A veces la vida nos juega una mala pasada y el mundo se derrumba bajos nuestros pies y cuando creemos que nada tiene solución; el destino nos sorprende y todo cambia a nuestro favor. Está es la historia de Martín, un chico que a pesar de haber sido el mejor de su clase, es expulsado del colegio y debe comenzar de cero en otra institución; A pesar de estar a prueba, logra superar todos sus temores y se enamora perdidamente de Rebeca, una joven que comparte la misma pasión que él por las motos y comparten sus mismos sueños y anhelos.
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Capítulo N°7
Martín al llegar al estacionamiento del colegio, mira para todos lados en busca de la chica misteriosa y se da cuenta que Rebeca aún no llegó, es la única que posee una moto de marca y de tan buena calidad. Está distraído mirando su reloj, cuando siente el rugir de un motor muy cerca suyo, se da vuelta y es ella. Él toma valor, suspira un par de veces y camina a paso firme en su dirección y espera a que ella apague la moto para comenzar a hablar.
⎯ Hola Rebeca.
⎯ Hola pervertido.⎯ lo saluda mientras se saca su casco y deja caer su pelo suelto en forma de cascada.
⎯ Quiero disculparme por lo de ayer y por lo de anoche, en realidad por todo.
⎯ No es necesario que te disculpes, pero mantente alejado de mí.
⎯ Realmente no sé porque hice lo que hice.
⎯ Creo que eso es mentira.⎯ lo mira desafiante.⎯ Te gusta molestar a las chicas, es por eso que me acosas.
⎯ Anoche solo quería pedirte la tarea y todo salió peor de lo que esperaba.⎯ se acerca lo suficiente para mirar sus bellos ojos.⎯ Lo lamento, no fue mi intención espiarte y mucho menos acosarte.
⎯ Dime ¿cómo conseguiste mi dirección?⎯ pregunta mientras guarda las llaves en la mochila y luego lo mira seriamente.⎯ ¿Acaso me estas siguiendo?
⎯ No, yo no te estoy siguiendo. No soy esa clase de persona.
⎯ ¿Entonces?
⎯ Fue gracias a Teodoro; pero no te enojes con él.⎯ súplica.⎯ Al principio le pregunté por los apuntes, pero me dijo que sus carpetas están incompletas y que tú eras la mejor alumna del todo el curso y me pasó tu dirección.⎯ contó una versión corta de los hechos omitiendo que en realidad siempre pensó en ella primero.⎯ Necesito ponerme al día. No puedo ser expulsado también de aquí o a mi madre le dará un infarto. Está es la última oportunidad que tengo de graduarme.⎯ confesó apenado.
⎯ De acuerdo, te prestaré mis apuntes.
⎯ Gracias.
⎯ Pero eso es todo, no seremos compañeros, ni amigos, ni nada. Solo dos personas que asisten al mismo curso y nada más.
⎯ Muy bien.
⎯ Espero no cruzarme contigo a cada rato.
⎯ Como quieras, intentaré no molestarte y por cierto me encanta tu moto.⎯ murmura para distender un poco el ambiente.
⎯ Gracias, fue un obsequio de cumpleaños.
⎯ ¿Te puedo preguntar algo?
⎯ ¿Tengo opción?⎯ responde mientras pone sus ojos en blancos.
⎯ No.
⎯ Bueno ¿qué quieres saber?
⎯ ¿Por qué ayer estabas vestida como sacada de una revista de moda antigua?
⎯ Porque tenía clase de teatro, sin embargo por tu culpa no pude audicionar para el papel y ahora tengo que esperar a que la protagonista se enferme o se quiebre una pierna para actuar.⎯ dice enfurecida.⎯ Así que mejor no me lo recuerdes. Esperé por meses audicionar para ser la protagonista de…”Una chica a la antigua”... de Louisa M. Alcott y todo se arruinó por tu beso.
⎯ Lo siento.
