Una joven cae bajo los encantos de un hombre misterioso que resulta ser un vampiro. Ana Fridman de 17 años, que ni en sus mas alocados sueños imagino enamorarse y menos de su profesor y sin olvidar que es un Vampiro, ahora sabra lo que se siente y debe aceptar luchar por ese amor al no ser aprobada por la familia de el apuesto, frio y arrogante Lord Kim Liam y por la sociedad de que una joven se enamore de su profesor.
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Capitulo 22
CUMPLE DE PABLO
-Bien... Ya no te digo nada... Entiendo que lo ocultas... Si tus hermanos se enteran capaz lo cuelguen de las pelotas. Me dice Anto.
Suspiro nerviosa.
-Tu si que entiendes. Le digo.
-Si tiene un amigo... Qué me lo presente. Me dice Anto
- Estás hablando en serio. Le pregunto nerviosa.
-Si ... Necesito humedecer el biscocho. Me responde
-Ya no sigas... La...La... No quiero oír... Me voy a dormir. Le digo alterada, cuando me empieza hablar de su panadería.
-Una vez estaba tan caliente que me frote un pepino.
-Ya... No quiero oír. Le digo presionando las manos en mis oídos y me encierro en mi cuarto.
-La ducha de mano es confortable. Concluye al ver que cerré la puerta.
*Al día siguiente en la facultad.
-Vaya... Qué carita. Me saluda Mateo en la cafetería del campus.
-Casi no dormí... Necesito una buena dosis de esto. Le digo enseñando mi vaso de cafe.
-Te aviso que es el cumple de Pablo... Entre todos le haremos una cena en su honor... Unas pizzas a la parrilla... Estarán sus amigos... Nosotros y algunos compañeros de la facultad y de su unidad. Me dice.
-He. Le pregunto
-Se te olvidó que ingreso para ser oficial... Le va bien por cierto. Me dice.
-Ah... Se me había olvidado. Le respondo, la verdad ni me acordaba.
-Ya sabes... En mi departamento a las veinte y lleva para tomar. Me encarga de última.
La clase paso en un abrir y cerrar de ojos, la verdad no podía enfocarme pensando en Liam y que no lo ví en todo el día. Comí, algo de paso y me fui a cumplir con mi trabajo de asistente.
-Señorita Ana... El profesor dejo encargado que organice estos archivos... Estos documentos y que no olvide agendar las próximas conferencias. Me avisa la secretaria acomodando una montaña de cosas ante mi.
-Bien. Le respondo llevando a mi escritorio todos eso cómo podía.
"Creo que el pequeño pebete que almorcé no será suficiente", pensé al sentir que mis fuerzas para la concentración no estaban en su cien por ciento.
Paso el tiempo, me descontracturo estirando mis cuerpo y miro la hora.
"Chit", expreso al recordar la cena sorpresa para Pablo.
Salgo a las corridas dirigiéndome a cambiar.
-Al fin llegas. Me dice Anto acomodándose un arete de perla.
-Debo ir a la cena de Pablo... Es su cumple. Le aviso.
-Vamos juntas... Me invitaron. Me avisa.
-Ok. Le respondo tratando de colocarme el jean y una camiseta, desporro mi cabello y aplicó un poco de labial.
-Asi vas a ir... No, no. Me dice Anto que se mete en mi cuarto y empieza a lanzar remeras en mi cama hasta que elige una de tiras y brillo.
-Ten... Ponte está. Me dice pasandome.
-Ok. Le digo y me quito la remera poniéndome la musculosa.
-Perfecto... Ahora sí. Me dice mirándome de arriba a bajo.
-¿Qué tramas?. Le pregunto mirándola de lado.
-Nada... Solo te ayudo a vestirte... Si voy a ir para matar... Qué no descompajinemos. Me aclara, pero desconfío de su sinceridad.
Salimos tomando un móvil que nos llevó hasta el departamento de Mateo. Al llegar los vemos a los chicos debatiendo como prender el fuego para hacer las pizzas a la parrilla.
-Hay que poner más papel. Dijo Claudio.
-Para mi más carbon. Agrego Francisco.
-Debemos hechar gasolina. Dice Julio.
-Van a provocar un incendio. Les digo llamando su atención.
-Al fin llegan... La verdad es Pablo el que siempre hace el fuego. Aclara Mateo rascándose la cabeza como si se tratara de una formula difícil.
-Corranse. Dice Anto que pone la gaseosa en el centro, la envuelve de papel y les indica que cubran con carbón, retirá la gaseosa.
-Listo... Ahora prendan. Les indica.
-¿Dónde aprendiste?. Le pregunto siguiéndola a guardar la gaseosa.
