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Promesas De Hielo Y Fuego

Promesas De Hielo Y Fuego

Status: En proceso
Genre:Amor tras matrimonio / Traiciones y engaños / Matrimonio arreglado / Amor-odio / Diferencia de edad / Venganza de la protagonista
Popularitas:9.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Valentina Claros

En el frío norte de Suecia, Valentina Volkova, una joven rusa de 16 años con ojos de hielo y cabello dorado, se ve obligada a casarse con su padrastro, Bill Lindström, un hombre sueco de 36 años. Marcados por un pasado lleno de secretos y un presente lleno de tensiones, ambos deberán navegar entre el deber, el resentimiento y una conexión que desafía las normas. En un matrimonio tan improbable como inevitable, ¿podrá el amor surgir de las cenizas de la obligación?

NovelToon tiene autorización de Valentina Claros para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

IV. En vecka av tystnad (Una semana de silencio)

El primer día de la "tregua" fue el más difícil para ambos. Valentina había decidido ignorar a Bill por completo, un acto de resistencia que parecía pequeño pero que para ella era una forma de retener algo de control. Si él quería convencerla de algo tan indigno, tendría que hacerlo sin su cooperación.

Bill, por su parte, intentaba mostrarse paciente, aunque cada minuto de silencio entre ellos lo exasperaba. Había decidido que, por el bien de la situación, intentaría ser razonable, incluso amable, en sus intentos de convencerla.

Día 1

Por la mañana, Bill tocó a la puerta de Valentina. Cuando no obtuvo respuesta, la abrió lentamente. Valentina estaba sentada en la cama, leyendo un libro en alemán que parecía haber sido elegido específicamente para irritarlo.

—Buenos días —dijo, intentando sonar casual.

Ella ni siquiera levantó la vista.

—Sé que estás enfadada. Y lo entiendo. Pero tenemos que hablar.

Valentina pasó una página, ignorándolo deliberadamente.

Bill suspiró.

—¿Te gustaría desayunar algo? Preparé avena con frutas.

Ella cerró el libro de golpe y se levantó, pero no para responderle, sino para salir de la habitación sin mirarlo.

—Esto no puede durar para siempre —murmuró él, más para sí mismo que para ella.

Día 3

La tensión en la casa se hacía más espesa con cada día que pasaba. Bill había intentado todos los enfoques que se le ocurrían: ofrecerle tiempo para hablar, dejarle pequeños obsequios como su té favorito o incluso traerle flores de una floristería local. Pero todo era en vano.

Aquella tarde, mientras Valentina estaba sentada junto a la ventana, mirando cómo la nieve cubría los árboles, Bill entró sin previo aviso. En sus manos llevaba un pequeño álbum de fotos.

—Esto... esto era de tu madre —dijo, sentándose en una silla frente a ella.

Valentina lo miró por un breve instante antes de volver la vista al paisaje exterior.

—Ella me pidió que lo guardara por ti.

El tono de Bill tenía una sinceridad que casi la hizo dudar de su silencio, pero se mantuvo firme. No iba a caer en su juego emocional.

—Si decides que quieres verlo, estará en la sala de estar.

Dejó el álbum sobre una mesa cercana y salió, derrotado.

Día 6

El final de la semana se acercaba, y la paciencia de Bill estaba empezando a agotarse. Había tratado de mantener la calma, de convencerla con razonamientos y emociones, pero Valentina no cedía ni un milímetro.

Esa noche, durante la cena, finalmente explotó.

—¡Esto no puede seguir así! —exclamó, golpeando la mesa con el puño.

Valentina levantó la vista por primera vez en días, mirándolo con un destello de desafío en los ojos.

—Entonces detente. No tienes que seguir con esta locura.

Bill apretó los dientes, tratando de contener la rabia que se acumulaba dentro de él.

—No entiendes lo que está en juego aquí.

—Oh, lo entiendo perfectamente —replicó ella, dejando caer el tenedor con un ruido metálico—. Lo que está en juego es tu orgullo, tu obsesión por el control.

La acusación lo dejó sin palabras por un momento. Finalmente, sacudió la cabeza y se levantó, dejando la habitación antes de que pudiera decir algo de lo que se arrepintiera.

