Júlia Mendes se mudó a Nueva York después de la muerte de su madre, después de perder su trabajo, por pura suerte del destino, consigue uno como niñera en la casa del director general. Lincoln es uno de los más grandes CEO de todos los tiempos, después de la separación vive para la empresa y los encuentros casuales. ¿Podrá Júlia, una simple niñera, conquistar el corazón de hielo del director ejecutivo? ¿O el mujeriego CEO se ganará el corazón de oro de nuestra querida Júlia?
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Capítulo 07
En cuanto llegamos al hospital, llevaron a Liam inmediatamente a la clínica. Yo me quedé en el mostrador de recepción para registrarme.
Me siento en la sala de espera con Liana en mi regazo que ha llorado hasta quedarse dormida, maldita sea tienen hambre siento las lágrimas correr por mi cara cuando recuerdo las palabras de esa cretina, esa niñera entrometida, tiene razón Cindy y yo nos centramos solo en lo que podemos dar en bienes materiales que nos olvidamos de lo principal, el amor y el cariño de un padre y una madre.
Cojo el móvil e intento llamar a Cindy, pero no contesta, lo intento con mi madre y mis hermanas, sólo me dan buzón de voz, deben estar en algún evento, cierro los ojos, quiero gritar ya, pero no puedo despertar a Liana.
Mi móvil vibra, creo que es Cindy, pero sólo es Soraya, y contesto para poder despedirla.
Lincoln - Soraya me - digo en cuanto descuelgo, pero ella me interrumpe
Soraya - ¿Dónde estás? Estoy lista para la siguiente - dice y cierro los ojos sintiéndome como una mierda.
Lincoln - En el hospital con los niños
Soraya - ¿Cómo que el hospital está bien?
Lincoln - No me pasó nada Soraya, fue Liam.
Soraya - Oh, debe ser un niño que quiere atención. - dice que la odio, pero recuerdo que la otra parte de mí también diría eso, y pensar que yo le diría eso a mi hijo enfermo me hace odiarme aún más, y de nuevo me viene a la mente esa niñera.
Lincoln - Cuando llegue a casa no quiero verte allí, Soraya -le digo con firmeza.
Soraya - pero no hemos terminado de hacer lo que prometiste - dice socarronamente, haciendo que la odie.
Lincoln - Si llego y sigues ahí, te despido - digo y cuelgo el teléfono. Liana se retuerce en mi regazo.
Liana - Papá, quiero a la tía Julia - dice lloriqueando - ¿Dónde está mi hermano para llevárselo?
Lincoln- El médico lo está examinando, nos llamarán pronto y nos iremos a casa, ¿vale? - pregunto acariciándole la espalda. ¿Cómo voy a llamar a la cretina de la niñera si no tengo su número?
Liana- Tengo hambre papi, quiero a la tía ju- dice, haciendo que mi corazón salte unos latidos
Lincoln - Lo sé, amor, vamos a comer ahora, papá no sabe el número de la tía Julia.
Liana - Lo sé, papá - dice y empieza a cantar una cancioncita con números, que recién ahora me doy cuenta que es el número de Nanny Julia.
Lincoln - ¿Me lo repites Liana? - Pregunto emocionado Júlia lo repite y yo lo tecleo en mi móvil - ¿Cómo lo has sabido?
Liana - La tía Júlia me contó que cuando me asustaba, bastaba con teclear el número de la canción en el teléfono y pulsar el botón de vídeo - Mi hija dice, Júlia es más lista de lo que pensaba, no sólo es maleducada, también es lista.
Lincoln - Está bien, duerme un poco y papá hablará con la niñera Julia - digo mientras pulso el teléfono y nadie contesta.
Liana - Tengo hambre - dice lloriqueando - Liam también papi
- Lincoln - Papá te va a llevar a comer\, espera un momento. - Digo con desesperación
Júlia - ¿Hola? - Oigo que me llaman al móvil y se me acelera el corazón.
Lincoln - Julia yo - digo pero me interrumpen, ¿qué les pasa a estas mujeres que no esperan a que terminemos la frase?
Julia - ¿No tienes nada que hacer? ¿Me has llamado para ponerme la zancadilla y decirme que vas a mandar a la policía a por mí? ¿No te basta con que te haya abofeteado? - dice, interrumpiéndome, e inmediatamente odio a esa zorra.
