Besos amargos: Un matrimonio sin amor, un corazón sin libertad.
Emily hija del ceo más importante de Washington, es obligada por su padre, quién siempre la obliga a hacer lo que el quiere a casarse con Liam, heredero de la gran prestigiosa y adinerada familia Johnson.
Liam heredero de la gran familia Johnson. Desde niño ha crecido bajo las sombras de su frío padre quién solo se preocupa por el poder y la riqueza, inculcandole que lo más importante es el poder y las riquezas.
Sin embargo, todo eso cambiará cuando conozca a Emily.
¿Qué pasará cuando ambos contraigan matrimonio?
¿Se lograrán enamorar? ¿ o cada quién tomará caminos diferentes?
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Capítulo 11: La tensión creciente
Me desperté temprano en ese sábado, sintiendo la fatiga de la noche anterior. Tenía mi examen de francés ese día y estaba nerviosa.
Me levanté y me preparé para ir a la escuela, intentando sacudir la sensación de inquietud que me había quedado después de escuchar la conversación de mi padre la noche anterior.
Mi padre estaba en la cocina, tomando café. No me miró ni me habló, solo se limitó a gruñir un buenos días.
Me sentí ignorada y herida, como siempre. Mi padre nunca había sido muy afectuoso conmigo, pero después de la muerte de mi madre, se había vuelto aún más distante.
Salí de la casa y me dirigí a la escuela, intentando concentrarme en mi examen.
Mientras caminaba, pensé en Amanda y Arthur. ¿Qué estaba pasando entre ellos? ¿Por qué Amanda no me había dicho nada?
Llegué a la escuela y me senté en mi asiento, sacando mis notas y libros.
La profesora comenzó a explicar las instrucciones del examen y yo me concentré en entender.
Pero mi mente seguía vagando hacia la conversación de mi padre y la situación de Amanda y Arthur.
¿Qué secreto estaba escondiendo mi padre? ¿Qué estaba pasando en la casa de Amanda?
El examen comenzó y yo me sumergí en las preguntas, intentando responder lo mejor posible.
Pero no podía sacudir la sensación de que algo estaba mal.
Luego de dos horas, termine el examen. Estaba algo complejo, pero logré terminarlo a tiempo.
Al terminar el examen, Emily se dirige a la biblioteca de la escuela por un libro.
La biblioteca estaba vacía, ya que era sábado y no había clases ese día. Solo tenían clases los estudiantes que estaban inscritos en clases de francés.
Me dirigí a la sección de libros en francés y encontré uno que me gustaba. Al abrirlo encontré una nota adentro.
“¿Te gustaría practicar francés con alguien?”. Decía la nota.
Me sentí intrigada. ¿Quien había escrito eso?.
Mire alrededor, pero no había nadie en la biblioteca.
La nota tenía un número de teléfono.
Me pregunte si debería responder.
Pero justo cuando estaba a punto de decidir, recibí un mensaje de texto de María.
“ Emily, tu padre necesita que regreses urgentemente a la casa en 10 minutos ”
Guarde la nota en mi bolso, y puse el libro en su lugar para luego dirigirme a mi casa.
Al llegar a casa, mi padre estaba sentado en la sala de estar leyendo un documento de la empresa.
— Te estaba esperando. Dijo con una expresión seria
— ¿ Qué sucede?. Pregunté
—Está noche debes ir conmigo a la cena de negocios. Necesito que te veas radiante— dijo sacando una tarjeta de crédito de su billetera. — Ve a comprar ropa y al salón de belleza.
—Tengo suficiente ropa, no hay necesidad de comprar más.
—No me cuestiones Emily. Te quiero antes de las seis de la tarde aquí.
— Está bien, voy a cambiarme de ropa para salir de compras.
Llamé a Isabella para que me acompañará al centro comercial.
— Grandioso, estaré ahí en un rato. Dijo Isabella en llamada.
Dentro de un rato, llegó Isabella y en compañía de Emily se dirigieron al centro comercial.
Mientras tanto, en casa de Amanda...
Arthur se despertó temprano, sintiendo una mezcla de ansiedad y incertidumbre. No sabía qué esperar de Amanda después de la tensa noche anterior.
Se vistió rápidamente y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. Amanda ya estaba allí, sentada en la mesa, mirando su teléfono.
—Buenos días —dijo Arthur, intentando sonar amistoso.
Amanda respondió con un simple "hola" sin mirarlo.
Arthur se sintió incómodo. La tensión entre ellos era palpable.
Se sentó en la mesa y comenzó a comer su desayuno en silencio. Amanda se levantó y se fue a su habitación sin decir una palabra.
Arthur se quedó solo en la cocina, sintiendo la distancia entre ellos.
Se preguntó cómo podrían convivir en la misma casa durante un mes sin hablar.
La mañana se estiraba ante él, llena de incertidumbre.
Al rato, Amanda salió de su habitación. Estaba sentada en el sofá, mirando televisión cuando Arthur entró en la habitación.
Al salir de la habitación Iba vestido con un traje negro de tres piezas, con una camisa blanca de cuello alto y una corbata gris oscuro que resaltaba su cuello largo y fuerte. Su cabello oscuro estaba peinado hacia atrás, mostrando su frente despejada y sus ojos azules que parecían brillar en la luz de la habitación.
Llevaba un reloj de cuero negro en la muñeca y un anillo de plata en el dedo índice. Sus zapatos negros de cuero estaban pulidos a la perfección, y su aroma a colonia fresca y masculina llenaba la habitación.
Amanda se sintió irritada al verlo. ¿Por qué tenía que ser tan perfecto? ¿Por qué tenía que hacer que ella se sintiera inferior?
—¿Dónde vas?, preguntó Amanda, con un tono desagradable.
Arthur se encogió de hombros.
—No es asunto tuyo. respondió, sin mirarla.
Amanda se enfureció. ¿Cómo se atrevía a tratarla de esa manera?
—Claro que no, dijo, con sarcasmo. Nunca es asunto mío, ¿verdad?"
Arthur se detuvo en la puerta y se volvió hacia ella.
—Amanda, no tienes derecho a preguntar, dijo, con una mirada fría.
Amanda se levantó del sofá, su rostro enrojecido de ira.
—¡Sal de aquí!, gritó.
Arthur sonrió y se fue, dejando a Amanda sola y enfurecida.