Luana Martínez es una joven de 23 años que ha dedicado su vida a la repostería, siguiendo los pasos de su madre en la pastelería familiar. A pesar de ser sociable y tener un fuerte vínculo con su hermano Mike, Luana es reservada y prefiere la tranquilidad de su hogar a las fiestas. Su vida da un giro inesperado cuando recibe una invitación a la fiesta de Logan Harris, un atractivo empresario de 27 años conocido por su vida social agitada y su carisma.
A medida que Luana se adentra en el mundo glamuroso de Logan, comienza a cuestionar sus propias limitaciones. Él, con su espíritu aventurero y despreocupado, es todo lo contrario a ella. A través de encuentros inesperados y conversaciones profundas, Luana se encuentra cada vez más atraída por su manera de ver la vida. Luana debe enfrentar sus miedos y abrirse a nuevas experiencias, mientras descubre que el amor puede florecer en los lugares más inesperados.
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Capítulo 2: La Tarde antes de la fiesta
Logan
El sol de la tarde se filtraba por las ventanas de mi oficina, inundando el espacio con un cálido resplandor dorado. La ciudad se extendía ante mí, un mar de edificios que se perdían en la lejanía, mientras revisaba por enésima vez la lista de invitados para la fiesta de inauguración de mi nuevo hotel.
Este día era crucial, no solo porque marcaba la culminación de un proyecto que había requerido años de esfuerzo y dedicación, sino también porque simbolizaba el inicio de una nueva etapa en mi vida. La mezcla de emoción y nervios me inundaba, creando una sensación de euforia y ansiedad.
Un golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos.
— Adelante — dije, sin apartar la vista del teléfono.
La puerta se abrió y Gael, mi primo y mejor amigo, entró con una sonrisa traviesa, seguido de Talia, mi amiga de toda la vida. Ambos parecían tener una energía contagiosa.
— ¿Listo para la celebración? — preguntó Gael, con un tono burlón.
— Más que listo — respondí, intentando ocultar la tensión que aún sentía.
— Eso espero. — dijo Gael, con una sonrisa pícara. — ¿Todo en orden con los preparativos?
— Todo está bajo control. El hotel está listo, la fiesta organizada, la comida preparada y la música contratada. No debería haber sorpresas — respondí, sintiéndome cada vez más seguro.
— Me alegra escuchar eso — intervino Talia, sonriendo. — Aunque tengo una pequeña inquietud.
— ¿Qué pasa? — pregunté, alzando una ceja.
— Solo quiero que todo salga bien. — dijo, con un tono de voz decidida. — Pero sé que lo harás perfecto.
— Estoy seguro de que sí — respondí, tratando de transmitir confianza. — Es un día importante.
— Y también emocionante. — añadió Gael, mirando la lista de invitados en mi teléfono. — ¿Cuántos se esperan?
— Unos trescientos — dije, sintiéndome satisfecho. — Todos los que importan.
La conversación continuó entre bromas y risas. Talia estaba especialmente entusiasmada con la idea de la fiesta, y Gael no dejaba de hacer comentarios sarcásticos sobre lo que podría suceder esa noche.
— ¡Espero que no te pongas a bailar en la pista como la última vez! — bromeó Gael, riendo.
— ¡No prometo nada! — respondí, sonriendo. — Pero me aseguraré de que todo salga bien.
Mientras la charla continuaba, David, mi hermano menor, entró con una expresión pensativa en su rostro.
— ¿Qué pasa, David? — pregunté, notando que parecía algo distraído.
— Solo estaba pensando en el proyecto que tenemos en la universidad. — dijo, rascándose la cabeza. — Necesitamos hacer una presentación la próxima semana y no estoy seguro de cómo abordarlo.
— ¿Ya tienen el tema? — pregunté, inclinado a ayudar.
— Sí, es sobre estrategias de marketing para pequeñas empresas. Pero me gustaría que me dieras tu opinión sobre algunas ideas. — respondió, con una mirada de esperanza.
— Claro, ¿por qué no me cuentas lo que tienes en mente? — le dije, sintiendo que era un buen momento para desconectar un poco de la presión de la fiesta.
David comenzó a desarrollar sus ideas, y me di cuenta de lo apasionado que estaba acerca del proyecto. Habló sobre su enfoque en redes sociales y cómo algunas pequeñas empresas habían tenido éxito utilizando plataformas digitales.
— Eso suena interesante — le dije, asintiendo. — La clave es saber cómo conectar con tu audiencia. Tal vez podrías incluir ejemplos de empresas locales que lo hayan logrado.
— ¡Esa es una gran idea! — exclamó, iluminándose. — Podría investigar algunos casos de éxito. Gracias, hermano.
A medida que hablábamos, me sentí satisfecho al verlo más animado. Siempre había tenido una buena relación con David, y momentos como este me recordaban lo importante que era apoyarnos mutuamente.
— ¿Te gustaría que te ayudara a preparar la presentación? — ofrecí.
— Sería genial. — respondió, sonriendo. — No quiero que esto me agobie.
Mientras la conversación continuaba, Gael y Talia se unieron a nosotros, trayendo de vuelta la energía ligera de antes. Ambos comenzaron a hacer bromas sobre la presentación y las posibilidades de que David se pusiera nervioso.
— Solo asegúrate de no hablar tan rápido como en la última exposición — le dijo Gael, riendo.
— ¡Cállate! — respondió David, riendo también. — No todos tienen tus dotes de orador.
Mientras reíamos, sentí que la tensión del día se desvanecía. Era un buen momento con amigos y familia, una pausa antes de la gran noche que se avecinaba. Las preocupaciones sobre la fiesta parecían más manejables en ese instante, rodeado de las personas que realmente importaban.