LA ESPOSA DE LA BESTIA.

Durante la fiesta, Avery se estuvo escondiendo, no quería encontrarse con ese hombre, pensando que podría reconocerla y reclamarle por rechazar el compromiso. Pero por su parte, Aleksander en compañía de Dylan, solo saludaron a los nobles que apoyan la facción del príncipe heredero, quienes no dudaron en felicitar a Aleksander por su compromiso, aunque aún no se hace un anuncio oficial, solo se sabe que su prometida es la hija mayor de los Levallois, la cual han visto en la fiesta paseando del brazo del segundo príncipe. Por supuesto, esto no lo comentaron, ya que no se ha hecho público ese supuesto compromiso.

Darrell por su parte, ha dejado a Avery sola en el balcón diciendo que iría a saludar a su madre y no quiere que ella le haga pasar un mal rato. Avery no se queja, pero se mantendrá en aquel balcón hasta que Darrell regrese. Al acercarse a la reina, esta le reclama por no haberle avisado que Dylan y Aleksander estarían en la fiesta, ya que ambos no eran para nada de su agrado, pero antes de poder seguir con sus quejas, Dylan ya estaba ante la reina y ella debe de hacerle una reverencia al rubio, pues aunque ella sea superior en título, Dylan es el heredero y ella, solo es la madrastra.

— no sabía que su alteza también estaba invitado a esta fiesta.— comenta con una sonrisa ladina.

—¿por qué no lo estaría?, es normal que sea invitado, en especial siendo el príncipe heredero.— responde Dylan mostrando una expresión despreocupada.

Al escuchas sus palabras, la reina apretó las manos en la falda de su vestido, si hay algo que esa mujer odia, es que todo el tiempo le recuerden quien es el heredero al trono y Dylan sabe perfectamente ese detalle.

— por supuesto.— ríe nerviosa.

— hermano, no seas así con nuestra madre, es normal que a veces no vengas aunque seas invitado, es lo que ella quiso decir.— agrega Darrell.

—¿madre?, pequeño Darrell, veo que eres olvidadizo, su majestad solo es tu madre, no mía, se cuidadoso con ese detalle.— le reclama.— mi única madre fue la reina Kristal.

Dylan prefiere seguir su camino, dejando a una muy molesta reina, porque el hecho de que Dylan le recuerde que ella no es su madre, también le hace recordar que ella solo subió al trono porque la madre de Dylan falleció, de otro modo, ella seguiría siendo solo sería la esposa de cualquier otro noble. La reina sostiene el brazo de Darrell con fuerza.

— espero que tu plan funcione, quiero muerto a ese maldito príncipe.— murmura apretando los dientes.

— no te preocupes madre, es el plan perfecto, sin la bestia, Dylan se queda sin la mayor potencia de su facción.— asegura Darrell.

Y como vio a Avery aterrada por la llegada de Aleksander, su plan funcionará perfectamente, esa estúpida era la herramienta perfecta para eliminar a la tan temida bestia. Pronto Dylan perderá todo, su trono, su reino, a sus aliados y sobre todo a Lilianna Ramont, su amada prometida, la cual sin duda lo dejará cuando vea que ha perdido todo y entonces, será suya.

.

.

.

Al día siguiente, Avery se despertó tarde, pero podía escuchar el bullicio fuera de la mansión, al asomarse, vio un carruaje elegante en la entrada y caballeros esperando cerca de este. Cuando una doncella entró, Avery le preguntó sobre el visitante.

— ¿es el segundo príncipe?, ¿ha venido a ver a mi padre?— pregunta emocionada.

— no señorita, es el Duque Ronchembert, ha venido a ver a la señorita Ciel.— responde la doncella.

Avery hizo un puchero al saber que no era a ella a quien habían venido a ver, pero dijo que se quedaría en su habitación, no quiere encontrarse con esa bestia, anoche le vio de lejos en la fiesta, pero se veía aterrador. Saber que no ella se casará con la bestia le daba alivio, aunque era una pena por Ciel, pero ella misma se ofreció así que tendrá que enfrentar las consecuencias de sus actos.

En una sala de té, Aleksander se había presentado ante Ciel, disculpándose por la repentina visita, pero creyó que sería bueno hablar con ella a solas, ya que ayer por falta de tiempo no pudo hacerlo.

— quiero que sepa que a diferencia de otros nobles de mi rango, no tengo intenciones de tener concubinas.— asegura.— espero que con esto, usted mantenga su fidelidad ante el matrimonio.

— por supuesto, excelencia.— bebe el té.— y me alegra saber que no habrá concubinas, me preocupaba, porque suelo ser muy territorial.— mantiene una sonrisa.

Aleksander observa fijamente a la joven azabache, su sonrisa para otros puede parecer sincera y genuina, pero por el contrario, era una sonrisa que escondía algo más y sería interesante descifrar porque guarda las apariencias.

— bien, ya que hemos aclarado esto, respecto a las flores para la recepción, ¿tiene alguna favorita o es alérgica a alguna planta?— pregunta con curiosidad.

— no, tampoco padezco alergias a la comida, ni a otras cosas, así que no debe preocuparse por eso, dejo todo en sus manos.— responde.

Aleksander asiente ante la respuesta de la joven, así que saca del bolsillo de su chaqueta una pequeña caja la cual abre dejando ver que este tiene un hermoso anillo con un diamante.

— ¿puede probar si le queda?, será el anillo para la boda y no quisiera que este no entrará o le quedará grande.— menciona.

— es usted un hombre prevenido su excelencia.— levanta la mano ante Aleksander.

Este sonríe por la respuesta de la joven, así que toma el anillo y lo coloca en su dedo anular, sosteniendo con delicadeza la mano de la joven, afortunadamente había encajado perfectamente. Aleksander sostiene aún la mano de la joven, observando el anillo.

— es perfecto.— Aleksander levanta la mirada observando directamente los ojos de la Ciel.

— eligió muy bien excelencia. Tiene muy buen gusto.— responde Ciel.

— por supuesto, es la elección correcta.— agrega.

Retira con cuidado el anillo y lo guarda nuevamente.

.

.

.

Más tarde, cuando Aleksander se ha ido, Avery se aparece ante Ciel. Avery se mostraba preocupada y sostiene las manos de su hermana menor entre las suyas.

— Ciel, debiste estar asustada...aún estás a tiempo de retractarte de esta boda, ese hombre es peligroso y horrible.— Avery parece asustada.

— no seas ridícula Avery.— aparta sus manos.— no renunciaré a este compromiso.

— pero Ciel, no sabes que clase de vida te espera con ese hombre, ¿y si te golpea?— angustiada.

— Avery, mejor preocúpate por ti misma y déjame tranquila, o le diré a padre que quieres hacerme desistir del matrimonio.— amenaza.

Avery se sobresalta al escuchar a Ciel, aunque se muestra molesta, pues lo que menos quiere es que su padre la castigue de nuevo.

°°°