Zulema de la Puente, tiene 25 años, y en poco tiempo ha sufrido una serie de desgracias que cambiaron su mundo, su padre murió, su madre está muy enferma, fue despedida de la compañía en que estaba desarrollando una carrera exitosa y su prometido Javier Belmonte canceló su compromiso.
Ahogada en los problemas, una noche bebió más de la cuenta, y para vengarse de su prometido durmió con su tío, Mathias Belmonte, un frío, pero apuesto hombre de 35 años, dueño de una de las más importantes fortunas del país.
¿Será Mathias un problema más grande para Zulema o será su Salvador?
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19. Estoy de acuerdo
Elena avanzaba por el aeropuerto con su cartera en mano y mirando los mensajes de su celular, teniendo una cantidad asombrosa de mensajes de su padre, sobre su irresponsable comportamiento y el desplante que le ha hecho a Gerardo Delgado.
En los mensajes su padre también le decía, que hablarían seriamente cuando llegara al país, era agotador todo eso con su padre, se preguntaba ella misma porqué no había tenido el valor de irse de esa mansión, tan hermosa, grande y exquisita, pero que le hace sentir tan vacía; su hermano Matías se mudó el mismo día que fue a la universidad, regresó un año después de la muerte de Fabiola, y nuevamente se volvió a marchar.
Ella debió haber hecho lo mismo hace tiempo, pero había algo que su padre siempre controlaba de ella, y pese a que su hermano Mathías le había brindado su apoyo si quería irse, no había encontrado la fuerza o la razón suficiente para rebelarse, hasta que escapó y tomó ese vuelo; se sentía una libertad única, una sensación extraña de libertad sin cadenas.
- “Hola, preciosa nos volvemos a encontrar”, le dice el sujeto extraño que estaba en la misma fila de asientos en el avión.
Elena lo ignora y sigue avanzando, de pronto el sujeto la abraza desde atrás y le pone algo punzante a un costado de su cintura.
- “Mira perr@, no hagas algo estúpido o te mueres, camina de frente nos vamos a largar, haz todo lo que te diga si quieres seguir viva”, susurró el sujeto en la oreja de Elena, la situación le hacía sentir asqueada.
Carlos estaba empujando el carrito portaequipajes cuando vio la escena, pudo reconocer a la mujer que había viajado sentada a su lado, era imposible de no reconocer y menos de olvidar; y el molesto sujeto que viajó con ellos en la misma fila, era obvio que no se conocían, por lo que esa cercanía no podía significar algo consensuado, iba a correr a ayudar a Elena, cuando la vio golpear de manera intempestiva al sujeto, dejandolo derribado en el suelo; los agentes de seguridad se acercaron rapidamente; Carlos sonrió esa mujer sabía como defenderse.
Por otro lado, Zulema está mirando con sorpresa a Mathías, ese hombre le provocaba sensaciones que no había sentido antes, sus caricias no se sentían impuestas, y sus besos eran una entrega mutua de emociones, sensaciones y otras cosas más. El silencio de Zulema aterraba a Mathías, tal vez la había asustado y en lugar de acercarla, la iba a alejar más, y detestaría que eso sucediera.
- “Tengo muchos problemas que debo solucionar, y en verdad quiero que la campaña del nuevo producto sea un éxito, siento que si intentamos algo antes de eso y la gente se entera, creerán que mi trabajo se debe a que salgo con usted. No voy a negar que me gusta, pero me encantaría que lleguemos a un acuerdo, si la campaña es un éxito, empecemos algo, no sé aún que, pero empecemos, es lo único que le puedo ofrecer ahora, y no sé si estará de acuerdo con esperar eso”, dijo Zulema nerviosa apretando sus propias manos.
- “Estoy de acuerdo, con una condición, que sellemos el trato con un beso, para poder esperar el tiempo que hace falta”, manifestó Mathías desabrochando su cinturón para acercarse más a ella.
El corazón de Zulema se acelera y su piel se estremece, no sabía ni siquiera a qué es lo que se estaba metiendo, solo asintió con timidez, y se inclina ligeramente hacia él, sin dejar de mirarlo; él coloca el brazo alrededor de su hombro, se inclina lentamente y la besa delicadamente mientras con su otra mano acaricia su mejilla; el beso se va intensificando poco a poco; hasta quedarse sin aliento, para luego separarse con una sonrisa. Eso fue el inicio de una espera que anhelaban que acabara pronto.
felicitaciones a la escritora sos muy buena