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ERICK

ERICK

Status: Terminada
Genre:Completas / Intrigante / Policial / Casos sin resolver
Popularitas:1.6k
Nilai: 5
nombre de autor: JH NOVEL

Erick un antiguo detective retirado es una persona obsecionada con un caso de desapricion del pasado resibe una misteriosa llamada anonima que lo llevara a volver al caso, el inicio que comenzo con esta llamada lo metera a los planes de una organizacion que nos dice que el secuestro de laura no es tan simple como parece

La historia está hecha para que te preguntes si hubieras seguido las decisiones que Erick toma a lo largo de la historia

NovelToon tiene autorización de JH NOVEL para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿Entras en la iglesia?

Sales de la cámara subterránea, el peso de la tierra húmeda y el olor a almendras amargas aún impregnados en tu ropa. La noche envuelve Willow Creek en un silencio sepulcral, roto solo por el susurro del viento entre las casas abandonadas. Tu mente ya trabaja, procesando la información: "Iglesia…reloj…medianoche…"

Te diriges hacia la iglesia más cercana, guiado por una vaga memoria de tu tiempo aquí hace diez años. La oscuridad te envuelve, la única luz proviene de tu linterna, que proyecta sombras alargadas y deformes a tu alrededor. El camino está en malas condiciones, lleno de grietas y piedras sueltas. El crujir de las hojas bajo tus pies parece exageradamente fuerte en la quietud de la noche.

Al llegar a la iglesia, una estructura imponente y sombría, notas que está abandonada. Las ventanas están rotas, las paredes están cubiertas de grafitis y los muros de piedra parecen estar a punto de derrumbarse. Un sentimiento de desasosiego te invade, más profundo que la simple inquietud de la investigación. El silencio es aún más denso aquí, como si la misma piedra respirara una historia oscura y olvidada.

La puerta principal está destrozada, dejándote paso a un interior donde la oscuridad es casi total. El olor a humedad y a polvo se mezcla con un débil aroma a incienso podrido. El aire mismo parece denso, pesado, como si llevara consigo el peso de años de secretos y silencios. En medio de la oscuridad, distingues vagamente las formas de los bancos rotos, el altar destrozado y el reloj de pared, inmóvil, detenido en una hora incierta.

Te acercas al reloj de pared, su estructura de madera oscura y desgastada apenas visible en la penumbra de la iglesia abandonada. El polvo se acumula sobre su superficie, oscureciendo los detalles. Con cuidado, limpias una sección del cristal con el paño que llevas contigo, revelando las manecillas detenidas en las doce en punto. La hora de medianoche. Una coincidencia? No lo crees. Observas más de cerca la maquinaria del reloj; está oxidada, pero no parece haber sido forzada. Los engranajes están rotos en varios puntos, pero el daño no es reciente; parece fruto del paso del tiempo y la negligencia.

Sin embargo, algo llama tu atención. Detrás del mecanismo principal, parcialmente oculto por una capa de polvo y telarañas, encuentras una pequeña puerta, casi invisible, como una compuerta de acceso al interior del reloj. Es minúscula, apenas un centímetro de ancho, y está cerrada con un pequeño pestillo. El metal del pestillo está frio al tacto, y sientes una textura inusual, casi áspera, como si estuviera grabado con diminutos símbolos. La curiosidad, el impulso casi obsesivo de desentrañar el misterio, te domina. Te das cuenta de que la limpieza superficial que has realizado en el cristal se ha extendido hasta parte del mecanismo del reloj, y ahora te das cuenta de que, casi escondido por la suciedad, hay un pequeño grabado en la parte inferior del cristal. Es una serie de números: 271. Tu corazón da un vuelco. Recuerdas la combinación del candado de la caja metálica... 2, 7, y un 1 o un 4 borroso... ¿Es esta la respuesta que estabas buscando? ¿O es una nueva pieza del rompecabezas, más compleja y desconcertante que las anteriores?

Con una fuerza controlada, evitas dañar el delicado mecanismo del reloj. Tus dedos, endurecidos por años de trabajo, ejercen presión sobre el pequeño pestillo. Un leve chasquido resuena en el silencio de la iglesia, y la diminuta puerta cede, revelando un espacio oscuro y estrecho. El olor a vainilla, más intenso ahora, se mezcla con un nuevo aroma metálico y rancio. Unas pinzas de metal, una herramienta que llevas siempre contigo por si acaso, te ayudan a extraer con cuidado un pequeño cilindro de metal del interior del reloj. Está frío al tacto, y su superficie está cubierta por una fina capa de óxido.

