:
—¡Agh! ¡Bestia! ¡Me me mordiste la mano!
—¡Te lo mereces! ¿Cómo dices eso adelante de Anton? —lo empujé molesta.
—¡Mírate! Yo debería preguntar qué hacías tú con él en la terraza… ¡y aparte con el padre de su novia ahí! —me regañó.
—Y qué, sólo tengo 12 años. No puede pasar nada —repliqué cruzando los brazos.
—Desde bebé eres una niña muy curiosa… —dijo Alexander, señalándome con burla—. Apuesto a que le mandabas a investigarlo a escondidas.
—¡Alex! —lo empujé más fuerte—. ¡PAPÁ!
—papá no te va a escuchar —se burló.
Pero una sombra grande apareció detrás de él…
—¿Qué le haces a tu hermana? —William le agarró la cabeza a Alexander.
—¡Ay, papá! Suel… suelta… dueleeee —se quejó—. ¡Soy tu primogénito! ¿Por qué me tratas así?
—Porque eres un Valtorian y los hombres de este ducado deben ser honrados —dijo William, dándole un golpecito en la cabeza.
—Papá… deberías estar orgulloso. A tu edad tú ya me tenías a mí —se quejó Alexander.
—¿Qué? —pregunté curiosa—. ¿Papá, tuviste a Alexander a los 17 años?
—Lo tuve a los 16 —respondió William.
—Pervertido… —murmuré con puchero.
—¿¡Pervertido qué crees que soy un pervertido? —dijo lloroso.
—Porque mamá Elena tenía 15 años —respondí seria.
Alexander soltó una risita
—Sip… nuestros papás son jóvenes. Ah…¿papá ? cuánto años tenía mamá cuando me tuvo-pregunto astrix-
William se quedó en silencio. Su mirada se volvió fría.
¿Acaso mi madre… era aún más joven?
—Papá pervertido… —bromeé para aliviar la tensión—. Papáaaa ~
—Niños. A sus cuartos —dijo William, alejándose molesto.
Fue extraño verlo así…
Me miré las manos, aún grandes por la hinchazón… y sonreí tontamente.
—Mi niña, veo que ya se desvistió —dijo Julieta mientras entraba.
—Sip. ¿Ya hiciste el trabajo que te encargué? —pregunté, emocionada.
—Sí, señorita… pero ¿de verdad cree que esa creación funcionará? —preguntó curiosa.
—¡Claro que lo hará! ¡Todos la querrán! —salté emocionada—. ¡Todos van a pedir una cámara!
Astrix sonrió con satisfacción y se acercó a la ventana.
—Haré un imperio de dinero…
Nadie podrá superarme…
Y cuando Sophia se case con el príncipe… yo seré libre.
No moriré infeliz… no otra vez.
El carruaje se detuvo frente al Conservatorio Imperial de Artes. A pesar de haber dormido poco después de la fiesta, Astrix caminó con la cabeza en alto, como toda una Valtorian. Los estudiantes susurraban a su paso: su reputación seguía siendo tan brillante… y temida.
Apenas cruzó el pasillo principal, una punzada helada le atravesó la cabeza.
[¡Misión disponible!]
—Acepta la invitación al té de las gemelas Marianne y Clarisse Ravenwood.
Astrix frunció el ceño.
¿Las gemelas Ravenwood…?
Recordaba bien: la antigua Astrix las había humillado cruelmente frente a toda la academia. Sophia, como siempre, apareció para “salvarlas”, ganando la admiración de todos.
Astrix apretó los labios, irritada.
¿Otra vez la historia queriendo poner a Sophia como la heroína…? Pues no. Esta vez jugaré con las reglas del villano elegante.
Respiró hondo, alzó la barbilla y caminó como si flotara.
Las gemelas estaban en el patio del invernadero, perfectas y sincronizadas, con vestidos azul celeste y moños en el cabello. Cuando la vieron, empalidecieron.
—L-Lady Astrix… —balbuceó Marianne—. No esperábamos que… vinieras tan temprano.
—Buenos días —respondió Astrix con una sonrisa suave… pero afilada—. Oí que tienen algo que invitarme.
