No Debo Amar Al CEO

Roselin sentía su cuerpo pesado, estaba totalmente agotada, su día fue totalmente pesado, su único pensamiento era llegar a casa y dormir, ese era su plan hasta que los padres de Tiago la llamaron preguntando la razón de su ruptura con su hijo.

Tiago tenía tanta falta de actitud y valentía que ni siquiera le contó a sus padres la razón, ella ya no quería relacionarse con nada referente al tema, pero al menos podría llamar basura y escoria a Tiago frente a sus padres si les contaba.

Aunque después de quedar en reunirse con los padres de Tiago en un restaurante se sintió un poco mal, pues la madre de Tiago lloró al enterarse y estaba devastada, le pidió perdón a Roselin, sin embargo, la mujer se veía en peor estado que Roselin.

Después de consolar a la mujer pagaron la cuenta y Roselin se dirigió a su casa, además de saber que su compromiso terminó, también tenía en mente la estupidez que cometió el día anterior, la vida se la estaba poniendo muy difícil.

Roselin no quería volver a entrar en una relación tan mala, ella sabía que las cosas estaban mal, pero se aferró inútilmente al pasado y solamente salió lastimada.

El amor que Tiago le ofreció al principio fue dulce, Roselin se aferró a eso, a ese sentimiento cálido y palabras reconfortantes que dejaron de tener significado tiempo después de graduarse.

Lo que la hizo sentir peor fue el saber que la oración “Uno nunca termina de conocer a las personas” si era real, incluso ella se lamentó mucho de haberse enamorado de alguien tan arrogante y sin corazón, alguien que al final solo la desprecio y minimizó.

Tal vez fue lo mejor que le pudo haber pasado, ya que desde ese momento Roselin se planteó el no dejar que la pisotearan otra vez, no dejaría que otra persona jugará libremente con su corazón o quisiera pasar sobre ella.

Repentinamente, apareció el recuerdo de aquel hombre con el que pasó la noche, era un hombre muy guapo, sin embargo, Roselin ni siquiera sabía porque aparecía en su mente de la nada, bueno, ya no era importante.

Al llegar a su casa, Roselin no dudo en tomar un largo baño y ponerse el pijama más cómodo que vio, miró un par de minutos el techo de su habitación mientras estaba en su cama hasta que el sueño la venció.

Al despertar en la mañana siguiente comenzó a alistarse para ir a trabajar, el día estaba fresco y tranquilo, cuando preparo una taza de café comenzaron a tocar el timbre.

—¿Quién vendría tan temprano?

Roselin dejó su taza de café a un lado y fue a abrir la puerta, no pudo evitar arruinar su buen humor ver el rostro de Tiago tan temprano en la mañana.

—¿Qué quieres?

—¿Por qué hablaste con mis padres?

—Quise hacerlo, además ellos me llamaron primero, no es mi problema que tú no puedas afrontar tus propios problemas, ni siquiera les diste una explicación, ahora si me disculpas tomaré mi café para trabajar.

Roselin iba a cerrar la puerta, pero fue detenida por la mano de Tiago.

—No es mi culpa que estés dolida porque te deje, no vuelvas a meterle ideas a mis padres.

El rostro de Roselin cambió a uno que mostraba mucho desagrado, definitivamente Tiago arruinó su humor totalmente.

—No le metí ideas a nadie, solo dije la verdad, no estoy dolida, te odio que es algo totalmente diferente, me pusiste el cuerno y se lo conté a tus padres, lárgate de mi casa y no quiero volver a verte jamás en mi vida.

—Por favor, tú y yo sabemos que me amas, deja de exagerar tanto, prometo que no volverá a pasar, sabes bien que te quiero.

—Creo que llegaste a malinterpretar algo, no eres tan importante o indispensable para mí y mucho menos para mi vida. No quiero que vuelvas a decir tal estupidez, además es estúpido pensar que me serás fiel cuando ni siquiera te sientes culpable por lo que hiciste antes.

Roselin cerró la puerta en el rostro de Tiago, este estaba estupefacto, sin embargo, unos minutos después reaccionó y se fue. Roselin miró la taza de café sobre la mesa y tiro el contenido.

—Está frío y sucio.

Roselin se sentía enojada, sin embargo, terminó de prepararse para ir a trabajar, desayuno solo un poco y fue a su oficina.

Al llegar a la empresa notó que había mucho desorden y un gran alboroto, pero era muy normal, ese día se reunirían los inversionistas e irían nuevos inversionistas e inversionistas potenciales.

Era una reunión sencilla, pero el trabajo era un poco más pesado de lo normal, mientras la empresa era un caos Roselin fue a su oficina para terminar todo el trabajo pendiente. Quería terminar temprano para poder regresar antes y dormir un poco más, tal vez era por el estrés, pero su cuerpo todavía se sentía pesado y se sentía muy cansada, aunque también quería distraerse un poco con el trabajo, era mejor eso a ir a un bar otra vez a hacer el ridículo.

Su jefe llegó un tanto alegre, era un hombre entre los treinta y los treinta y cinco años, por fuera parecía un hombre tranquilo, sin preocupaciones y hasta un poco irresponsable, pero era alguien severo y muy serio con todo lo relacionado con el trabajo. Muchos anhelaban trabajar en el puesto de su asistente personal, pero solamente Roselin logró llenar todas las expectativas, aunque no se sentía orgullosa, ya que tenía un pequeño trastorno compulsivo. Es decir, en su día a día dejaba las cosas en los mismos lugares, al empezar a hacer algo no se calmaba hasta terminarlo y no solo con terminar y ya, debía quedar perfecto o al menos bien.

Esta razón fue la principal para que la gente contrataran, pues, su jefe era muy exigente y en algunas ocasiones solo Roselin podía soportar tanta presión.

Roselin continuó trabajado y por su mente pasaron muchos pensamientos, su vida cambió mucho en poco tiempo, ya estaba cansada de su mala racha, pero ahora estaba en un punto en el que no sabía que más le podía pasar.