Cristóbal Devereaux, un billonario arrogante. Qué está a punto de casarse.
Imagínatelo. De porte impecable, a sus 35 años, está acostumbrado a tener el control de cualquier situación. Rodeado de lujos en cada aspecto de su vida.
Pero los acontecimientos que está a punto de vivir, lo harán dar un giro de 180 grados en su vida. Volviéndose un hombre más arrogante, solitario de corazón frío. Olvidándose de su vida social, durante varios años.
Pero la vida le tiene preparado varios acontecimientos, donde tendrá que aprender a distinguir el verdadero amor. Y darse la oportunidad de amar libremente.
Acompañame en está nueva obra esperando sea de su agrado.
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la cirugía
La mañana de la cirugía, él quirófano estaba lleno de doctores que asistirían al neurocirujano, enfermeras, lleno de máquinas. El doctor Ramos le tomó la mano justo antes que la anestesia hiciera efecto.
-- Cuando despiertes comienza otra batalla. Pero estarás del otro lado, Lucía. Y no estarás sola. --
Y entonces la oscuridad la invadió.
Esa tarde después de entrar al quirófano, Lucía solo contó con la presencia de su madre, y de Henry. Cristóbal no había vuelto a visitarla desde la última vez que habían hablado. Pero tampoco le restaba la menor importancia, ya era más que suficiente. Que el se estuviera encargando de todos los gastos, los mejores neurocirujanos, y doctores que la acompañaban.
A fuera en los pasillos, solo se encontraban Maria y Henry, que estaba al pendiente de cualquier cosa que se podría ofrecer. Mientras que Cristóbal, se encontraba en su mansión, llevaba varios días que no llegaba a dormir. Su madre al saber que estaba en su despacho bajo de inmediato, con ese porte y elegancia, camino hacia el despacho de su hijo, entro sin llamar a la puerta.
-- Hasta que te dignas de llegar a tu casa. Deberías de estar en la clínica, alado de tú esposa. Sabes que en estos momentos está en quirófano. --
-- ¿Que quieres? , ¿A que haz venido? --
-- ¿Qué? Ahora tengo sacar cita, para ve a mi hijo. --
-- Deberías. --
-- Que grosero eres, no tienes respeto hacía mi, que soy tu madre. --
Cristóbal solo le rodó los ojos en blanco a su madre conteniendo la irá, sabía que no podía responderle a su madre como él quisiera pues se trataba de la mujer que le había dado la vida.
-- Estoy cansado, de lo mismo siempre, cuando nos vemos es solo para discutir. --
-- Porque así lo quieres tú, yo solo vengo. Porque quiero saber por qué diablos Cristóbal Devereaux. Tienes a tu suegra como una empleada más de tu casa. --
-- Así es como debe de ser. --
-- Pero que te pasa, te volviste loco. Es la madre de tu esposa. --
-- Has dicho. Esposa.. Tú sabes muy bien por qué me case con ella. Si todo sale bien pronto todo volverá a la normalidad. --
Leonora se queda sin poder creer lo que su hijo acaba de decir.
-- Pero, que es lo que estás tratando de decir. No estarás pensado en él divorció. --
-- Si mamá. --
-- Tú no te puedes divorciar, de ella. No lo permitiré jamás Cristóbal Devereaux. --
Leonora sale furiosa del despacho de su hijo, toma su teléfono, para hacer una llamada, en cuanto su llamada es contestada.
-- Dime Henry, tienes noticias. ¿Cómo va la cirugía? --
-- Señora, hasta el momento no sabemos nada. --
-- Henry, tú sabes algo sobre la decisión que Alexander piensa tomar. --
-- De que está hablando señora. No le entiendo. --
--Cristóbal, se piensa divorciar. --
-- No señora, no me ha informado nada, hasta el momento. --
-- Tú sabes que eso no puede suceder. Ellos no se pueden divorciar. --
Leonora corta la llamada, al escuchar la voz de Cristóbal.
-- Porque no me puedo divorciar de ella. A que te refieres con eso. --
-- En verdad quieres saber la razón, por la que no te puedes divorciar. --
-- Sí, quiero saber por qué motivo tú no quieres que yo me divorcié de esa mujer. Ella no pertenece a nuestro círculo social. --
-- Si vas a hablar de círculo social, empecemos por nosotros. Acaso tu crees que tu padre y yo pertenecíamos a un alta sociedad. --
-- De que estas hablando. --
Pero en esos momentos, el teléfono de Cristóbal suena, y contesta.
-- Dime Henry. --
-- Hace unos minutos, nos informaron que hubo complicaciones, pero ya todo está bien. --
Leonora se preocupa.
-- Que pasa hijo. --
-- Al parecer hubo alguna complicación. --
Leonora sale rápidamente de la casa le pude a su chofer que la lleve a la clínica, quiere acompañar a Maria mientras dura cirugía. Cuando llega a la clínica de inmediato se dirige a la sala de espera donde se encuentra Henry y la madre de Lucía, en cuento la ve va junto a ella, las dos mujeres se abrazan.
-- Tranquila Maria, todo va a salir bien. Ella es joven. --
-- Gracias, señora. --
Las horas comienzan a pasar, la cirugía duro más de diez horas. El despertar fue lento, confuso, doloroso. Las luces, los pitidos de las máquinas, a los que estaba conectada Lucía, las voces... Todo parecía un eco lejano. Cuando logro enfocarse, vio a Henry, el asistente de Cristóbal, junto a la cama. No estaba sonriendo, pero sus ojos mostraban alivio.
-- Salió bien. Fue larga la espera, pero estás bien. --
Lucía no pudo hablar, solo lloró en silencio. No de miedo esta vez. Era una esperanza. Dolorosa, tenue, pero real. Unos segundos entraron los doctores que la atendieron en la cirugía.
-- Las primeras semanas de recuperación son primordial para empezar con las terapias. No será fácil, la cirugía fue todo un éxito. --
-- Gracias. Lo que más deseo, es volver a caminar. --
-- Bien, Lucía. Te veré mañana.
Pasaron varios días, Luego semanas. Las terapias eran cada vez más intensas. Pero no había cambios. Había logrado sentir un ligero hormigueo en uno de sus pies. Para Lucía eso ya era una pequeña batalla ganada.
Aunque Cristóbal no estaba ahí, para apoyarla, Lucía sabia que seguía pagando las mejores terapias, los mejores médicos, el mejor equipo de terapeutas. No lo necesitaba cerca. Pero tampoco podía ignorar que su vida, aún ahora dependía en parte de él.
Esa mañana, mientras Lucía estaba en sus terapias Henry, el asistente de Cristóbal le informo que ya era hora de regresar a casa. Lucía se negó pues pensó que ya no seguiría con la terapias. Henry le explicó que Cristóbal le había ordenado que se encargará de todo, para que sus terapias las realizará en la mansión Devereaux.
En ese instante entraron varias empleadas se encargaron de levantar todas sus pertenecías, poco después una enfermera entro llevando una silla de ruedas, Henry ayudo a Lucía a sentarla en la silla.
-- Henry dime donde está mi madre, lleva varios días que no viene a verme. --
-- Ella está en casa, esperando su llegada. --
-- Es él verdad, que no permite que ella venga a verme. --