Sinopsis:
En una ciudad donde los sueños y los secretos se entrelazan, dos hombres se encuentran en un camino lleno de amor, traición y autodescubrimiento. Tras un encuentro inesperado, Alex, un fotógrafo con miedo a vincularse, y Javier, un apasionado activista, son arrastrados a una intensa relación que desafía sus creencias, sus pasados y su propia identidad. Rodeados de amigos leales pero con problemas propios, y la presión de una sociedad que a menudo no entiende su amor, ambos deberán enfrentarse a sus demonios internos y decidir si están dispuestos a luchar por lo que realmente quieren.
NovelToon tiene autorización de D.Winters para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 20: EPÍLOGO **Bajo el Mismo Cielo**
El tiempo había pasado desde aquella noche memorable en el bar, donde Alex y Javier finalmente se habían atrevido a vivir su amor sin reservas. Habían dado un paso monumental, no solo hacia su propia aceptación, sino también hacia la creación de un nuevo mundo en el que su amor se expresaba libremente, sin miedo al juicio. Sin embargo, este nuevo camino no estuvo exento de desafíos. El mundo exterior, con su complejidad y a veces su hostilidad, continuaba latiendo a su alrededor, pero ellos estaban decididos a enfrentarlo juntos.
Era un hermoso día de primavera y Alex y Javier planeaban un picnic en el parque que solían visitar cuando aún se escondían detrás de las sombras de su amistad. Entre risas y anécdotas, habían decidido que ese lugar era perfecto para celebrar la vida y su amor, en un espacio donde todo comenzó para ellos.
El parque estaba rebosante de vida. Las flores florecían en una explosión de colores, y los árboles danzaban suavemente al ritmo del viento. Mientras Javier extendía una manta a la sombra de un roble, Alex se encargó de sacar los bocadillos que habían preparado juntos: sándwiches, frutas frescas y una botella de vino. Todo estaba listo para disfrutar de una tarde perfecta.
“Es un día maravilloso” dijo Alex, mientras se sentaba y se estiraba sobre la manta con una sonrisa radiante. “No puedo creer lo lejos que hemos llegado”.
Javier se unió a él, mirando a los niños que corrían y jugaban en el césped. “Parece que fue ayer cuando temíamos salir a la luz. Ahora miramos al futuro con optimismo”, reflexionó, sintiendo una profunda conexión en el aire.
Sin embargo, los ecos de la realidad pronto hicieron su aparición. Diez días después de hacer pública su relación, Alex había recibido un mensaje anónimo en su teléfono, lleno de insultos y odio. Sin embargo, en lugar de permitir que eso lo desanimara, lo trasladó a una conversación profunda con Javier sobre cómo lidiar con la adversidad.
“Podemos dejar que esto nos afecte, o podemos usarlo como combustible para luchar aún más por lo que creemos”, argumentó Javier. “No estamos solos, tenemos a nuestros amigos y a nuestras familias. La mayoría nos apoya; no dejes que una voz malintencionada te haga dudar”.
Durante ese día de picnic, compartieron algunos de esos momentos de vulnerabilidad. Un empujón inicial hacia el conflicto había sido doloroso, pero también los había unido de una manera que no habrían imaginado. Al hablar sobre sus inseguridades, comprendieron que su amor era más fuerte que los ataques externos, y esa fortaleza se reflejaba en la alegría vivida en su día a día, por pequeño que fuera.
El tiempo transcurrió y la risa nos llenaba el corazón mientras disfrutaban de su preparado. El acto de comer juntos, conversación tras conversación, les brindaba la oportunidad de profundizar en su conexión emocional. Sin embargo, un nuevo reto acechaba en el horizonte: la presión social y familiar. Aunque sus amigos habían sido comprensivos, la familia de Javier, en particular, tuvo dificultades para aceptar su relación, todavía atrapada en visiones del pasado.
Un día, Javier regresó a casa después de ver a su familia. Entró con una expresión sombría que rápidamente notó Alex. “¿Qué pasó?” preguntó Alex, dejando el libro que estaba leyendo a un lado y acercándose a él.
“Mis padres me dijeron que no tenían miedo de perderme, sino miedo de que este ‘capricho’ me alejara del futuro que habían imaginado para mí”, respondió Javier, su voz quebrantada por la frustración y la tristeza.
Alex sintió un nudo en el estómago. Aquellos momentos de rechazo ardían en lo profundo de cada individuo que había pasado por una experiencia parecida. “Amor, recuerda que no puedes esperar que todos entiendan de inmediato. Cambiar la mente de las personas lleva tiempo. Solo debemos seguir siendo quienes somos. Eso es lo que hemos aprendido, ¿no?”.
