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Reach The Stars

Reach The Stars

Status: En proceso
Genre:Elección equivocada / Traiciones y engaños / La Vida Después del Adiós / Reencuentro / Reencarnación
Popularitas:785
Nilai: 5
nombre de autor: Alessa Raze

"Dos almas gemelas, unidas por el dolor y la lucha. Nuestras vidas, un eco de la misma historia de sufrimiento y desilusión. Pero cuando el destino nos ofrece una segunda oportunidad, debemos elegir: venganza o redención.

En un mundo donde las apariencias engañan y los rostros esconden secretos, la privacidad es un lujo inexistente. Las cámaras nos observan, juzgan y critican cada movimiento. Un solo error puede ser eternizado en la memoria colectiva, definir nuestra existencia.

Ante esta realidad, nos enfrentamos a una disyuntiva: buscar justicia personal y arriesgarnos a perpetuar el ciclo de dolor, o proteger y amar a quien necesita consuelo. La elección no es fácil, pero es nuestra oportunidad para reescribir nuestra historia, para encontrar un final feliz en este mundo de falsas apariencias."



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Costo de la fama

Desde que Jia había salido del hospital, la vida se había convertido en una carrera constante contra el tiempo. El equipo de su agencia había hecho todo lo posible para manejar la imagen pública del grupo y mantener a los fans calmados, pero la presión para que volviera al centro del escenario era cada vez mayor. En los días siguientes a su salida, el ambiente en la agencia se volvía más tenso con cada reunión, cada llamada y cada titular que aparecía en los medios.

Sora, en el papel de Jia, intentaba mantenerse a la altura, pero el peso de la expectativa era abrumador. Cada día empezaba igual: con una agenda repleta de compromisos, entrevistas y sesiones de entrenamiento que parecían no tener fin. Los flashes de las cámaras y las miradas inquisitivas de su equipo se sentían como una tormenta incesante, y ella, atrapada en el centro, solo quería encontrar un respiro.

—Jia, necesitamos que te prepares para la entrevista de esta tarde. Es importante que muestres que estás bien y que todo está bajo control —dijo uno de los asistentes, entregándole un guion con las preguntas previstas. Sora lo tomó, sintiendo el peso de cada palabra que tendría que memorizar, cada respuesta cuidadosamente preparada para no desviar la narrativa que la agencia había construido.

—Además, mañana tienes una sesión de fotos con la nueva marca de cosméticos y, por la tarde, una reunión con el productor sobre la gira de regreso. Necesitamos que estés al cien por ciento —añadió otro miembro del equipo, mientras deslizaba un cronograma lleno de anotaciones frente a ella.

Sora asintió lentamente, sintiendo cómo su energía se evaporaba con cada nueva instrucción. Miró a Jinwoo, su mánager, buscando algún tipo de apoyo o comprensión, pero incluso él parecía atrapado en la maquinaria implacable de la industria. Sabía que Jinwoo la apoyaba y se preocupaba por ella, pero la presión de mantener la carrera de Jia a flote era algo que él no podía ignorar.

—Tómate un momento, pero no te retrases. La prensa ya está esperando —le dijo Jinwoo en un tono amable, pero firme.

Sora se retiró unos minutos, buscando refugio en su camerino. Se sentó frente al espejo, mirando su reflejo sin reconocerlo del todo. Sentía que la imagen que los demás querían ver de ella estaba siempre perfectamente pulida, lista para la cámara, pero por dentro, se estaba desgastando. Las expectativas de los medios, el equipo, y los fans se acumulaban sobre sus hombros como un peso que no podía quitarse.

Los titulares en las revistas y redes sociales no ayudaban. "¿Está Jia lista para volver?", "La presión aumenta para la estrella de Cloud9", "¿Podrá Jia cumplir con las expectativas?" Las palabras la seguían como sombras, recordándole que cualquier señal de debilidad sería explotada por los medios. Era como estar en una jaula de cristal, observada constantemente y con poco espacio para respirar.

Finalmente, llegó la hora de la entrevista. Sora fue llevada al set, donde la esperaban con luces brillantes y cámaras listas para capturar cada gesto. Los presentadores la recibieron con sonrisas amplias, pero las preguntas que lanzaban estaban llenas de doble filo, siempre al borde de la invasión a su intimidad.

