Cristell obtiene una pasantía en una empresa de renombre. ¡Una oportunidad única! Sobre todo porque el CEO le da un puesto demasiado cercano a su corazón y así, ella descubre que su jefe se encuentra enamorado de una secretaria dulce. ¿Quién es esa señorita afortunada?
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INTERÉS
—¿Quieren cerveza? Pediré que nos traigan —dice Joaquín.
Estamos cenando tacos de asada, en mi plato hay tres tacos, guacamole, cebollitas asadas y un jalapeño a medio morder. ¡Delicioso!
—¿Estás bien? —Alma me pregunta—. Desde que llegamos estás como pensativa, ¿te pasó algo?
—¡Todo bien! Es solo que estoy un poco cansada, estuve redactando varios memos.
—Bueno, ya ni pienses tanto en el trabajo y disfruta esta cena, Joaquín es muy generoso esta noche —ella me da ánimo y muerde su taco. Su boca se mancha de guacamole.
—¿Gustas una cerveza? —Daniel me ofrece.
—Bueno, está bien —acepto.
Me ofrece una botella de Corona, la bebida está espumosa y al entrar en mi cuerpo, comienzo a sentirme un poco relajada.
—¿Y tienes novio? —Daniel quiere saber, me mira con atención.
—No, no tengo novio.
—¡Eres muy linda! —Pareciera que el alcohol se le ha subido a Daniel, ya lleva más de seis cervezas.
—No molestes a Cris, es obvio que ella es bonita, no necesita que alguien ebrio como tú se lo repita —Alma interfiere.
—¡Está bien! Ya no te voy a molestar Cris, no es mi culpa que me gustes —Daniel no parece apenado por lo que dice y me sorprende escucharlo así de sincero.
Termino mi comida, doy un trago a mi cerveza y me siento satisfecha.
—Tengo que irme, ya es tarde —me despido de mis compañeros.
—¿Y cómo volverás a casa? —Joaquín se preocupa.
—Pediré un Uber, no se preocupen.
Abro mi aplicación y solicito un viaje.
—¿Quieres que te acompañe? —Daniel se ofrece.
—¡No es necesario! Sigue disfrutando de la cena.
Mi celular comienza a timbrar y no es mi mamá. ¡Su nombre me hace sentir nerviosa!
—Nos vemos mañana, cuídense mucho —me despido de mis compañeros.
Al salir de la taquería respondo sin dudar a su llamada.
—Hola. ¡Buenas noches!
—¡Buenas noches, Cris! ¿Cómo estás?
—Bien, todo en orden. ¿Tú qué tal?
—Estoy por irme a dormir.
—Perfecto, espero que tengas un buen descanso.
—Gracias —se queda callado, su silencio hace que mi corazón lata con más intensidad—. ¿Pudiste pensar en lo que te pedí esta tarde?
Trago saliva, siento un nudo en el pecho y sé que en parte se debe a mi inseguridad. ¡Aún no sé que debo responder!
—Aún sigo pensando, aunque sinceramente, prefiero ser solo tu secretaria.
—¿Te doy miedo?
—No me das miedo, pero esto es nuevo para mí. Nunca me habían pedido algo así.
—Para mí también es nuevo.
—Bueno, aún no lo he decidido.
—¿Estás en tu casa?
—No.
—¿Dónde estás?
—Lejos de ti, eso es un hecho —sonrío con picardía.
—Tienes razón. Nos vemos mañana.
—Claro. ¡Descansa! Pasa buena noche.
...🫦🫦🫦...
—¡Dame un consejo! —Le pido a mi madre.
Ella está en su cama, su espalda está recargada contra la cabecera y juega Candy Crush Saga.
—¿Sobre qué quieres el consejo? —Ella no me mira, está tan concentrada en su juego.
—Mi jefe quiere que seamos novios —soy directa.
—¡¿Te pidió eso?! —Ahora sí me mira.
—Sí, dice que quiere que seamos novios para aparentar ante su madre.