Lincoln - Por Dios mujer - intento hablar pero ella me interrumpe de nuevo.
Júlia - Mira que ironía que un hombre que no cuida de sus hijos hable de Dios - Ella acusa, y lo peor es que tiene razón.
Lincoln - Maldita sea Julia, déjame hablar
Liana... Tengo hambre, papá", dice, empezando a lloriquear de nuevo.
Julia- ¿Cómo que son más de las nueve de la noche y Liana está despierta y hambrienta, Lincoln? ¿Por qué no le diste el mingal que toman antes de dormir? ¿Por qué llora? - dijo ella, repasando sus preguntas.
Lincoln - Liam él - digo y trago fuerte, el sentimiento de culpa es grande. Veo a un médico que viene hacia mí - Estamos en el hospital Julia, tenías razón, soy un padre terrible.
Julia - ¿Dónde están?- la voz de Julia sale entrecortada. Veo lo incompetente que fui al apartar a mis hijos de alguien que realmente se preocupaba por ellos, y ahora todos estamos sufriendo. Le doy la dirección y cuelgo el teléfono, justo cuando cuelgo, el médico se acerca.
Médico - Ha cogido un resfriado de los gordos, para evitar que evolucione a una neumonía, lo dejaremos en observación por hoy, además su fiebre está en cuarenta grados, y se torció el tobillo, lo hemos inmovilizado para una recuperación más rápida. Está despierto y le hemos puesto suero, pero si es posible, haga que tome una sopa caliente, la enfermera la traerá enseguida.
Liana - Quiero sopa - ella pide haciendo sonreír al médico, sin saber que no es porque le gusta comer, sino porque realmente tiene hambre.
Lincoln - Está bien, gracias doctor.
Médico - Tranquila, señorita Evans, también habrá sopa para usted - dice haciendo sonreír a Liana - Ah, por cierto, señor Evans, ¿me podría dar un autógrafo? Soy muy fanático de los modelos de sus coches, lástima que solo tenga uno, los médicos no ganamos todo eso.
Lincoln - No te preocupes, a partir de ahora tendrás otro. Deja tu dirección con mi secretaria Megan y te enviaré un coche, gracias - digo entregándole una tarjeta de presentación, él agradece, pero noto su lucha interna sobre si aceptar o no.
Médico - No es necesario, señor Evans, solo estoy haciendo mi trabajo, lo haría exactamente igual por cualquiera.
Lincoln - Lo sé, solo acéptalo como un regalo - digo finalizando el tema y entro en la habitación de Liam, que está despierto. Me acerco a su cama con Liana - Perdóname, hijo, no sabía que estaban solos.
Liam - ¿Dónde está tía Ju? - dice casi sin voz, el resfriado lo ha afectado rápido.
Lincoln - Ella ya viene, hijo, mientras tanto vamos a comer toda la sopa para que cuando llegue nos vea fuertes, ¿de acuerdo? - y para que no me denuncie como prometió, concluyo en mis pensamientos, quién sabe, esa Blanca Nieves puede ser muy loca. La enfermera entra con dos sopas en un carrito, Liam se sienta, pongo a Liana a su lado y los alimento a los dos, a pesar de saber que ya comen solos, no sé desde cuándo, pero...
Liana - Tía Ju dijo que los niños que no se comen todo, la nariz les crece más que la de Pinocho.
Liam - Y los ojos más grandes que los de un elfo, pero no sé qué es eso - dicen mientras comen. Respiro aliviado de que no les haya pasado algo peor.
Un huracán pequeño entra en la habitación justo cuando los niños terminan la sopa. Corre hacia ellos, ignorando por completo mi presencia, los abraza y noto que tiene los ojos rojos, lo que delata que ha llorado.
Julia - ¿Qué te pasó, mi príncipe? - Julia pregunta acariciando sus mejillas, en su rostro demuestra un amor tan genuino por los niños, es tan maternal que nunca antes había visto en mi madre, ni en Cindy, mucho menos en mi hermana, que aún no es madre.