-Sali con uno que era asador. Me dice murmurando.
-Ya que llegaron... Ocupense ustedes de hacer la masa para las pizzas. Nos indica Mateo.
-Nos viste cara de chef. Le digo.
-Dale. Me insiste.
-Eso nos pasa por llegar temprano. Se queja Anto.
-Aqui traje los ingredientes. Dice Karl dejando unas bolsas en la mesa.
-Dejame ver como hacer la masa. Dice Anto mirando en su celular.
Paso una hora ya estaba hecho el fuego y las masas cocinandose, le pusimos de todo para que sea bien ostentoso.
Llegaron los amigos de Pablo y al rato llegó el de uniforme.
-Pablo... Felicidades. Lo saluda Ana.
-Gracias ... Les dije que no quería nada. Dice serio.
-No seas así. Aparece Mateo abrazándolo. -Te volviste serio. Le dice entre risas.
-Te preparamos pizzas. Le anuncia Anto.
-Eso me gustaría probar. Le responde.
-Asi se habla. Le dice Claudio saludandolo.
Francisco lo abraza palmeandole la espalda seguido de Karl y Julio.
Todos toman su porción de pizza, ponen música fuerte, hablan todos a la vez.
-En que caso andan. Le pregunta en un momento Karl.
-Estamos investigando extraños decesos... Personas que aparecen sin una gota de sangre en el cuerpo con extrañas marcas en el cuerpo. Comenta y suspiro pesado teniendo una idea de que podría ser.
-Creemos que es un asesino serial... Por lo que cuando encontremos al maldito... Le daremos su merecido. Comento uno de los compañeros de Pablo.
-Porque no hablamos de otra cosa... Estamos comiendo. Les digo.
-Como siempre eres sensible... Qué ni se puede hablar de la sangre. Dice Pablo mirándome fijo.
-Lo dijiste... Ya se me quitó el apetito. Le digo fastidiada.
-Que apetito te va a quedar después de lo que te comiste ayer. Dice Anto por lo que me atoro con la gaseosa.
-Asi que tienes a alguien. Comenta Pablo con la mandíbula tensionada.
-No nos dijiste nada. Dice Mateo serio.
-No le hagan caso... Está tomando de mas. Respondo nerviosa con la voz ahogada.
-Y cómo explicas que escuche como quitaban el corcho de la botella. Dice Anto en doble sentido y la miro fijo.
-Debes presentarnos al susodicho. Dice Claudio que miro serio.
-Ya tranquilos chicos... Solo bromeaba. Dice Anto al notar que el ambiente se puso tenso.
-¿Qué les pareció la pizza?. Pregunto queriendo desviar el tema.
-Salio muy bien. Dicen en coro Julio y Karl.
-Vaya... Cómo se va la hora... Debo ir a descansar... Tengo clase mañana. Comento con la clara intensión de escapar de las preguntas de mis hermanos.
-Si... Yo también. Me apoya Anto.
-No... Aún debemos ir a la disco. Dice Francisco.
-Y por lo que se... Mañana no tenés clase temprano. Me dice Mateo.
-Si, tengo. Afirmó.
-Casi no nos vemos. Me dice Francisco.
Resopló tomando mi trago.
-Eso quiere decir que si. Vitorea Francisco por lo que todos nos encaminamos a la disco en caravana.
-Disculpa que se me escapó. Me susurra Anto.
-Mejor no sigas hablando. Le digo con la mandíbula tensa.
-Es que el alcohol me afloja la lengua. Me aclara.
-Si... Ya me di cuenta... Para que tomas. Le pregunto.
-Me equivoqué de vaso. Se escusa.
Llegamos a la disco una nueva que tenía poca iluminaciones, solo giraban luces de colores y en la parte del bar tenian una luz azul.
Todos se hicieron de un trago y se fueron a ocupar la pista para bailar, el ritmo era animado e invitaba que uno quiera mover el cuerpo.
Por mi parte me quedé parada alado de la barra a tomar un trago que era como un licuado casi sin alcohol.
-Que sorpresa verte. Escucho que me dicen y me giro viendo a Damián.
-Hola. Le digo casi sin respirar.
-Tranquila... No te voy hacer nada... Fui enviado para investigar a unos que no se saben comportar y nos están dejando en evidencia. Me comenta bebiendo su trago.
-Escuche que han encontrado muchas personas sin sangre y con marcas en el cuerpo. Le digo.
-A eso me refiero... Somos cautelosos en no dejar evidencia... Pero se ve que hay novatos que merecen una reprimenda. Me dice.
-Ana... Vamos a bailar. Aparece Anto. - Vaya... Me presentas me dice al ver a Damián.
