En Busca De La Felicidad

Marcus se había sonrojado al notar el busto de la joven, sabía perfectamente que ella lo estaba provocando con todo aquello y no se dejaría llevar.

_Espero que disfrute de la cena alteza, lo prepare con mis propias manos.

_Agradezco su esfuerzo, estoy seguro de que estará delicioso.

Ella sonríe y se retira del lugar, Marcus cierra la puerta y deja salir un suspiro. Esa mujer pudo dejarlo de aquella manera con solo algunos movimientos provocativos y una sonrisa coqueta, pero lo que más llamó su atención fue sus ojos. Ha luchado y visto a muchas personas en toda su vida, pero ninguna de ellas demostraba tanta frialdad como aquellos pequeños ojos. Ella lo estaba provocando, pero sus ojos dejaban en claro que aquello era una prueba.

Marcus sonríe y se dirige hasta la mesa para disfrutar de la cena.

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Amalia había terminado de cenar y se sentía aburrida en aquella habitación, por lo cual decidió salir a conocer los jardines del palacio.

Iba cantarolando una canción y observando las hermosas flores en el jardín.

_Todo es tan colorido. Esperaba encontrar algo diferente en este imperio.

Amalia continua caminando hasta que nota que alguien la está observando no muy lejos de aquel lugar. Ella disimula y observa alrededor para ver si consigo encontrar a la persona que se atreve a observarla.

_No esperaba encontrar a tan bella dama en este palacio.

Un hombre alto se aproxima y Amalia traga saliva al verlo. Sin duda era un hombre apuesto, tenía una piel bronceada, cuerpo alto y definido, una mandíbula marcada con una barba de algunos días. Ese hombre era la definición de masculinidad absoluta, Amalia lo observa de pies a cabeza sin disimular en ningún momento. Cuando observa sus ojos, esos ojos rojos como la sangre y atractivos como el rubí. Eso es algo que no se ve todos los días.

_No esperaba que alguien tan apuesto me estuviese vigilando desde lejos.

_Iba pasando y no pudo contenerme al verla, es usted la mujer más sensual y hermosa que haya visto en toda mi vida. Lo que ya dice mucho considerando mi edad.

_No me parece que sea tan viejo que dice, pero es bueno ver un hombre seguro al hablar sobre el cuerpo de una mujer, la mayoría solo esconde sus verdaderos intereses visuales con alagos falsos.

_No hago esto frecuentemente, pero usted me causa cierto interés.

Ambos permanecen observándose en todo momento. Amalia estaba intrigada con ese hombre, no pudo sentir su presencia hasta que fue muy tarde y ese olor que irradia de él la está volviendo loca. Es como si con solo tenerlo cerca sus instintos despertarán.

_Agradezco sus alagos apuesto caballero. Si me disculpa debo seguir mi camino.

Amalia no da tiempo de responder y voltea caminando en dirección a su habitación. El hombre permanece en el mismo lugar observando como ella se marcha sin siquiera decir su nombre.

_Todo indica que vamos a divertirnos en esta fiesta, Dregor.

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Amalia se lanza a su cama y observa el techo de la habitación, aquello ojos, aquel aroma, ese hombre será suyo a todo costó y tiene el momento perfecto para atraerlo hasta ella, la fiesta.

_Espero no seas casado, sería una pena no poder disfrutar de todo eso que ofreces.

Ella decide ir a molestar un poco a su hermano, deben tener un plan para acabar con aquellas bestias después del baile, además de advertir al emperador de Anjar, si aquellas bestias no consiguen atacar en la aldea podrían buscar alimentos en las aldeas cercanas, esas ya pertenecen al territorio de Anjar.

Al llegar golpea la puerta y espera una respuesta del otro lado. Marcus abre y al ver a su hermana hace una cara de fastidio y decepción.

_Pasa.

_Vaya cara que traes, ¿Tendrás compañía?

_No. ¿Qué te trae por aquí?

_Debemos tener un plan para detener a aquellas bestias y acabar con la persona que los está invocando. Sabes que al no poder atacar a la aldea buscarán alimentos en territorio de Anjar.

_Lo sé, mañana pediré una reunión privada con el emperador. Ahí le haremos saber sobre el posible peligro para los aldeanos en la frontera.

_Perfecto.

Amalia se dirige a la puerta, la conversación fue rápida. Siempre le gustó trabajar con Marcus, con algunas pocas palabras ellos consiguen entender el plan del otro y eso facilita las cosas.

_Te veo en la mañana. No te pases la noche pensando en las mujeres que dejaste atrás.

_Sabes perfectamente que no pierdo el tiempo con esas cosas.

_Como tu digas, sabes que ya podrías estar casado y con familia si no fueses tan adicto al trabajo.

_Tu no eres la persona indicada para decirme eso Amalia, tienes varios pretendientes atrás de ti, pero tienes miedo de asumir un compromiso serio con alguno de ellos.

_No tengo miedo.

_Ya ve a dormir Amalia, mañana tendremos mucho por organizar.

Amalia se retira sin responder. En parte es verdad, ella tiene miedo de no ser aceptada por lo que es, su madre tuvo suerte de encontrar un hombre que la ama por como es. Ella es agresiva y nada femenina, no sabe bordar o compartir rumores con las jóvenes de su edad en las fiestas de té, ella prefiere salir a realizar misiones y acabar con los criminales. Los hombres no desean una mujer así.

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Al amanecer Marcus ya había pedido una reunión con el emperador. Este acepto gustoso sacando un tiempo entre todas las cosas pendientes para la fiesta de esa noche.

_Espero hayan podido descansar.

_Debo decir que tiene un imperio precioso. Hemos descansado bien.

_Emperador, el motivo por el cual pedimos verlo es por algo que debe tratar urgentemente.

Amalia no era el tipo de persona que daba largas al asunto, prefería ser directa para encontrar una solución rápida.

_¿En qué puedo ayudarlos?

El emperador estaba un poco confundido, hasta donde sabe no tiene ningún problema con el reino de Luner, o no ha sabido de algún problema que se haya ocasionado en la frontera. El miedo lo domina por unos momentos al pensar que el príncipe estaba ahí para acabar con el tratado que tenían.