NovelToon NovelToon
La Niña Del Capo

La Niña Del Capo

Status: Terminada
Genre:Completas / Mafia / Dominación / BDSM / Diferencia de edad
Popularitas:929.7k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Yesenia Stefany Bello González

Stefano Messina es el nuevo Capo de la ´Ndrangueta, un cargo que nunca pensó que tendría. Para seguir siendo el jefe debe cumplir las reglas que le ha impuesto su hermano, siendo la más importante mantenerse alejado de Inés Guzmán. La dueña de sus fantasías más perversas.
¿Podrá hacerlo o caerá ante la dulzura de la única mujer que no puede tener?

NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Tabú

Stefano

–¿Cuánto nos debía? –pregunta mi hermano a través del teléfono.

–Diez mil dólares.

Se ríe. –Esto no lo hiciste por el dinero.

–No –contesto.

–Me parece bien. Tienen que aprender que si quieren hacer negocios con la ´Ndrangueta los plazos deben cumplirse.

–El mensaje fue recibido. La mayoría pagó una semana antes de que venciera su plazo –digo y mi hermano ríe.

–Bien hecho, hermanito.

Miro por la ventana de mi departamento y veo a toda la ciudad a mis pies. Las personas desde esta altura parecen hormigas pululando por todo Manhattan, y me pregunto si uno de esos puntos que veo se trata de Inés camino a su departamento o a su trabajo.

–No me dijiste que Inés estaba en Nueva York –digo distraído.

–¿Cómo sabes que ella está allá?

–Una coincidencia.

–Explícate mejor –masculla molesto.

–Fui a un bar y ella estaba trabajando en ese lugar. Terminó muy cansada y la acompañé a su departamento.

–¿Fuiste a su departamento? –pregunta en un siseo.

–No subí con ella si eso es lo que estás preguntando. ¿Por qué está trabajando?

–Quiere probarse a sí misma.

–La vi muy cansada. Apenas podía mantenerse en pie. No creo que sea bueno que llegue a esos límites para probar un punto.

–Intentamos que nos dejara pagarle la universidad, pero se negó. No quiere nada. El departamento lo compré para ella, pero se rehusó y está pagándome la renta por usarlo.

Sonrío al pensar en Inés. Es dura.

–Tenaz.

–Ni que lo digas –devuelve Dante sonando cansado–. En eso se parece a Fran.

–Yo la cuidaré mientras está en mi ciudad.

–Cuídala de todos, pero sobre todo de ti mismo –ordena–. Recuerda lo que hablamos.

–Tranquilo, hermano. No perderé mi puesto en la ´Ndrangueta. Menos por una mujer.

–Más te vale –dice–. Hablamos más tarde.

–Hablamos –digo y cuelgo la llamada.

Camino a mi habitación favorita en esta casa donde está esperándome Nancy, mi única amiga, y compañera sexual, completamente desnuda y arrodillada en el suelo esperando instrucciones.

–De pie –ordeno mientras me quito mi camisa–. Puedes mirarme.

Su mirada oscura y ansiosa me recibe y sonrío. Extrañaba tenerla en este lugar. Se fue seis meses a Londres para terminar su Master.

–¿Qué haré contigo hoy? –pregunto mientras me deleito mirando su cuerpo.

–He sido muy mala, mi señor. Merezco un castigo ejemplar.

–Manos arriba.

Sube de inmediato las manos y las amarro al sistema de sujeción del techo que tengo instalado.

Miro sus labios y hago algo que nunca he hecho antes. La beso.

La beso buscando la dulzura que encontré hace muchos años en los labios de la chica equivocada. Pero por supuesto lo único que encuentro es decepción.

Me alejo y sonrío a modo de disculpa.

–Quería probar algo –digo antes de sacar el cinturón de mi pantalón.

Nancy sigue mis movimientos y comienza a moverse ansiosa.

Doblo el cinturón en mis manos y camino alrededor de su bello y tonificado cuerpo. Sin advertirle doy un golpe certero en sus nalgas, dejando la marca de la hebilla.

Nancy grita y menea su trasero contra mi bragueta, pidiendo más.

Me alejo y doy otro golpe, esta vez bajo sus nalgas.

–Sí –gimotea–. Más, señor.

Lanzo seis golpes sucesivos por sus nalgas y muslos, dejándolos rojos y marcados como me gusta.

Espero el subidón al ver su piel en ese estado y al escuchar sus gritos, pero no siento nada.

–¿Qué pasa? –pregunta cuando me quedo frente a ella unos segundos sin hacer nada.

–No lo sé –digo y dejo caer el cinturón al piso antes de soltar sus muñecas de los grilletes.