Mamá parece un poco sacada de onda.
—¿Aparentar ante su madre? La gente rica sí que está loca.
—No digas eso ma, Ferrazzi no está loco.
—¿Y entonces por qué te pediría que fueras su novia de apariencia? Ese hombre quiere usarte.
—¿Usarme? Claro que no.
—Es que eres tan inocente, fue una mala idea que te postularas para esa empresa. ¡Esto no es normal! Estoy segura de que ese hombre planea hacer algo contigo.
—¿Y qué crees que pudiera hacerme? Yo creo que es un buen tipo. Somos amigos.
—¿Amigos? Apenas lo conoces de hace dos días y ya dices que es tu amigo.
—Es que tenemos algunas cosas en común.
Ella me mira con incredulidad, me encanta cuando me mira así.
—¿Qué tienen en común?
—Bueno, ambos tenemos padres finados.
—¡¿De verdad?!
—Sí, él me lo contó y yo nunca le pregunté.
—¿Tú le contaste primero sobre tu padre?
—Sí.
—Bueno, entonces fue reciprocidad. Si tú le cuentas algo íntimo a alguien y esa persona decide contarte algo íntimo, entonces si hay algo parecido a la amistad.
—Ferrazzi es agradable.
—¿Te gusta?
—¡Ammm! No que me guste de esa forma pero, si creo que es guapo.
Mi madre sonríe con emoción y sus cejas están levantadas con mucha energía. ¡Ella tiene picardía en su alma!
—Que sea un hombre guapo no le quita la locura. ¿Cómo se le ocurre decirte que sean novios solo de apariencia? ¡Eso es algo muy intenso!
Soy yo quien se ríe ahora.
—¿Debería aceptar?
Ella parece meditar.
—Supongo que deberías pensar bien las cosas, trata de averiguar porque a ti.
—¿Averiguar por qué me hizo esa propuesta?
—Sí, digo, no eres su primera secretaria y supongo que tal vez no seas la última.
—Él dijo que es porque yo le agrado a su madre.
—¿Y solo le agradas a su madre? Cenaron juntos, ¿no?
—Sí.
—¿Cuántas veces?
—Dos veces.
—¡Eso es lo curioso de todo esto! ¿Qué jefe cena con su secretaria dos veces seguidas?
...🫦🫦🫦...
Es jueves, dejo mi bolso sobre el escritorio y encuentro un clavel amarillo en el teclado de mi computadora. ¿Quién me está mandando flores? Vuelvo a examinar por todos lados para ver si encuentro al responsable de esto. ¡Nadie parece estar atento a mí!
Tomo la flor entre mis dedos y la llevo a mi nariz. ¡Huele bien! Tiene un aroma delicioso como a vainilla. ¡Me encanta! Coloco la flor junto a las otras dos y el teléfono suena.
—Cristell Corona a sus órdenes, ¿en qué puedo ayudarle?
—Señorita Corona, soy Genaro, el médico de Massimo. Te hablo para agendar su cita médica.
—¡Por supuesto! —Abro la agenda de Massimo—. ¿Qué día sería?
—El próximo viernes.
—¿Alguna indicación?
—Quiero que traiga laboratorios. Carga viral y conteo de CD4.
Al escuchar lo que requiere, mi mente parece pensar en la salud de Massimo. ¡Sé para que son esos estudios!
—¿Algo más?
—No. Solo eso.
—Perfecto, entonces, la cita sería para el próximo viernes, debe llevar laboratorios y ¿a qué hora sería?
—Cierto, se me estaba pasando. A las doce en punto.
—¡Muy bien! Yo le notificaré al señor Ferrazzi. ¡Muchas gracias doctor!
—Para servirte. ¡Buen día!
—¡Buen día!
Cuelgo el teléfono, mi corazón late con curiosidad y entonces me inquieto un poco. ¿Massimo está diagnosticado con lo que creo que está diagnosticado?