Liam - Fui a jugar con la señora del jardín y empezó a llover, cuando volvía me caí y me lastimé el pie - Liam habla de forma afectada, otra cosa que he notado es que desde que Julia llegó, ellos han cambiado a alguien que aprecia tanto el cariño que hablan de forma más entrecortada y ella claramente lo encuentra tierno y los acaricia adorándolos, como Cindy y yo deberíamos estar haciendo.
Liana - Y yo llamé al papá que estaba en el cuarto con su amiga - Ups, Liana dice inocentemente sin darse cuenta de que acaba de lanzar a papá a la línea de fuego. Tanto que Julia me mira con una sonrisa cínica, siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo y siento que la muerte se acerca.
Julia - ¿Podemos ir allí al pasillo rápidamente? - ella dice mirándome, trago saliva y asiento con la cabeza.
Lincoln - Claro - digo saliendo de la habitación, ella le pide a los niños que se queden en la cama y que Liana tenga cuidado con el acceso de medicación de su hermano, y que no se levante de la cama. Me pregunto cómo puede hacer eso sin haber sido madre nunca. Tan pronto como cierra la puerta, siento una bofetada arder en mi cara, el sonido es tan fuerte que atrae miradas, ella no mira a quienes nos están observando, a diferencia de mí, que soy un hombre público, sonrío con odio en mi corazón.
Júlia – Me haces parecer una persona agresiva, violenta – dice entre dientes.
Lincoln – Tal vez lo seas, después de todo, ya es la tercera vez que me abofeteas – digo mirándola con la misma intensidad con la que ella me devuelve la mirada.
Júlia – Dejaste a los niños con hambre, Liam se lastimó tanto que estuvo cerca de ocurrir lo peor – Ella dice tragando saliva y veo una lágrima caer de sus ojos, los míos inmediatamente se vuelven rojos no por verla triste, sino por recordar cómo encontré a Liam caído con el pie hinchado bajo la lluvia. La llamo cretina, pero yo soy el cretino, tiene razón, soy un pésimo padre.
Lincoln – Pensé que Dora estaba en casa – Digo sabiendo que no justifica.
Júlia – Espero que hayas aprendido ahora que ningún dinero está por encima de tus hijos.
Lincoln – No estaba trabajando – digo haciéndola reír sin ganas.
Júlia – Olvidé que estabas en el cuarto con tu amiga – dice mirándome – Sé un hombre, Lincoln, esos niños merecen un padre y una madre, merecen todo el amor del mundo. Cuando salgamos de aquí, asegúrate de darles eso.
Lincoln – Enséñame – Pido, tragando saliva, ella me mira con curiosidad – No tuve nada de eso, María Julia, no sé qué es amar, nunca he amado a nadie en mi vida.
Júlia – No sé qué es tener un padre, Lincoln, nunca lo tuve, durante toda mi vida vi a mi madre ser usada sexualmente, muchas veces me hizo presenciar cómo sostenía sus vicios. Desde muy joven, eso fue lo que tuve como ejemplo, así que tampoco tuve una referencia de lo que es amar – Dice haciendo que trague saliva, pienso en lo que esta chica ha pasado, todavía soy un verdadero idiota con ella, a pesar de ser tan joven, siempre me ha desafiado, se ha enfrentado a mí, nunca se ha dejado intimidar por mi presencia o mi dinero, y me gusta mucho ese lado atrevido de ella.
Lincoln – Si has vivido todo eso, explícame cómo eres tan dulce con los niños. ¿Cómo no te has convertido en una drogadicta o una prostituta? – le pregunto y ella sonríe sin ganas.
Júlia – Porque nuestro destino lo creamos nosotros, Lincoln. No porque mi madre fuera una drogadicta o se vendiera, significa que yo deba hacer lo mismo – dice tragando saliva como si le doliera el tema, sé que debe doler – No tuve amor, y no por eso no sé amar. Quiero que esos niños tengan lo que yo no tuve.
Lincoln – Ayúdame a ser mejor para ellos, María Julia, solo no sé cómo hacerlo, solo no podré hacerlo – Pido, ella me mira en silencio y entra a la habitación, la gente alrededor parece ajena a nuestra conversación.
Quiero amar a mis hijos, quiero participar más en sus vidas, solo no sé por dónde empezar. Espero que aquel dicho de "más vale tarde que nunca" sirva para que pueda arreglar las cosas a tiempo. Tal vez conquiste más que el corazón de mis hijos.