—Jia, todos queremos saber, ¿cómo ha sido tu proceso de recuperación? ¿Te sientes lista para volver a los escenarios? —preguntó uno de los presentadores, su tono aparentemente amable, pero con una clara intención de sacar algo más jugoso para los titulares.

Sora sonrió, la sonrisa de Jia, la que había aprendido a perfeccionar. —Estoy trabajando duro para recuperarme completamente. Aprecio mucho el apoyo de todos, y estoy emocionada por lo que viene —respondió, recitando casi de memoria lo que le habían indicado decir. Pero por dentro, las palabras se sentían vacías, como si pertenecieran a otra persona.

Después de la entrevista, Sora fue llevada de vuelta al vestuario, donde Jinwoo la esperaba con un leve gesto de aprobación. —Lo hiciste bien, Jia. Esto es justo lo que necesitamos para que la gente sepa que estás lista para seguir.

Pero Sora no se sentía lista. No se sentía capaz de seguir la carrera que le habían trazado, no con el agotamiento y la confusión constante que la acosaban. Todo lo que quería era un momento para ella misma, para procesar los fragmentos de recuerdos que la perseguían, para entender quién era ahora que su vida no era realmente suya.

Mientras se cambiaba de ropa, las palabras de sus compañeros seguían resonando en su mente. Sabía que las intenciones eran buenas, que todos querían lo mejor para Jia y para el grupo, pero el constante empuje hacia adelante sin darle un respiro la estaba dejando vacía.

Jinwoo se acercó, percibiendo su cansancio. —Sé que es mucho, Jia, pero solo un poco más y todo volverá a la normalidad. Tienes todo un equipo que confía en ti.

Sora asintió, agradecida por el apoyo de Jinwoo, pero sintiendo una distancia insalvable entre lo que los demás esperaban y lo que realmente podía ofrecer. Era como caminar en una cuerda floja, con la constante sensación de que en cualquier momento podría caer.

Esa noche, cuando por fin llegó a su departamento, Sora se dejó caer en el sofá, exhalando profundamente. Los días eran cada vez más agotadores, y la presión de ser Jia la estaba consumiendo lentamente. Miró la agenda para el día siguiente, llena de compromisos y expectativas que no podía evitar, y sintió un nudo formarse en su estómago.

Sabía que debía ser fuerte, que todos la estaban mirando, esperando que volviera a brillar. Pero en la soledad de su departamento, solo podía pensar en cómo seguir adelante cuando ni siquiera sabía quién era realmente. Y mientras las luces de la ciudad brillaban afuera, Sora cerró los ojos, intentando encontrar en sus sueños la paz que no podía hallar en la vida real.

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Los días de Sora como Jia se convertían en una vorágine interminable de ensayos, entrevistas y compromisos que no parecían tener fin. Desde que había retomado su carrera, la rutina era agotadora, con una agenda que se llenaba más rápido de lo que podía procesar. Cada mañana comenzaba temprano y terminaba tarde, con apenas unos minutos de descanso entre una actividad y otra.

El ensayo de ese día comenzaba como todos los demás: en una sala de espejos gigantes que reflejaban cada movimiento, cada error, cada susurro de insatisfacción. Sora se encontraba rodeada de bailarines y coreógrafos, todos con la misma expresión de intensidad y concentración. Cada paso debía ser perfecto, cada gesto sincronizado con el ritmo de la música, y cualquier fallo era corregido al instante.

—¡Jia, no olvides la marca! —gritó el coreógrafo desde la esquina de la sala, su voz cargada de impaciencia. Sora asintió, sintiendo el sudor perlándole la frente. Intentaba seguir el ritmo, pero su mente estaba nublada, dividida entre el cansancio físico y la presión constante de no defraudar a nadie.

Se posicionó en el centro de la formación, tratando de enfocarse en los pasos. Los movimientos debían ser fluidos, seguros, pero a cada momento sentía que sus piernas flaqueaban. Los espejos a su alrededor parecían multiplicar sus errores, reflejando a una Jia que no se sentía como ella. La música seguía, y Sora trataba de mantenerse a la altura, pero cada tropiezo se sentía como un recordatorio de que estaba luchando por encajar en una vida que no era suya.

