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La Niña Del Capo

La Niña Del Capo

Status: Terminada
Genre:BDSM / Diferencia de edad / Dominación / Mafia / Completas
Popularitas:1.8M
Nilai: 4.8
nombre de autor: Yesenia Stefany Bello González

Stefano Messina es el nuevo Capo de la ´Ndrangueta, un cargo que nunca pensó que tendría. Para seguir siendo el jefe debe cumplir las reglas que le ha impuesto su hermano, siendo la más importante mantenerse alejado de Inés Guzmán. La dueña de sus fantasías más perversas.
¿Podrá hacerlo o caerá ante la dulzura de la única mujer que no puede tener?

NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Tabú

Stefano

–¿Cuánto nos debía? –pregunta mi hermano a través del teléfono.

–Diez mil dólares.

Se ríe. –Esto no lo hiciste por el dinero.

–No –contesto.

–Me parece bien. Tienen que aprender que si quieren hacer negocios con la ´Ndrangueta los plazos deben cumplirse.

–El mensaje fue recibido. La mayoría pagó una semana antes de que venciera su plazo –digo y mi hermano ríe.

–Bien hecho, hermanito.

Miro por la ventana de mi departamento y veo a toda la ciudad a mis pies. Las personas desde esta altura parecen hormigas pululando por todo Manhattan, y me pregunto si uno de esos puntos que veo se trata de Inés camino a su departamento o a su trabajo.

–No me dijiste que Inés estaba en Nueva York –digo distraído.

–¿Cómo sabes que ella está allá?

–Una coincidencia.

–Explícate mejor –masculla molesto.

–Fui a un bar y ella estaba trabajando en ese lugar. Terminó muy cansada y la acompañé a su departamento.

–¿Fuiste a su departamento? –pregunta en un siseo.

–No subí con ella si eso es lo que estás preguntando. ¿Por qué está trabajando?

–Quiere probarse a sí misma.

–La vi muy cansada. Apenas podía mantenerse en pie. No creo que sea bueno que llegue a esos límites para probar un punto.

–Intentamos que nos dejara pagarle la universidad, pero se negó. No quiere nada. El departamento lo compré para ella, pero se rehusó y está pagándome la renta por usarlo.

Sonrío al pensar en Inés. Es dura.

–Tenaz.

–Ni que lo digas –devuelve Dante sonando cansado–. En eso se parece a Fran.

–Yo la cuidaré mientras está en mi ciudad.

–Cuídala de todos, pero sobre todo de ti mismo –ordena–. Recuerda lo que hablamos.

–Tranquilo, hermano. No perderé mi puesto en la ´Ndrangueta. Menos por una mujer.

–Más te vale –dice–. Hablamos más tarde.

–Hablamos –digo y cuelgo la llamada.

Camino a mi habitación favorita en esta casa donde está esperándome Nancy, mi única amiga, y compañera sexual, completamente desnuda y arrodillada en el suelo esperando instrucciones.

–De pie –ordeno mientras me quito mi camisa–. Puedes mirarme.

Su mirada oscura y ansiosa me recibe y sonrío. Extrañaba tenerla en este lugar. Se fue seis meses a Londres para terminar su Master.

–¿Qué haré contigo hoy? –pregunto mientras me deleito mirando su cuerpo.

–He sido muy mala, mi señor. Merezco un castigo ejemplar.

–Manos arriba.

Sube de inmediato las manos y las amarro al sistema de sujeción del techo que tengo instalado.

Miro sus labios y hago algo que nunca he hecho antes. La beso.

La beso buscando la dulzura que encontré hace muchos años en los labios de la chica equivocada. Pero por supuesto lo único que encuentro es decepción.

Me alejo y sonrío a modo de disculpa.

–Quería probar algo –digo antes de sacar el cinturón de mi pantalón.

Nancy sigue mis movimientos y comienza a moverse ansiosa.

Doblo el cinturón en mis manos y camino alrededor de su bello y tonificado cuerpo. Sin advertirle doy un golpe certero en sus nalgas, dejando la marca de la hebilla.

Nancy grita y menea su trasero contra mi bragueta, pidiendo más.

Me alejo y doy otro golpe, esta vez bajo sus nalgas.

–Sí –gimotea–. Más, señor.

Lanzo seis golpes sucesivos por sus nalgas y muslos, dejándolos rojos y marcados como me gusta.

Espero el subidón al ver su piel en ese estado y al escuchar sus gritos, pero no siento nada.

–¿Qué pasa? –pregunta cuando me quedo frente a ella unos segundos sin hacer nada.

–No lo sé –digo y dejo caer el cinturón al piso antes de soltar sus muñecas de los grilletes.

Nancy se coloca la bata que dejó encima de la cama y se sienta en ella.

–Puedes hablar conmigo, Stefano. Sabes que soy psiquiatra y tu amiga, sé escuchar.

–No sé qué está pasando.

–¿Por qué me besaste? –pregunta con curiosidad.

–Ya te lo dije, quería probar algo.

