¿Romperías las reglas que cambiaron tu estilo de vida?
La aparición de un virus mortal ha condenado al mundo a una cuarentena obligatoria. Por desgracia, Gabriel es uno de los tantos seres humanos que debe cumplir con las estrictas normas de permanecer en la cárcel que tiene por casa, sin salidas a la calle y peor aún, con la sola compañía de su madre maniática.
Ofuscado por sus ansias y limitado por sus escasas opciones, Gabriel se enrollará, sin querer queriendo, en los planes de una rebelión para descifrar enigmas, liberar supuestos dioses y desafiar la autoridad militar con el objetivo de conquistar toda una ciudad. A cambio, por supuesto, recibirá su anhelo más grande: romper con la cuarentena.
¿Valdrá la pena pagar el precio?
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Flacas expectativas
Trato de explicarle a Manuel lo que sucedió en mi habitación la noche anterior, y él se toma todo lo ocurrido como si fuera el fin del mundo. Es decir, piensa que las gemelas en realidad planean algo muy grave y que quizás sus intenciones tengan mucha relación con los atentados suicidas. Ahora mismo mi buzón de WhatsApp recibe uno de sus nuevos y quisquillosos mensajes a través de la pantalla rota de mi teléfono:
Flaco**:** Ten cuidado Gabriel, si fuera tú ya hubiera denunciado todo lo ocurrido a las autoridades. Es que es muy extraño que dos chavalas estallen la pared de tu habitación y que, además, intenten matarte.
Vale, Manuel es un poco exagerado, y ya hasta se parece a mi madre. Quizás no debí contarle nada y obviarme lo de amigos inseparables para las situaciones que tengan que ver con riesgos y hermanas locas.
Yo: Vamos Manuel, no creo que sea nada grave. Son solo chicas que quizás intentan entretenerse y ya. Estar todo el día encerrado vuelve loco a cualquiera. Pero como tú eres flojo...
Ahora que lo pienso bien... ¿Los flojos son perezosos hasta para bañarse? Vale, no me atrevo a preguntárselo a Manuel.
Flaco: Ajá, ¿y estás seguro de que esa diversión no terminará mandándote a la tumba? Chaval, eres un idiota si piensas que ellas terminarán metiéndote en lo que sea que están planeando. Es mejor que le digas a tu mamá, o no me perdonaré que algún día de estos aparezcas en el diario criminal de las noticias.
Yo: Oh, ante ustedes, el señor de los amigos. JAJAJA. Vale, ¿puedo decirte mamá? Ojalá no se te ocurra decirle. ¡En serio! O tendré que matarte :-/
Flaco: Lo haré si de tu vida se trata. Amigo, esto es serio, muy serio para ser honestos. ¿No has hecho nada con el hoyo? ¿Y si a tu mamá se le ocurre limpiar tu habitación y de pronto lo descubre? ¡Estamos hablando de un maldito hueco en la pared!
Yo: Un maldito hueco que ahora mismo estoy viendo, o más bien, la estoy viendo. Le he puesto un afiche de Scarlett J para cubrirlo de mi madre. Asha me lo regaló. Y no, ¡Ni si te ocurra decirle a mi madre! Si lo haces terminarás con nuestra amistad.
Flaco: ¿Asha? ¡No me digas que es una de las gemelas!
Yo: Sí, y la otra se llama Brilla y es muy dulce, pero no sé, Asha es más candente y tiene un movimiento en la cintura que me vuelve loco. Además, es muy hermosa cuando de matarte se trata.
Flaco: ¡Estás loco! ¿Y han vuelto a invadir tu habitación?
Yo: No, pero ojalá vuelvan a hacerlo.
Cuento cada segundo en mi cabeza esperando su regreso. Quiero ver cómo las venas brotan del cuello de Asha al amenazarme. Mi alma es de ella, o sea, yo ni siquiera tenía una y de pronto ya le pertenece a alguien. Y Brilla, ¿cómo no amar su sentido del humor? Quizás ella no sea tan sagaz, pero al menos defiende a los inocentes.
Miro más allá del teléfono y respiro al ver el afiche. Se ha mantenido quieto por un día, aunque quisiera que al fin se moviera para mostrar a las gemelas, vestidas de negro y con ganas de matarme, aunque no puedan hacerlo.
Flaco: Okay, entonces escríbeme cuando no estés pensando en doble, y ya sabes a qué me refiero. Me largo a ver Dragon Ball Z. Espero que no te maten un día de estos.
¡Manuel es un payaso! Miren que hablar de esa forma. Sus bromas siempre sacan risas y risas. Quizás sea flaco, y flojo, y un tanto melodramático, pero vale, es un chaval fantástico.
Yo: Ay flaco, tú siempre con tus bromas. No tienes nada de que preocuparte, me irá muy bien con las gemelas. Solo les sigo el juego y al final termino descifrando lo que sea que estén planeando. Ese es mi objetivo. ¡Descubrirlo!
Manuel ve el mensaje, pero el muy tonto me deja en visto. Ya, quizás se haya enojado, pero no tengo tiempo de hablar del flaco ahora. Ignoro mi celular y me concentro en la pared, con ambas manos en el corazón, con los dedos de los pies torciéndose en la angustia y con los ojos a punto de salir de mis cuencas. Vuelvo a mirar la pantalla rota de mi teléfono, ¡Manuel se niega a responderme! Está bien, algún día me escribirá, al igual que algún día Asha y Brilla volverán a entrar a mi habitación.