Al terminar el ensayo, Sora se dejó caer en una de las sillas al borde del estudio, tomando un largo sorbo de agua mientras trataba de calmar su respiración agitada. Los demás se dispersaron rápidamente, todos ocupados con sus propios horarios, mientras Sora se quedaba mirando su reflejo en el espejo, notando las ojeras y la tensión en su expresión.

El sonido de su teléfono vibrando la sacó de sus pensamientos. Era una notificación de redes sociales, un recordatorio constante de que siempre había ojos puestos en ella. Los comentarios de los fans eran una mezcla de amor incondicional y críticas despiadadas, todos juzgando cada aspecto de su apariencia, sus actuaciones y hasta los rumores que circulaban.

—Jia se ve cansada... ¿Por qué ha perdido su brillo?

—Su baile ya no es lo mismo. ¿Qué le pasa?

—¡Ánimo, Jia! ¡Eres nuestra inspiración! No dejes que nada te derrumbe.

Cada palabra se sentía como un golpe, incluso las que intentaban ser alentadoras. El mundo del entretenimiento estaba lleno de expectativas imposibles, donde cada sonrisa y cada gesto eran diseccionados, analizados y comentados por miles de desconocidos. Sora no podía evitar sentirse como una marioneta atrapada en un escenario interminable, con hilos invisibles tirando de ella desde todas las direcciones.

No había tiempo para descansar. Antes de que pudiera tomar un respiro, Jinwoo apareció con una lista de entrevistas programadas para la tarde. —Tenemos que movernos, Jia. La primera entrevista es en una hora y necesitamos que te prepares.

Sora se levantó, sintiendo el cansancio en cada músculo. Mientras caminaba hacia el vestuario, escuchaba fragmentos de conversaciones entre los miembros del equipo, cada uno ocupado en perfeccionar la imagen que presentaban al mundo. Los estilistas se apresuraron a retocarla, ajustando su maquillaje, su peinado y el atuendo que había sido meticulosamente seleccionado para proyectar la imagen de una estrella perfecta, siempre impecable, siempre lista.

La primera entrevista fue en un estudio de televisión, un set brillante con luces que se sentían demasiado cálidas y preguntas que se sentían aún más invasivas. Los presentadores la recibieron con sonrisas amplias, pero Sora sabía que detrás de cada pregunta había una búsqueda constante por algo que pudiera generar titulares.

—Jia, has pasado por mucho en los últimos meses. ¿Cómo te sientes ahora que estás volviendo al escenario? —preguntó la presentadora, con un tono que simulaba empatía, pero que no ocultaba su verdadero objetivo: obtener una respuesta que pudiera vender.

Sora esbozó una sonrisa, la misma que había aprendido a mostrar en todas las entrevistas. —Estoy agradecida por todo el apoyo que he recibido. Estoy trabajando duro para volver más fuerte que nunca —dijo, repitiendo las mismas palabras que su equipo le había sugerido. Pero por dentro, se sentía vacía, como si estuviera actuando un guion que no tenía fin.

A lo largo de la entrevista, las preguntas se volvieron más personales, intentando explorar sus emociones, sus miedos y las expectativas del público. Sora respondía automáticamente, cada palabra cuidadosamente medida para no revelar nada que pudiera malinterpretarse. La presión de mantener una imagen perfecta la asfixiaba, pero no había lugar para errores.

Después de la entrevista, Sora fue llevada de vuelta a la agencia, donde los comentarios sobre su desempeño comenzaron inmediatamente. —Estuviste bien, pero recuerda sonreír un poco más al hablar de tu recuperación. La gente quiere verte positiva —le aconsejó uno de los publicistas, como si cada gesto de ella pudiera ser perfeccionado hasta la extenuación.

Sora asintió, agotada y sin fuerzas para discutir. No se trataba solo de ser Jia, la cantante y estrella del grupo; se trataba de ser la Jia que todos querían ver, sin importar lo que realmente sintiera por dentro.

Al final del día, Sora se dejó caer en el sofá de su departamento, con el maquillaje aún intacto y el cansancio dibujado en cada poro de su piel. Miró su reflejo en la pantalla de su teléfono, donde cientos de notificaciones seguían acumulándose, y sintió la superficialidad del mundo en el que ahora vivía apoderarse de ella. Era un mundo que exigía perfección constante, que no permitía pausas y que siempre pedía más.