–¿Qué cosa? –insiste con voz apacible.

–Ver si sentía lo mismo que sentí con otra mujer –digo mientras me afirmo en uno de los muebles donde tengo mis juguetes sexuales favoritos–. ¿Alguna vez has sentido excitación con algo tan inocente como tocar unos pies? –pregunto curioso.

–Las personas que vemos el sexo como tú y yo lo vemos tenemos dificultad para sentir deseo si no es a nuestra manera.

–Lo sé. Es primera vez que me pasa algo así. Yo nunca… –Callo sin saber cómo explicar todo lo que sentí esa noche en el metro mientras masajeaba los preciosos pies de Inés.

Era deseo, estoy seguro porque me empalmé, pero era más fuerte que lo que suelo sentir y solo toqué sus pies.

Acariciarla, escuchar sus gemidos y suspiros de satisfacción me encendió más rápido que cualquier cosa que haya probado alguna vez.

–¿Puede ser que el deseo aumente con lo prohibido? –pregunto tratando de entender lo que sucedió.

–¿Cómo un tabú?

–No. Si te digo que no puedes tener sexo con tu jefe, ¿lo harías?

Nancy sonríe. –No lo haría, pero mi jefe tiene setenta y dos años. Pero no, mi libido no aumenta si me prohíbes algo. No funciono así. Me gusta el dolor, eso es lo que me enciende. Siempre ha sido así para mí.

–Y a mí me enciende provocar dolor –declaro–. No sé qué me está pasando con esa niña.

–¿Niña? –interroga.

–Es mayor de edad –aclaro. No soy tan pervertido.

–Quizá deberías averiguarlo –propone–. A lo mejor encuentras otra forma de sentir placer, o puedes mezclar ambas.

Niego con mi cabeza. Aunque me encantaría averiguar si Nancy tiene razón respecto a Inés, no lo haré. No cederé mi cargo a mi primo. Eso no va a pasar mientras viva.

–Olvida lo que dije. Quizá tengo la famosa crisis de la mediana edad.

–Tienes veintisiete años, Stefano. Sinceramente dudo que sea la crisis de la mediana edad.

Me giro y abro uno de los cajones, saco una mordaza y se la enseño. Ya no quiero hablar más por hoy.

–¿Dónde quedamos? –pregunto.

Nancy sonríe y deja caer la bata de su cuerpo.

Me obligo a dejar de pensar en Inés y a disfrutar de lo que me gusta con Nancy.

Es lo mejor que puedo hacer esta noche.

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Mirta Ramirez
me encanto...aunq si.. triste el tema abuso infantil....pero dejaste una gran enaeñanza!!! el amor triunfa!!!.
Mirta Ramirez
qie tremendo!!! como daño su mente!!! q pie sa,wue estuvo bien!!!. cuantos niños viven hoy asi...
Mirta Ramirez
deberia eliminarlo...y tirar todo lo q hsy ahi... si lo ve...la pierde!!
Mirta Ramirez
como q algunas cosas quedan colgadas o soy muy detallista???
y su departamento??? no se arreglo???
y toda,su ropa q estaba en casa de Stefano???
Mirta Ramirez
que cosa tam fea .golpearse!!!
Lucy alejo
me encantó la novela y muy triste el tema que tocaste me dolió mucho
Lucy alejo
ahora sí quieres saber pendejo 😡
Lucy alejo
uy esto se va a poner bueno!! 🤭😂
Lucy alejo
jajaja cadaver 😂
Lucy alejo
eso es violación era menor de edad 😡 pero el no lo quiere aceptar en su mente eso es normal
Lucy alejo
necesita terapia!!
mariana arreola
Muy Bella Historia Excelente Novela
Nini Marin
pobre Stefano no acepta que fue abusado y lo ve muy normal necesita muchísima terapia apoyo para aceptar su pasado
Nini Marin
dicen que todo se paga en la vid y hay está flor pagando por todo el dolor que a causado y el trauma que le dejo a Stefano
Nini Marin
muchas veces juzgamos a las personas sin saber el dolor que llevan dentro simplemente nos dejamos llevar y ya sin pensar en el porque son asi
Nini Marin
huyyy eso es un dolor muy desgarrador perder los padres y queda un vacío en el corazón,mi madre estuvo hospitalizada y el día que murió yo estaba hay fue 2 años después de que mi padre muriera😩😩😩🙏🙏🙏
Nini Marin
y pensar que eso le pasa a muchos niños que los padres no están pendientes de ellos y le dejan la crianza a niñeras abusadoras y abusivas
Nini Marin
la verdad no entiendo el porqué tanto drama de Stefano si Inés sabe a qué se dedica y cuáles son sus negocios y si tanto la quiere y no puede vivir sin ella pues deje el sadomasoquismo y entreguése a la pasión con ella
Nini Marin
Inés necesita terapia para superar todo el trauma vivido y empezar de nuevo sin temores
Nini Marin
gracias escritora muchas gracias bendiciones
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