⎯ ¡Deja de disculparte!⎯ luego con voz baja comenta.⎯ O voy a creer que solo usas un disfraz de chico malo para conquistar a las chicas.
⎯ ¿Qué?
⎯ Nada.
Sin darse cuenta los dos entraron hablando muy animadamente al colegio, ella sentía que no era tan mal chico como aparentaba y le daría una oportunidad de conocerlo; pero por el momento lo haría sufrir y no le diría nada. Después de todo no pegó un solo ojo en toda la noche pensando en ese beso y en lo lindo que se veía del otro lado de la ventana.
⎯ Rebi… Rebeca. Te estoy hablando.
⎯ Perdón ¿qué decías?
⎯ Te decía que te devuelvo tu lugar, yo me sentaré en el fondo.
⎯ De acuerdo.
Martín tomó su lugar al final de la fila y de a ratos se entretenía observando como Rebeca jugaba con un mechón de su cabello, el cual era castaño oscuro pero tenía aclaradas las puntas en un rubio suave.
La primera hora fue de matemáticas, Martín estaba feliz porque no estaba tan atrasado y comprendía los temas a la perfección y en más de una oportunidad participó en clases, hasta que llegó la hora de química y no entendió ni una sola palabra. La profesora tuvo mucha paciencia en explicar, una y otra vez los ejercicios, hasta que se dio por vencida y se le ocurrió una idea.
⎯ Martín, ya sé lo que haré contigo. Te pondré un tutor o mejor dicho una tutora. A partir de ahora te sentaras con Rebeca y harán los trabajos en grupo.
⎯¡ Profesora, no me parece justo para el resto de los compañeros que el chico nuevo tenga tal beneficio!⎯ protesta la alumna
⎯¡Rebeca me sorprende que no quieras colaborar!
⎯ No es eso. Es que seguramente yo haré el trabajo y él se llevará la nota sin el menor esfuerzo.
⎯ No estoy de acuerdo, él demostró tener interés en la materia, así que estoy segura que solo será por un par de clases.⎯ responde la profesora.⎯ Así que no hablen más y unan sus bancos.
⎯¡Debe ser una broma!⎯ se quejaba la chica.⎯¡Ahora soy la niñera del nuevo!
⎯¡Vamos Rebeca, será divertido!⎯ Martín habla con una sonrisa de oreja a oreja.⎯ ¡No seas mala!
⎯ Dudo mucho que me divierta estando a tu lado.
La hora pasó sin mayores complicaciones y al cabo de unos minutos Martín entendía a la perfección el tema; pero con tal de seguir a lado de la muchacha, se equivocaba a propósito.
⎯ Creo que necesitaré clases particulares. No entiendo nada.⎯ dice frustrado borrando una vez más la hoja.
⎯ Conozco un buen profesor.⎯ propone Rebeca con una media sonrisa.⎯ Seguro puedo hablar con él para que te dé unas clases.
⎯ No tengo dinero para pagar a un profesor particular. Creo que mejor desapruebo.
⎯ Mira a pesar de que eres algo pervertido, me caes bien. Te acompañare a la casa de ese profesor y le pagaré un par de horas para que te explique.
⎯ Ya te dije que no tengo dinero.⎯ se apena y Rebeca se da cuenta.
⎯ No te voy a cobrar, en definitiva lo hago más por mí, que por ti. Es una forma de alejarte, así no tengo que estar pegada a ti en las clases de química.
⎯ De acuerdo.⎯ hora tendría que fingir un día o dos con ese hombre.
⎯ Te espero a la salida.
⎯ Muchas gracias.
⎯ De nada.
Rebeca mordía la punta de su lápiz negro, acomodaba su lentes que siempre se le caían y se sonreía con malicia sin dejar de mirar al pervertido que tenía a su lado. Ella se había dado cuenta que él era muy inteligente y solo quería jugar con ella. Ahora era ella la que se divertiría un rato con él.