Día 7

La semana terminó en completo silencio. Valentina seguía evitando cualquier interacción con Bill, y él había dejado de intentar forzarla. Pero cuando el reloj marcó la medianoche, Bill tomó una decisión que cambiaría el rumbo de todo.

Al día siguiente, Valentina fue despertada por el sonido de una llamada en su teléfono. La voz del otro lado era débil pero cálida, una voz que no había escuchado en mucho tiempo.

—Valya, mi pequeña... ¿cómo estás?

Era Masha, su abuela paterna. La última conexión que tenía con su padre y, en muchos sentidos, con su antigua vida en Rusia.

—¡Babushka! —exclamó, sorprendida y emocionada—. ¿Cómo estás?

La voz de Masha sonaba más débil de lo que recordaba, como si los años hubieran caído sobre ella de golpe.

—Estoy bien, mi niña. Solo quería oír tu voz. Bill me dijo que estás pasando por un momento difícil...

El nombre de Bill en los labios de su abuela hizo que el corazón de Valentina se detuviera por un instante.

—¿Bill? ¿Qué tiene que ver él con esto?

—Fue muy amable, Valya. Me dijo que está preocupado por ti, que quiere asegurarse de que estés protegida...

La rabia comenzó a crecer dentro de ella.

—¿Qué te dijo exactamente?

—Solo que está tratando de hacer lo mejor para ti. Y... bueno, yo estoy un poco enferma últimamente. No quiero que te preocupes, pero...

Valentina sintió que el aire abandonaba sus pulmones. ¿Qué había hecho Bill?

Al colgar, bajó las escaleras con pasos decididos, encontrándolo en el salón. Él estaba sentado, revisando algunos papeles, pero levantó la vista al verla.

—¿Qué hiciste? —preguntó, su voz cargada de ira.

Bill mantuvo la calma, aunque podía ver la tormenta en los ojos de Valentina.

—Solo hablé con tu abuela.

—¡Usaste a mi abuela en mi contra!

—No la usé —respondió con firmeza, poniéndose de pie—. Le expliqué la situación, y ella entiende que esto es lo mejor para ti.

Valentina lo miró con incredulidad.

—¿Qué tipo de persona hace algo así?

—El tipo de persona que no puede permitirse perder lo que importa —dijo, acercándose un paso hacia ella—. Valentina, no estoy jugando. Quiero protegerte, pero también necesito que entiendas que esto no es opcional.

Ella retrocedió, temblando de rabia.

—Estás manipulando a todos. A mí, a mi abuela... ¿Qué sigue? ¿Vas a mentirle al mundo entero?

—No tengo que mentir. Pero sí tengo que asegurarme de que entiendas la realidad.

Valentina sintió que las lágrimas comenzaban a formarse, pero las contuvo. No iba a darle el gusto de verla llorar.

—No aceptaré esto, Bill. No importa cuánto lo intentes.

Él la miró fijamente, sus ojos azul gélido reflejando una mezcla de determinación y algo más oscuro.

—Tienes una semana más para pensarlo. Y, Valentina, si sigues negándote... bueno, veremos qué pasa después.

Ella sabía que no la lastimaría físicamente, pero la amenaza velada de arruinar todo lo que le importaba era suficiente para hacer que su corazón se encogiera de miedo.

Mientras él se alejaba, Valentina se quedó de pie en el salón, con las manos apretadas en puños. Su mente era un torbellino de emociones, pero una cosa era clara: haría todo lo posible por no ceder.

1
Beatriz Coelho
Lo que no entiendo es cómo le dan tanto poder y le enseñan a manejar negocios si es una niña de 16 años o ya para 17, no estudia no va a la preparatoria???
y de paso es una maquiavélica...no, no, no aburre
Magda borquez
mucho preámbulo. repite mucho. da vueltas en lo mismo...
Magda borquez
una pregunta... Valentina no estudia? sólo tiene 16 años...
Mayelin Almonte
fotos porfavor
うacacia╰︶
Quiero saber más, ¡actualiza pronto! ❤️
Celia Luis Huamani
Emocionada por la continuacion
Max >w<
No puedo esperar a leer el siguiente capítulo! 😃
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