-No querrás conocerlo. Le digo queriendo llevarla de ahí.
-No estoy disponible. Dice Damián señalando con su copa hacia un caballero alto de cabello negro y ojos verdes.
-Que lastima. Dice Anto y me la llevo a las arrastras de ante Damián ante que cambie de opinión.
-Ya debemos irnos. Aparece Karl junto a Julio serios.
-No... Si recién llegamos. Se queja Anto, pero ante una mirada de Karl ella suspira y disimular una sonrisa.
-Nos puede acompañar Ana. Les pregunta.
-En otro momento. Les dicen.
-¿Por qué?. Chilla Anto.
-Nuestro padre nos convoca. Le aclara Julio y veo que Anto cambio la cara.
-Nos vemos Ana. Me dijo despidiéndose sería.
-Vamos Ana. Aparece Pablo junto a los demás.
-¿Qué sucede?. Les pregunto al verles las caras.
-Debo regresar a mi unidad. Me dice Pablo.
-Y tu tienes clase. Me dice Mateo.
Se que algo paso para que se pongan todos así de tensos, por lo que me coloco a lado de Claudio para indagar.
-Puedes decirme que pasa en verdad. Le pregunto.
-Al parecer hallaron una chica en el baño, con los signos que comento Pablo. Me murmura por lo bajo.
-En la disco. Le pregunto y asiente.
-Nos vamos antes que lleguen las autoridades y nos retengan. Me murmura Claudio.
Al encaminarnos fuera de la disco veo que ingresan varios efectivos.
-Salimos a tiempo. Dice Mateo.
-Que loco. Expresa Francisco.
-En serio chicos... Me debo ir. Nos avisa Pablo despidiéndose.
-Miren quien esta aquí... Y por lo que veo trajo a sus perros con él. Aparece uno insultando a Pablo y a sus compañeros.
-Hector... No es lugar ni momento. Le aclara Pablo.
-Te da miedo que vean como limpio el pavimento contigo. Le dice mientras los diez que tenía atrás se estrujaban los nudillos.
-Hector... Ella tiene el anillo. Escucho que uno le señala hacia mi y automáticamente escondo mi mano.
-Y eso que. Dijo el tal Héctor.
-Quedate si quieres. Le dice el que señaló mi anillo retirándose y se alejo seguido por lo otros.
-Son unos cobardes. Murmuró molesto y decidió irse.
-¿Qué fue todo eso?. Pregunto Claudio.
-Vayan a casa. Ordena Pablo.
-Tu te quedas conmigo. Me dice Mateo.
-¡¿Qué?!...¿Quienes eran?. Le pregunto.
-Unos bravucones... Siempre les gusta hacer lío. Me comenta Pablo.
-Te echaron el ojo... Será mejor que no andes sola... Así que te acompaño a tu departamento. Me avisa Mateo.
Si eso te deja tranquilo. Le digo y asiente.
Mateo me acompaño hasta mi departamento.
Puedes descansar en el sofá. Le digo indicando que puede armarlo como camá.
-No tienes tele. Me pregunta.
-No... Casi no estoy... Para que lo querría... Y todo lo veo en la compu. Le aviso.
-Ya veo. Me dice.
-Ten... Aquí puedes ver lo que quieras. Le entrego mi compu.
-Me haces compañía. Me dice suspirando.
-¿Quién aquí es el mayor?. Me burló.
-Ya... Deja. Se hace el ofendido.
-Me cambio y regreso. Le aviso.
Ingreso a mi cuarto me busco mi conjunto deportivo para dormir y salgo a acomodarme a lado de Mateo en el sofá a ver una de sus series que le gusta.
-Hace mucho no compartimos así. Me dice.
-Si nos reunimos los viernes. Le recuerdo.
-Me refiero a que siempre antes teníamos nuestros momentos... Pero desde que cada uno tiene sus ocupaciones... Ya no tenemos. Me comenta.
-Es así... La vida cambia. Le respondo.
Permanecimos callados mirando la serie cuando me percató que se durmió, por lo que le cubro con la manta y apagó todo.
Me dirijo a mi cuarto suspirando pesado antes de quedarme dormida.
No sé cuánto paso cuando escucho un ruido y un grito por lo que salgo a ver y es Anto que llegaba, se había asustado con Mateo ahí durmiendo.
-Tarada... Me mataste del susto. Le digo a Anto.
-¿Qué hace él aqui?. Me pregunta señalando a Mateo que no le despertó el quilombo que armó ella.
-Esta durmiendo. Le digo.
-Eso ya lo veo. Dice rodeando los ojos y gestualizando.