Nancy se coloca la bata que dejó encima de la cama y se sienta en ella.

–Puedes hablar conmigo, Stefano. Sabes que soy psiquiatra y tu amiga, sé escuchar.

–No sé qué está pasando.

–¿Por qué me besaste? –pregunta con curiosidad.

–Ya te lo dije, quería probar algo.

–¿Qué cosa? –insiste con voz apacible.

–Ver si sentía lo mismo que sentí con otra mujer –digo mientras me afirmo en uno de los muebles donde tengo mis juguetes sexuales favoritos–. ¿Alguna vez has sentido excitación con algo tan inocente como tocar unos pies? –pregunto curioso.

–Las personas que vemos el sexo como tú y yo lo vemos tenemos dificultad para sentir deseo si no es a nuestra manera.

–Lo sé. Es primera vez que me pasa algo así. Yo nunca… –Callo sin saber cómo explicar todo lo que sentí esa noche en el metro mientras masajeaba los preciosos pies de Inés.

Era deseo, estoy seguro porque me empalmé, pero era más fuerte que lo que suelo sentir y solo toqué sus pies.

Acariciarla, escuchar sus gemidos y suspiros de satisfacción me encendió más rápido que cualquier cosa que haya probado alguna vez.

–¿Puede ser que el deseo aumente con lo prohibido? –pregunto tratando de entender lo que sucedió.

–¿Cómo un tabú?

–No. Si te digo que no puedes tener sexo con tu jefe, ¿lo harías?

Nancy sonríe. –No lo haría, pero mi jefe tiene setenta y dos años. Pero no, mi libido no aumenta si me prohíbes algo. No funciono así. Me gusta el dolor, eso es lo que me enciende. Siempre ha sido así para mí.

–Y a mí me enciende provocar dolor –declaro–. No sé qué me está pasando con esa niña.

–¿Niña? –interroga.

–Es mayor de edad –aclaro. No soy tan pervertido.

–Quizá deberías averiguarlo –propone–. A lo mejor encuentras otra forma de sentir placer, o puedes mezclar ambas.

Niego con mi cabeza. Aunque me encantaría averiguar si Nancy tiene razón respecto a Inés, no lo haré. No cederé mi cargo a mi primo. Eso no va a pasar mientras viva.

–Olvida lo que dije. Quizá tengo la famosa crisis de la mediana edad.

–Tienes veintisiete años, Stefano. Sinceramente dudo que sea la crisis de la mediana edad.

Me giro y abro uno de los cajones, saco una mordaza y se la enseño. Ya no quiero hablar más por hoy.

–¿Dónde quedamos? –pregunto.

Nancy sonríe y deja caer la bata de su cuerpo.

Me obligo a dejar de pensar en Inés y a disfrutar de lo que me gusta con Nancy.

Es lo mejor que puedo hacer esta noche.

1
Anonymous
esta historia es muy interesante me encanta
Anonymous
esos. malditos no se acaban
More Arcia
Excelente historia, felicitaciones
Anonymous
sin darnos cuenta le confiamos a nuestros hijos a personas que no s9n confszblrs
Anonymous
hay muchas maneras de disfrutar sin pasarte
Anonymous
el fue giolado pero le metieron en la cabeza otra cosa
Erika Bustamante
excelente
Betty Montaya
Me gusta que plantearas este tema tan delicado el maltrato infantil es aberrante pero sucede en nuestro entorno y la posibilidad de salir adelante como en esta historia con amor incondicional y con fe te felicito muy bella
Yesenia Bello González: Muchas gracias por tus lindas palabras y por la puntuación 😊 💜 💕 🙌 💛 ♥️ 😊
total 1 replies
Anonymous
él ya no necesita de esas cosas, pues se siente bien y dusfrcon ella, y lo de las nalgadas muchos lo hacen hasta a mi me han tocado alguna vez
Anonymous
qué bueno que tiene padres tan comprensivos
Anonymous
Excelente
Anonymous
es una novela maravillosa me encanta
Anonymous
es una situación muy complicada
Betty Montaya
Bueno entre gustos y colores 🌈 no hay nada escrito cada disfruta de la mejor manera que la haga sentir bien en este mundo haya de todo y para todos
Lamaga Toledo
Excelente
Faby Mena
Felicitaciones escritora por está novela, no es fácil superar ciertos traumas.
Betty Montaya
Ines tiene que tener mucha confianza en el amor que siente por Stéfano primero está Nancy y luego esa habitación que acaba de ver no lo tiene facil pero tampoco imposible
Anonymous
la comprende
Anonymous
ahora va a intentar ayudarlos
Anonymous
si se a dado cuenta, pero a ella también le gusta de ese modo
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play