Al examinarlo bajo la luz tenue de tu linterna, percibes una inscripción grabada con precisión: un símbolo que te resulta familiar, similar al que viste en el remache del componente metálico que encontraste junto al cuerpo de la mujer. Además del símbolo, hay una serie de números, apenas visibles: 1984. ¿Una fecha? ¿Un código? La posibilidad de que sea la clave para descifrar el resto de las pistas te electrifica. El cilindro tiene un peso inusual, y al girarlo sientes una leve resistencia. Parece contener algo en su interior.

Sin embargo, el pequeño espacio dentro del reloj dificulta su manipulación. El cilindro no se abre, ni se desarma fácilmente.

Con una paciencia forjada por años de minuciosa investigación, usas las pinzas para intentar forzar el cilindro. Aplicas presión con cuidado, evitando romper el delicado metal. El óxido cruje bajo la presión de las pinzas. Un leve desplazamiento, un pequeño giro, y de pronto sientes que algo cede. El cilindro se abre, revelando un pequeño compartimento en su interior.

Dentro, envuelto en un trozo de tela fina y desgastada de un color púrpura oscuro, descansas un pequeño medallón de oro. Su superficie está grabada con un intrincado diseño, que parece representar una mariposa con las alas extendidas. Pero lo que te llama la atención no es el diseño, sino una pequeña inscripción grabada en la parte trasera del medallón: "L.M. 12/08/1994". La fecha coincide con la fecha de la desaparición de Laura Miller.

La "L.M." es inequívoca. Un escalofrío te recorre la espalda. El medallón es pequeño y pesado, una pieza de joyería fina, contrastando con el rústico cilindro en el que estaba escondido. La tela que lo envolvía tiene un leve aroma a lavanda, el mismo aroma que percibiste en la cámara subterránea. La confirmación te golpea como un puñetazo.

La conexión entre la mujer muerta y Laura Miller es innegable. Ahora, necesitas entender el significado del medallón, su procedencia y su conexión con el resto de las piezas del rompecabezas.

Sacas tu lupa, un instrumento tan familiar como tu propia mano, y la enfocas sobre el medallón de oro. La luz tenue de tu linterna se amplifica, revelando detalles antes invisibles a simple vista. El diseño de la mariposa, aparentemente sencillo a primera vista, se revela como una obra de arte minuciosamente detallada. Cada vena de las alas, cada pequeña escama, está grabada con precisión. Pero es en la inscripción "L.M. 12/08/1994" donde la lupa te revela algo crucial.

Entre las letras, casi imperceptible a simple vista, hay una serie de pequeños puntos grabados, formando un patrón. No son errores; son intencionales. Parecen formar una secuencia, casi un código. Reconoces el estilo de cifrado: un sistema de puntos y rayas, similar al código Morse. La emoción te recorre de nuevo. Este medallón no es solo un recuerdo; es un mensaje oculto, una pieza clave para resolver el misterio de Laura Miller.

El material, el diseño, la fecha, el cifrado… todo apunta a una conexión profunda, pero el significado de estos puntos y rayas aún permanece oculto. El peso del medallón en tu mano es significativo; no es sólo oro; hay algo más, una densidad, una solidez que va más allá de la simple joya. La textura del oro, bajo la lente de aumento, revela un sutil grabado de líneas sinuosas, casi microscópicas, que parecen entrelazarse. ¿Son parte del código Morse, o algo diferente? ¿Hay otra pista oculta en la textura misma del metal? El aroma a lavanda persiste sutilmente, recordándote la cámara subterránea y la mujer muerta.

1
María auxiliadora Hernández
Muy malo
María auxiliadora Hernández
Normal
Grasiz Venegas Beroiza
Uf! Todo lo que he leído hasta aquí, me ha dejado con un exquisito sabor a misterio policial. Muy parecido a esas series de los años ochenta, cuando el detective está en el meollo del asunto, y nos íbamos a comerciales. Sinceramente, me encanta. Realmente me atrapó este relato. Sigo leyendo, para saber hasta donde lo llevan las percepciones latentes de esa cámara misteriosa e intrigante. Espero y no se intoxique con el persistente aroma a almendras amargas... 😱😱😱
JOSEPH HILL: gracias, pero mas adelante la historia escala muy rapidamente a eacalas mayores asi que no se si sera de tu gusto, solo espero que lea la historia hasta el final
total 1 replies
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