Jia's POV

El silencio de mi departamento es ensordecedor cuando finalmente cierro la puerta detrás de mí. Todo está ordenado, perfectamente colocado, como si fuera una imagen congelada en el tiempo. No hay desorden, no hay rastros de vida que denoten un hogar real. Solo yo, la misma imagen que el mundo espera, pero que aquí, en la soledad, se siente tan distante y desconocida.

Me quito los tacones, dejándolos caer en el pasillo sin preocuparme por el ruido. Siento los pies descalzos contra el suelo frío y dejo que esa sensación me ancle, aunque sea por un segundo, a algo real. Paso junto a los muebles impecables, la decoración que parece sacada de una revista, y me dirijo a la única parte del departamento que siento verdaderamente mía: el cuarto de grabación.

Abro la puerta con cuidado, como si entrar aquí requiriera un permiso especial. El cuarto es pequeño, pero está lleno de equipos, cables y recuerdos de una parte de mí que se ha ido desvaneciendo. Aquí no hay luces deslumbrantes ni espejos que me devuelvan una imagen perfecta. Solo mi pequeño refugio, donde puedo soltar el peso que cargo día tras día.

Me acerco al rincón donde reposa mi guitarra, apoyada contra la pared, esperando pacientemente como una vieja amiga que no ha visto en mucho tiempo. La agarro y me siento en el taburete, sintiendo el peso familiar del instrumento en mis manos. Paso los dedos por las cuerdas, probando el sonido, sintiendo el vibrar sutil que recorre mi piel. Es cálido, auténtico, un recordatorio de algo que solía disfrutar sin el filtro de las expectativas ajenas.

Cierro los ojos y toco suavemente las primeras notas, sin un plan específico, solo dejando que los acordes fluyan, guiados por mis emociones. El sonido llena la habitación, cada cuerda vibrando con un susurro íntimo que nadie más puede escuchar. Es un escape, un suspiro en medio del ruido constante de mi vida, un momento que es solo mío.

Las notas son suaves al principio, un arpegio tranquilo que me hace pensar en días que parecen tan lejanos, cuando tocar la guitarra no era parte de un guion, sino un refugio. Cada acorde es una caricia para el alma, un consuelo en la soledad de esta vida brillante pero vacía.

Me pierdo en la melodía, una que nace sin esfuerzo, improvisada pero cargada de sentimiento. No hay letras hoy, solo el lenguaje de las cuerdas que hablan por mí. Cada rasgueo es una palabra no dicha, cada pausa un susurro de todo lo que llevo dentro y que no puedo expresar frente a las cámaras y las entrevistas.

Recuerdo los días en que tocar la guitarra era mi secreto mejor guardado, algo que no compartía con nadie. En esos momentos, no era Jia, la estrella. No era la imagen cuidadosamente construida que todos esperaban ver. Era solo yo, con mis pensamientos desordenados y mis emociones a flor de piel, buscando una salida a través de la música.

Abro los ojos y miro mis manos moverse sobre las cuerdas, como si tuvieran vida propia. El sonido es imperfecto, con pequeños errores que no importan porque nadie más está aquí para juzgarme. Me permito cometer esos errores, sabiendo que en esta habitación no hay críticos, no hay fans, no hay presión. Solo está la música y yo.

El tiempo pasa sin que lo note, perdido en cada nota, en cada rasgueo. Es un respiro, un paréntesis en medio del caos que me rodea. Pero eventualmente, la melodía se apaga y el silencio regresa, pesado y familiar. Dejo la guitarra a un lado, apoyándola suavemente contra la pared, y me quedo sentada, escuchando el eco de las últimas notas morir en el aire.

Mientras las luces de la ciudad titilaban afuera, Sora cerró los ojos, intentando recordar quién era antes de todo esto. Pero los recuerdos seguían siendo fragmentados y difusos, y lo único que quedaba era la presión constante de mantener una imagen que se desmoronaba un poco más con cada día que pasaba.

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Murniyati Mommy
Me tienes en vilo, ¡por favor, publica el próximo capítulo YA! 😩👀
Professor Ochanomizu
Te encanta hacernos sufrir 😭😭😭 necesito leer ya!
000 1
No dejo de pensar en tu novela y vuelvo a cada rato 😍😍
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