Apoyé su mano en la espalda de Javier, intentando transmitirle apoyo y comprensión en aquel momento de vulnerabilidad. “Estoy aquí contigo. Lo enfrentaremos juntos, como siempre lo hemos hecho. Tal vez esto sea solo otra batalla en nuestro camino, pero no estamos solos. ¡Y nunca lo estaremos!”.
Mientras hablaban, un silencio profundo se apoderó de la habitación. Ambos sintieron el peso del mundo exterior, pero también la fuerza que emanaba de su amor. Así fue como decidieron apoyarse mutuamente mientras intentaban acercar a Javier a su familia, compartir su realidad y mostrarles el amor genuino que existía entre ellos.
Pasaron los meses y, aunque encontraron desafíos en el camino, también celebraron pequeñas victorias. La influencia de Mateo y su propio viaje también ayudó a suavizar la situación, permitiendo que la familia de Javier comenzara a abrirse lentamente hacia la idea de que su hijo tenía derecho a amar y ser amado.
Una tarde, Javier llegó a casa carente de energía, pero con una noticia. “Mis padres se ofrecieron a venir a conocer a tus padres. Quieren entender mejor nuestra relación”, afirmó con un brillo un poco renovado en sus ojos.
“¡Eso es increíble! Es un gran paso hacia adelante”, exclamó Alex, abrazando a Javier con fuerza. “Pasen lo que pasen, solo tenemos que ser nosotros mismos”.
El encuentro se llevó a cabo en la casa de Alex, donde sus familias se sentaron en la mesa, nerviosas y expectantes. Durante la cena, las conversaciones comenzaron a fluir tímidamente, pero la importancia de ese momento trascendía las palabras. Javier y Alex se miraban de manera significativa, alentándose mutuamente a mantener la calma y ser auténticos.
A medida que la noche avanzaba, se compartieron risas y anécdotas familiares, y, poco a poco, la tensión comenzó a disolverse. La conversación se movía desde anécdotas sobre la infancia hasta historias sobre sus sueños individuales y en pareja. Sus familias comenzaron a mostrar interés genuino y, hacia el final de la noche, hubo una chispa de luz que brilló entre ellos.
Cuando se despidieron, Javier y Alex sintieron algo que había cambiado, un claro indicio de que su amor estaba dejando una huella imborrable en las personas a su alrededor. Esa noche, ambos se sintieron más cerca que nunca, y sintieron cómo la esperanza comenzaba a abrirse camino en sus corazones.
Al día siguiente, decidieron qué hacer para celebrar esos pequeños logros. “Vamos a recordar lo lejos que hemos llegado, amor”, le dijo Javier a Alex mientras se miraban a los ojos, sintiendo cómo sus corazones latían a un mismo ritmo.
Los días se convirtieron en meses, su amor floreciendo abiertamente bajo el mismo cielo, bronceado por la luz del sol y, a veces, bañado por la lluvia de las adversidades. Se convirtieron en un faro de inspiración, no solo para ellos mismos, sino para sus amigos y familiares, convirtiendo lo que una vez fue un amor oculto en una historia de valentía, autenticidad y triunfos.
Ambos continúan enfrentando nuevos desafíos, bregando juntos a través de la vida: nuevos trabajos, mudanzas, sueños, esperanza y amor. En cada momento compartido, reforzaban su compromiso de ser un equipo, sus manos entrelazadas, descendiendo por caminos que a menudo son inciertos, pero que juntos se volvieron brillante y plenos.
Al final del día, Alex y Javier miraron hacia el cielo estrellado, donde reconocieron que cada estrella era como una oportunidad: luces que guiaban su camino hacia un futuro lleno de amor y posibilidades. Y, bajo ese mismo cielo, se dieron cuenta de que no sólo vivían juntos, sino que avanzaban codo con codo, como en un hermoso vals, marcando el inicio de una historia que restablecía los lazos de amor en un mundo que a veces parece quebrantarse.
“Siempre estaré aquí contigo”, murmuró Javier, mirando a Alex a los ojos, mientras se fundieron en un abrazo que encapsulaba la promesa de un futuro juntos, bajo el mismo cielo, coraje y amor en el corazón.
El Amor entre personas del mismo sexo, sean hombres o mujeres, siempre ha sido muy criticado y mal visto,. Pero también hay quienes como ALEX Y JAVIER a pesar de sus miedos y certeza de que su Amor, no sería fácil de entender, tanto para sus familias como para amigos.
La vulnerabilidad de ambos, fue su centro y en base a eso lograron aceptar que lo más importante era estar juntos en todo y para todo.
AUTOR@ te FELICITO, he leído historias como esta pero en ninguna sea hablado de la aceptación personal. Gracias por compartir tu talento, inspiración y trabajo,, creo que es la primera historia de tu creación qué he encontrado, espero poder leer mas de tu inspirado talento!!!