Clarisse se comió las palabras, temblando, mientras sostenía una tarjeta decorada con flores.
—E-Es… una invitación a tomar el té esta tarde en la Casa de la Rosa Plateada…
Astrix alzó una ceja, divertida.
—Acepto —dijo simplemente.
Ambas se quedaron congeladas.
—¿D-De verdad…?
Ella se inclinó apenas, haciendo que sus ojos —girones de brillante astucia— quedaran a su altura.
—Espero que sea un té inolvidable —susurró.
Las gemelas tragaron saliva al mismo tiempo.
Bip
[Misión completada]
Astrix sonrió para sí.
—Perfecto —pensó—. pero sentí un impulso de tratarlas mal Pero debo cuidar eso.
Astrix caminaba hacia su aula cuando chocó de frente contra alguien mucho más alto que ella. Rebotó ligeramente y, sujetándose el pecho, frunció el ceño.
—¡Ah… oye, tonto! Ten cuidado —hizo un puchero.
El niño, de ojos brillantes y sonrisa arrogante, inclinó la cabeza.
—Oh, duquesa, tenga cuidado usted —dijo con falsa amabilidad—. ¿Quién diría que se vería tan bonita con esas coletas? —tomó un mechón de su cabello, jugando con él.
Astrix lo miró como si fuera una cucaracha elegante.
—Oiga, ¿qué se cree al tocarme? A una dama no se le molesta —respondió firme.
Daniel soltó una risa baja.
—Sabes, Astrix… —acercó su mano a su cabeza— a mí me gustan los animales.
—¿Y qué tiene eso que ver conmigo? A mí no me importa lo que te guste —se cruzó de brazos, desafiante.
Él acercó su rostro al suyo.
—Que desde que te vi en aquel evento, cuando tenías tres años, llamaste mi atención, pequeña Astrix —dijo, poniéndole una mano sobre el cabello.
—¡Deja eso! —lo empujó—. A mí nadie me toca.
Daniel ignoró su molestia y le tomó las mejillas, apretándolas como si fueran malvaviscos.
—Qué linda eres —murmuró divertido.
—¡Duele! —intentó quitarle las manos.
Pero una voz llegó para romper el momento:
—Príncipe… —Sophia apareció corriendo, con ojos brillosos y labios perfectamente rojos—. Aquí están los libros que me pidió la profesora… Yo… no puedo cargarlos sola —dijo, fingiendo puchero.
Daniel sonrió, suave… hipócrita.
—Sophia Queen… ¿qué haces aquí? —preguntó él, amable.
Astrix entrecerró los ojos y sonrió con inocencia venenosa.
—Bien, príncipe Daniel —canturreó—. ¿Por qué no ayuda a esta joven chica? Ella necesita ayuda. Vamos, sería muy maleducado de su parte ignorarla.
A Daniel se le tensó la mandíbula. Mordió su labio, molesto.
Pero tomó los libros y se alejó con Sophia.
Sophia, mientras caminaban, intentaba encontrar las palabras para hablarle. Su corazón latía emocionado: ¡el príncipe está a mi lado!
Pero Daniel se detuvo repentinamente. Se volvió hacia ella con una sonrisa astuta.
—Sophia —dijo.
Ella se sonrojó.
—¿Sí, príncipe? —respondió curiosa.
—¿Eres amiga de Astrix? —preguntó, observándola fijamente.
—Sí… s-supongo —respondió, tratando de sonar dulce.
Daniel se inclinó un poco hacia ella.
—Entonces… ¿me ayudarías a entrar al Ducado Valtorian? —sus ojos brillaron con intención.
Sophia abrió la boca, sorprendida… y encantada por la oportunidad.
🦋 Dato del día:
Astrix planea ganar fortuna con inventos modernos de la Tierra.
Su objetivo secreto: ser libre de la historia y del matrimonio real.
su padre es noble así que no se compara
llamarlo papá así el da ella da sería juntos para el pobre corazón
de William jajaja que adora a su hija aunque es divertido verlo celos pero ahora sí esa mustia no pudo que alaben a esa mustia igual a ella por lo menos alegro a su hermano